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«La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas»
Carmelo López-Arias Montenegro
La Iglesia reconoció a Franco
Declaraciones de la Iglesia sobre la figura de Francisco Franco y la Guerra Civil. Desde 1936 a 1975
Edición Producciones Armada, 2019
Pulse sobre este enlace escargar el libro en formato pdf
Recesión publicada en junio-2019
Para muchos católicos resulta inexplicable la frialdad de los obispos españoles ante el intento gubernamental de profanar la tumba de Franco, como expresión última del mismo odio que ha llevado a arrancar de todo lugar cualquier símbolo que le recuerde. En aquellas ocasiones en las que los responsables episcopales defienden los dictados del sentido común y de la ley (a saber, que la decisión sobre sus restos corresponde a su familia), lo hacen siempre con patente incomodidad ante el personaje, evitando que cualquier observación sobre el proceso administrativo pueda entenderse como una valoración positiva sobre la víctima de la profanación. Como si la víctima de la profanación (víctima de una sostenida campaña de desprestigio desde el establishment político, académico, cultural y mediático fabricado en la Transición) debiese añadir al oprobio un pudoroso avergonzamiento general.
Con la publicación de La Iglesia reconoció a Franco, Producciones Armada sale al paso de esta actitud con un doble recordatorio. Primero, qué dijeron los obispos españoles en los últimos días de vida de Francisco Franco. Y segundo, qué dijeron sobre la guerra civil.
Nadie puede pensar que el 20 de noviembre de 1975 alguien se sintiese obligado a tributar un elogio a Franco, y menos que nadie un obispo. Fueron, pues, sinceros al ensalzarle:
Son las que más pueden sorprender al lector por la trayectoria posterior de esos prelados. Pero el texto incluye también las más expresivas y calurosas del cardenal Marcelo González Martín, arzobispo de Toledo; José María García Lahiguera, arzobispo de Valencia; Pedro Cantero, arzobispo de Zaragoza; o los obispos José Guerra Campos (Cuenca), Luis Franco Cascón (Tenerife), Demetrio Mansilla (Ciudad Rodrigo), Ángel Temiño (Orense)…
Podríamos resaltar la de monseñor García Lahiguera, en proceso de beatificación, quien sentencia: “Era un hombre de fe. Pero no de fe de relumbrón. Fe que basaba en obras… Hombre de fe, entregado a obras de caridad, a favor de todos, pues a todos amaba. Hombre de humildad”. Y destaca que siempre incluía a Dios en sus conversaciones.
Ésta es la parte principal de La Iglesia reconoció a Franco.
Además, Producciones Armada ha añadido al volumen la Carta Colectiva del episcopado español de 10 de julio de 1937, de la que entresacamos este juicio: “Ha aparecido tan claro, desde sus comienzos, que una de las partes beligerantes iba a la eliminación de la religión católica en España, que nosotros, obispos católicos, no podíamos inhibirnos sin dejar abandonados los intereses de Nuestro Señor Jesucristo”. Y así, “mientras en la España marxista se vive sin Dios, en las regiones indemnes o reconquistadas se celebra profusamente el culto divino y pululan y florecen nuevas manifestaciones de la vida cristiana”.
El libro recoge asimismo algunas opiniones sobre la guerra y sobre Franco de los Papas de su tiempo. Y recuerda que Pío XII le impuso el Gran Collar de la Orden Suprema de Cristo, nombrándole Caballero de la Milicia de Jesucristo, en atención a dos méritos: el “entusiasmo y colaboración” de las autoridades civiles para el Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona en 1952, y la “adhesión la cátedra de San Pedro” de Franco en la firma en 1953 del Concordato entre la Santa Sede y España, que aquel Papa consideró siempre modélico.
Ése es el hombre sobre el que quiere perpetrarse la aberración suma de ultrajar sus restos. Son más comprensibles los odios que los silencios.