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16 abril 2018 • Hasta los archivos han sido objeto de “sacas” y expurgos

José María Manrique García

La Memoria Histórica como ataque subversivo a España y a la Cristiandad

Retirada de una frase de José Antonio que invita a la reconciliación: «Ojalá fuera la mía, la última sangre española que se vertiera en discordias civiles»

Todo lo que rodea a la denominada “Memoria Histórica” es una falsedad que apenas encubre el secular ataque a España mínimamente remozado. Un remedo local y actualizado de la Leyenda Negra impulsada por los mismos “organismos o entes internacionales” que la odiaban y odian por lo que supone su esencia, su catolicismo medular y su influencia, especialmente en Las Españas, en Iberoamérica.

Para empezar, la memoria no es precisamente el vehículo mejor para conocer la verdad, dado el subjetivismo de cada observador y los estragos que en las neuronas produce el paso del tiempo. Es la Historia, con mayúsculas y como ciencia, la que debe aportar luz sobre el pasado.

Centrado el tema, lo primero que hay que constatar es que no es problema exclusivo de “la Izquierda” española, aunque lo que pretende ser “la derecha”, en realidad algo más a la siniestra del centro-progresista del PP, quiera hacérnoslo creer.

Haciendo un poco de historia, fueron los sectores liberaloides del Régimen anterior los que “el motor del cambio, el rey emérito, utilizó para demolerlo con el artificio “de la ley a la ley” de Torcuato Fernández Miranda. Luego, UCD siguió utilizando la piqueta para no dejar ni los cimientos. Desde mi experiencia profesional como militar soy testigo de las primeras supresiones de tradiciones, emblemas, escudos, normas y un largo etcétera.

En este camino iniciado por el centroprogresismo muy pocos recordarán que el 19 de julio 1986, cuando se cumplían 50 años del comienzo de la Guerra o Cruzada de Liberación, como fue oficialmente conocida, fue el PSOE de Felipe González, con mayoría absoluta y recién ganadas las elecciones por 2ª vez, es decir, sin necesidad de mucha propaganda y componendas, quien realizó una declaración escrita sobre la efeméride, diciendo:

“Una guerra civil no es un acontecimiento conmemorable, por más que para quienes la vivieron y sufrieron constituyera un episodio determinante en su propia trayectoria biográfica … es definitivamente historia, parte de la memoria de los españoles y de su experiencia colectiva … no tiene ya -ni debe tenerla- presencia viva en la realidad de un país cuya conciencia moral última se basa en los principios de la libertad y de la tolerancia … (aun recordando) con respeto a quienes, desde posiciones distintas a las de la España democrática, lucharon por una sociedad diferente, a la que también muchos sacrificaron su propia existencia … nunca más, por ninguna razón, por ninguna causa, vuelva el espectro de la guerra y del odio a recorrer nuestro país, a ensombrecer nuestra conciencia y a destruir nuestra libertad … Por todo ello el Gobierno expresa también su deseo de que el 50º aniversario de la guerra civil selle definitivamente la reconciliación de los españoles”.

Es verdad que aquello era un brindis al sol, una declaración para la galería, pero estaba dicho y públicamente, aunque la callada labor de zapa seguía. Una prueba palpable es que al año siguiente el “Real Decreto 394/1987 de 18 de marzo por el que se regulan los escalafones del personal de las Fuerzas Armadas y Guardia Civil”, suprimió de un plumazo y definitivamente del encabezamiento de las “Escalillas” de los cuerpos militares, pues algunos escarceos ya había habido, los siguientes héroes:

  • Capitanes de Artillería Luis Daoiz y Pedro Velarde y el Teniente de Infantería Jacinto Ruiz, Héroes del Dos de Mayo de 1808. Figuraban según Decreto de la Regencia dado en Cádiz el 7 de julio de 1812.
  • Capitán de Infª. Vicente Moreno, muerto en Granada en 1810 (Gª. Independencia).
  • Capitán de Caballería Pedro Regalado, por la Acción de Orduña en 1836 (Gª Carlista, ejército liberal).
  • Tte. Cor. Cabª. Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, Acción de Monte Arruit en 1921 (Gª África).
  • Capitán de Ingenieros Félix Arenas, Acción de Monte Arruit en 1921 (Gª África).
  • Capitán Cabª Ángel Hernández Menor. Desembarco de Alhucemas en 1925 (Gª África).
  • Comandante de Infª. Ramón Franco Bahamonde, piloto del Plus Ultra, 1926.
  • Cor. Infª. José Moscardó, héroe de la Defensa del Alcázar, 1936.
  • Capitán de Intendencia Luis Mayoral; Sitio Oviedo, octubre de 1936
  • Capitán de la Guardia Civil Santiago Cortés, Santuario de Stª Mª de la Cabeza, 1937.
  • Almirante Luis Carrero Blanco, magnicidio el 20 de diciembre de 1973.
  • Francisco Franco Bahamonde, “a perpetuidad”. Decreto 3279/1975 firmado por el rey Juan Carlos.

Cuando ley no es suficiente, los activistas de la memoria recurren a métodos expeditivos

Está claro que ni Historia, ni tradiciones, ni “estado de derecho”, ni sus propias declaraciones formales iban a frenar a los “partidos demócratas”. E incluyo al PP, porque sobre no oponerse a las líneas políticas maestras del PSOE en nada, en este campo fue el primero en abrir la caja de Pandora de forma solemne: el 20-N de 2002, estando Aznar en el poder y sin duda obedeciendo consignas masónicas, el Congreso acordó una condena unánime al franquismo y el reconocimiento a sus víctimas, incluyendo la generosa financiación de la búsqueda de “los muertos de la cuneta”, pero solo de el bando rojo, la exaltación y reconocimiento a los intelectuales de la república perseguidos por el “franquismo”, y el homenaje a las “Brigadas Internacionales” (luego vendría la concesión de la ciudadanía española), cuando ya era conocido por los documentos desclasificados tras la caída del Telón de Acero que las tales Brigadas eran una creación personal del propio Stalin.

Y he dicho lo de las consignas masónicas, además de por ser obvio, porque años antes de la promulgación de la ley 52/2007 de la “Memoria Histórica”, así se pudo ver en una conferencia de Ferrer Benimelli, jesuita y masón (H.•. Danubio Azul, que en los tiempos que corren todo es posible y probable), sobre “Qué es la Masonería”, impartida en 2004 en el Alcázar de Sevilla. En la misma fue presentado por un grupo de reconocidos masones catedráticos de la universidad, incluido su rector, los cuales se explayaron descubriendo con orgullo a los asistentes los avanzados trabajos (con la participación de ¿todas? las universidades) de una Ley que “desmontaría hasta los últimos vestigios del franquismo”.

Efectivamente, la ley de memoria histórica “encubre la eliminación de la legalidad de Estado español anterior a la Constitución del 78”. Aquella ley de Rodríguez Zapatero contó con el apoyo de Esquerra Republicana de Cataluña y los comunistas (entonces como “Izquierda Verde”), y la crítica en boca pequeña de Felipe. El Partido Popular, y su presidente Mariano Rajoy, prometieron derogar esta Ley, sin embargo durante la tramitación su partido votó a favor de varios artículos de esta Ley. Durante la campaña electoral de 2011, Rajoy se comprometió a derogar las denominadas leyes ideológicas o de ingeniería social de la etapa socialista anterior (aborto, matrimonio homosexual, memoria histórica), pero, ya en el poder el PP, el 22 de diciembre de 2016 su Ministro de Justicia, Rafael Catalá, dijo en el Congreso de los Diputados que están muy orgullosos de la ley 52/2007.

En el plano militar la ignominia ha llegado este año al extremo de que se haya ordenado por el JEMAD que en el apartado “tradición del día” de la orden de las unidades y cuerpos se supriman totalmente todas las efemérides que traten de los años 1936-39 (Guerra de Liberación) o se refieran a la División Azul.

Y en el camino han caído miles de “símbolos franquistas”, escudos nacionales “preconstitucionales”, estatuas, vidrieras, cuadros, vajillas y objetos de todo tipo y valor, nombres de cuarteles y calles de los mismos -aunque fueran laureados o héroes de la División Azul o de la Guerra de África-. Y ello en muchísimos casos a manos del PP, como el Museo del Ejército, cuyo traslado y refundación/reescritura ha resultado peor que 100 incendios. Incluso los archivos militares han sido, solapadamente, objeto de delictivas “sacas” y expurgos contrarias a la Ley de Patrimonio Histórico Español. Especial ignominia acompañó la retirada de la estatua del fundador de la Academia General Militar en Zaragoza, General Franco.

Para ser justos hay que decir que la ignominia y la responsabilidad de estos atentados no solo son de los políticos sino también de los militares que se deshonraron en ellos. Como dice mi buen amigo el Coronel Lorenzo Fernández Navarro de los Paños, y hago mías su palabas, el “Mando”, con la ley 52/2007 en la mano debió haber mantenido los escudos de la “España Una Grande y Libre”, iguales al que apareció en el primer ejemplar de la Constitución de 1978, como testigos y vestigios histórico-artísticos de una legalidad y un periodo de la historia de España. Por ello el Mando Militar, cumpliendo la Ley, pudo y debió haber rechazado la exigencia de un “trágala” impuesto contra todo derecho y razón, porque cumplir una “orden” es disciplina, pero plegarse a una exigencia arbitraria y antipatriótica es servilismo y mansedumbre. En mi Ejército, el JEME Carlos Villar Turrau desde el mismo momento que se publicó la ley puso rápidamente en marcha la indigna operación iconoclasta; el siguiente JEME, Coll Bucher, no rectificó y así hasta nuestros días. Pero, además, Villar Turrau, impuso un ilegal e injusto arresto al Coronel Fernández Navarro de los Paños por elevar un informe exponiendo la legalidad del anterior Escudo Nacional.

Ya se ha visto cuáles son los hechos de algunos partidos en relación con las leyes de ingeniería social: mantenerlas y ampliarlas, como ha sido en el caso de las “leyes de género” de la Comunidad de Madrid. Si el PP ha frenado la última y terrorífica proposición de ley de memoria histórica del PSOE podemos jurar que se ha debido a cálculos políticos coyunturales, los cuales darán paso su aprobación en el futuro.

Esquela publicada en el diario «Hoy» (25 de julio de 2016) en memoria de los vecinos de Castuera Caídos por Dios y por España. Un ejemplo práctico de oposición a las políticas de la «memoria»

Hay tener por seguro que esa perversa ley, junto con las de género y otras similares, se impondrán en España, y en el resto del mundo, como ataques a la libertad y dignidad individual, si Dios no lo remedia y nosotros no nos oponemos con todas nuestras fuerzas. Porque lo que está en juego en esta “guerra subversiva” total y global no solo es España o la “Europa de los pueblos”, ahora sin raíces cristianas e inundada de migraciones/invasiones, es el Nuevo Orden Mundial que la vieja masonería y la plutocracia sionista impulsa. Estamos, prácticamente, la última batalla por la dignidad humana, la Patria y la religión.

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