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17 agosto 2016 • Su relación con la política de Usa y UE • Fuente: Dichos, actos y hechos

Pío Moa

Un enfoque de la situación en el mundo árabe

Estatua de la libertadEl final de la guerra fría pareció garantizar el triunfo absoluto del sistema useño, e hizo creer a los ingenuos que la historia posterior (o el fin de la historia), no iba a tener otro contenido que la progresiva difusión del sistema político y la concepción de la vida de Usa en el resto del mundo. No solo por haber demostrado su superioridad económica y política sobre el sistema soviético, sino porque Usa salía como única superpotencia, con una capacidad militar por encima de la de todo el resto del mundo junto.

Un efecto de esa arrogancia fue la segunda guerra contra Irak. De acuerdo con su mesianismo, Usa derrocó militarmente a Sadam Husein para intentar crear allí algo así como un foco de atracción democrático en Oriente Próximo. Irak quedaría así como ejemplo de estabilidad, libertad política y prosperidad creciente, que iría siendo imitado poco a poco por otros países de la zona; y de paso serviría de salvaguardia a Israel. El resultado ha sido exactamente el contrario. Irak fue un costosísimo experimento que se saldó con una derrota y la creación de un tremendo caos. Lo mismo, más o menos, ha ocurrido en Afganistán. Como la experiencia suele servir de poco a una mentalidad mesiánica, convencida de que la realidad debe sujetarse a la teoría, siguieron las “primaveras árabes”, que han extendido el caos, la guerra civil o el golpe militar por numerosos países.

Estos grandes fracasos parecen haber inducido un cambio de estrategia, de modo que muchos ven las luchas entre islamistas como una buena cosa, que incluso debería fomentarse, ya que los debilita a todos. Hace poco, un analista israelí señalaba que el EI, después de todo, no era peor que las demás facciones que combaten en la zona, de modo que no había por qué cargar las tintas sobre él, siendo una buena cosa que siguieran peleándose todos, ya que mientras tanto no causarían demasiados males fuera. Ello tampoco parece muy acertado. Aparte del terrible coste en sangre, los yijadistas siguen una triple línea: derrocar –con ayuda de Usa y la UE—a los gobiernos estables y prooccidentales de la zona; organizar atentados de gran repercusión mediática y moral en los países occidentales; y enviar a la UE masas de refugiados musulmanes, que, como revela la experiencia de decenas de años, nunca se integran más que minoritariamente. Al revés, la política de la burocracia de Bruselas, dominada por la cristianofobia, viene siendo más bien la de integrar la cultura europea en la islámica u otras, mediante el multiculturalismo. Para esa burocracia, la cultura europea se reduce a un demoliberalismo ideológico cada vez más simple, que augura crisis como las de los años 30.

¿Quién gana y quién pierde en todo este proceso? Pierde claramente Usa, que no ha cesado de fracasar y retroceder en sus planes primigenios. Y pierde de forma más directa e inmediata la UE. El último y peligroso golpe ha sido el de Turquía, un puntal de la OTAN en una zona geoestratégica crucial y relativamente amiga de Israel hasta hace poco. Incluso Arabia, gran aliada tradicional de Usa, demuestra ser también un peligro creciente. Con mucha paciencia, Israel había conseguido neutralizar a Jordania y establecer una buena vecindad con Egipto; pero en el caso egipcio el golpe militar contra una mayoría islamista no augura mucha estabilidad a la larga.

Otro elemento de la situación es la política rusa. La democratización del país a la caída de la URSS no fue lo que se dice un éxito, y se creó una situación bastante desastrosa hasta que Putin tomó las riendas. Rusia vuelve a ser una potencia considerable, y la OTAN la entiende como enemiga y trata de aislarla. En consecuencia, Rusia trata de debilitar a la OTAN, y no cabe duda de que el golpe o contragolpe de Erdogan le ha dado en bandeja una buena baza, aunque sea poco compatible con sus intereses en Siria. De momento, quienes van ganando son los islamistas de las distintas facciones, y secundariamente Rusia. Quienes pierden son Usa y la UE. Bien es verdad que sus retrocesos han sido causados en muy gran medida por ellas mismas, ya desde los tiempos del derrocamiento “democrático” del Sha de Irán.

Dos elementos más en perspectiva son la posibilidad de que Irán se dote de armas nucleares, y la utilización del petróleo como arma económica, aunque de momento no ocurran.

El interés de Europa no puede ser el de democratizar a países que carecen hoy por hoy de interés en ello, y menos mediante invasiones, injerencias políticas y maniobras divisionistas. Ya ellos evolucionarán por su cuenta. Tampoco es interés de Europa admitir a masas de inmigrantes islámicos fundamentalmente reacios a las ideas occidentales, y menos aún debilitar o diluir la propia cultura europea a favor de las externas. Tampoco fomentar el aborto masivo para “compensarlo” con una inmigración igualmente masiva. En fin, da la impresión de que los gobiernos de la UE y el useño vienen actuando en sentido contrario a sus conveniencias.