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3 noviembre 2015 • España salió del subdesarrollo y vivió unos años que recordamos con auténtica nostalgia

Jesús Flores Thies

España liberada

Yalta: Churchill, Roosevelt y Stalin

Yalta: Churchill, Roosevelt y Stalin

No hace mucho vimos por la televisión a un conocido y sesudo director de periódico de derechas de difusión nacional decir que una guerra justa hubiera sido la que los EEUU podían haber declarado a Franco en 1945, una vez liberada Francia, para quitarnos de encima al “dictador”. A este personaje debía de importarle un pepino los miles de muertos que esa “liberación” hubiera podido provocar, posiblemente sus padres (él no había nacido en 1945) no habrían sido alcanzados por bomba liberadora alguna, lo que ya es confiar en la propia suerte.

Hemos estado viendo un documental sobre el desembarco aliado en Normandía para liberar Francia de la ocupación alemana, acción bélica que provocaría 20.000 bajas, sólo en la población civil francesa de la zona. Y vimos las terribles escenas de los bombardeos aliados para “liberar” Caen, objetivo terco de Montgomery que, una vez más, no se distinguió precisamente por ser un genio de la guerra. Cuando por fin cayó Caen, aquello era un erial de escombros, como los de otros muchos lugares de Francia.

Como tenemos imaginación, y con ella lo pasamos muy bien, se nos ocurrió pensar: “¿dónde estaba yo cuando en el mes de junio se produjo aquel gigantesco desembarco?”. Pues para empezar, diremos que estaba en Madrid y en una España en paz, sin guerras y en plena reconstrucción. Hasta ese mes había estado en el colegio de Areneros, y sin aviones liberadores sobre mi cabeza, todos los días me recorría pacíficamente un kilómetro para ir al colegio, y otro para regresar a casa. A partir de entonces cambió el panorama escolar, abandoné la zona jesuítica y me matricularon en ese mes de junio en una Academia llamada Arana, con lo que, al iniciarse el curso unos meses después, y sin que tampoco me molestaran los aviones “liberadores”, multipliqué por 3 el kilometraje de acceso y “des-acceso” escolar. España seguía reconstruyéndose sin ayuda de nadie, y menos aun (¿menos que nadie…?), de los alabados exiliados que iban, como se dice ahora, “a su bola”. España la reconstruyeron en los años 40 los de “dentro”, unos y otros. Sólo los de dentro.

También hace algún tiempo escribí un artículo de esos que hablan de “lo que hubiera ocurrido si…”, en este caso, si el rojerío hubiera ganado la guerra en abril de 1939, y que ahora resumimos: Derrotado en abril el ejército Nacional, pasan pocos meses hasta la declaración en septiembre de la segunda guerra mundial, cinco meses de luchas intestinas para hacerse con el poder en España, teniendo en cuenta que la fuerza la tenían los comunistas, bien apoyados por la URSS, que habían llevado el peso principal en la contienda, y que no se iban a dejar quitar el triunfo así como así. El gobierno, más o menos provisional que surgiría en ese breve tiempo, se uniría de hoz y coz al Frente Popular francés (ya intentaron la intervención francesa al final del año 1938, prometiéndoles un “protectorado” entre el Ebro y los Pirineos), y las consecuencias inmediatas serían que los blindados alemanes, llegados a Hendaya, no pedirían permiso a nadie para atravesar España y llegar hasta el Estrecho. Lógicamente, esto metería a España en el conflicto del que saldríamos “beneficiados” gracias a la “liberación” de los aliados, que después destruir concienzudamente puertos, aeropuertos, vías de ferrocarril, nudos de comunicaciones, fábricas, ciudades…, dejaría a España bien planchada, “liberada”, pero planchada. Porque los aliados, a la hora de “liberar”, hasta te podían regalar una bomba atómica, que tenían varias en conserva para una ocasión propicia.

Eso ocurriría, siguiendo la cronología real, a primeros de mayo de 1945, es decir, la guerra civil se prolonga con la otra para alcanzar la cifra de NUEVE años. Podemos alargar un poco más los efectos liberadores, porque aquí podría pasar lo mismo que en Grecia o Italia, países con fuertes partidos comunistas, que provocaron guerras civiles internas hasta que Stalin decidió a regañadientes respetar lo tratado con Rooselwet y Churchill en el reparto de influencias en Europa “liberada”. Y la presión de estos, conseguiría en España que se formara un gobierno pactado entre monárquicos “juanistas” y socialistas “prietistas” para decidir entre Monarquía o República, y luego a ver qué pasa… Es decir, que los mismos circunstancias que provocaron la guerra civil quedaban sin resolver, con el partido comunista intacto, y con una España arrasada que, con tales mimbres, era imposible reconstruir, como en la bndita realidad se reconstruyó por habernos evitado Franco la catástrofe de entrar en la segunda guerra mundial.

Comprendemos que a aquel director de periódico, y otros muchos que pensaban como él (Felipe González y Alfonso Guerra así lo declararon en una visita a los EEUU), no le gustara la solución de la España en paz y reconstruyéndose, pero no siempre le salen a uno las cosas como desea. Porque España salió del subdesarrollo y vivió unos años que, los que la vivimos, recordamos con auténtica nostalgia, precisamente porque no hubo guerra ni las consecuencias catastróficas de su “liberación”. Sólo por esto debería ser considerado un régimen providencial, y todos esos estúpidos mentecatos que añoraban la “guerra liberadora”, deberían caer en el cubo de la basura destinado a los estúpidos mentecatos, pero sin hacer demasiado ruido, ni salpicar, por favor.