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24 abril 2015 • Evocando el secuestro de niños españoles en Rusia

Jesús Flores Thies

El gallo de Morón

Bajo la experta dirección de Rafael Gil la película tuvo un éxito de taquilla extraordinario

Bajo la experta dirección de Rafael Gil la película tuvo un éxito de taquilla extraordinario

Nos permitimos esta facilón juego de palabras para juzgar la actitud y actividad de García MarGALLO, como Ministro de (presuntos) Asuntos Exteriores de este (presunto) gobierno sin política interior ni exterior, sin norte, sin brújula, o sin vergüenza, que por nuestros muchos pecados, Dios ha permitido.

En su visita a la capital de la que fuera la URSS estalinista ha rendido homenaje a los españoles que combatieron contra el ejército alemán. Lógicamente jamás ha hecho homenaje alguno o recordado a los de la División Azul, cuyo número de combatientes contra la URSS centuplica el corto número de rojos españoles en el Ejército soviético. Si no lo hace en España, no lo va hacer en Rusia. Tampoco lo han hecho los reyes Juan Carlos y Felipe. Este último inauguró siendo Príncipe de Asturias una capilla “de 7 metros de altura” en homenaje a estos españoles, en el Parque de la Victoria de Moscú.

El que fueran pocos los españoles rojos que combatieran en Rusia es lógico ya que Stalin sólo admitió un número muy limitado cuando llegó la inexorable derrota el 1 de abril de 1939, y principalmente dirigentes, ya que los de abajo tendrían que quedarse en España abandonados a su (mala) suerte.

Algunos, como el Campesino (que no había sido nunca campesino) o su feroz enemigo Lister, pasaron por la Academia Frunce. El segundo ascendió a general del Ejército soviético, pero jamás tuvo a su mando ni un solo soldado, fue destinado a labores burocráticas en retaguardia. El Campesino, incómodo en cualquier parte del mundo, decepcionado de sus amos soviéticos, acabó paseándose por diversos campos de concentración siberianos hasta que después de varios intentos consiguió llegar a Irak y de allí, pasando por América, llegó a la dulce Francia. No era considerado un asilado cómodo, así que cuando visitaba Francia algún mandamás soviético, era detenido junto con otros disidentes hasta que el mandamás regresaba a su paraíso del proletariado.

Combatieron como pilotos una docena de aviadores “republicanos”, alguno con cierta categoría de mando. Otros, con experiencia como pilotos en España, fueron rechazados. Y otros más, alumnos en la URSS cuando se produjo la victoria del Ejército Nacional (al que siempre denominan “franquista”, como si aquel ejército fuera de Franco, y no al revés), acabaron en campos de concentración, acompañados de marinos de los barcos “republicanos” (doce excelentes barcos) a los que sorprendió en puertos soviéticos el final de la guerra en España, marinos que se quedaron sin barcos al haber sido estos entregados generosamente a la URSS gracias a la última firma de Azaña como fantasmón-presidente de la República en su exlilio de Francia.

Lógicamente Ibárruri, la “Pasionaria”, la que en su tiempo amenazara de muerte en las Cortes a Gil Robles y a Calvo Sotelo, la protegida de Ceaucescu, no ascendió ni a cabo, pero fue tratada a cuerpo de reina roja, y alojada como tal, en una casa instalada en uno de los cinco emblemáticos rascacielos que se construyeron en Moscú. Y mientras le calentaba la cama Antón, un sinvergüenza 17 años más joven que ella, su marido y otros españoles trabajaban como negros en las minas. La situación se “solucionó” por las bravas, cuando el tal Antón cambió de cama con gran enfado de la despreciada. Nunca se lo perdonó y acabó machacándolo en el partido después de su fracaso en las guerrillas del maquis.

Para seguir hablando de esta mujer, hoy admirada, alabada, con calles, organismos oficiales, colegios que llevan su nombre, hay que decir que cuando murió Franco, desde España se le hizo una entrevista periodística donde le preguntaban que sentía al poder volver a España, y respondió desde su cómoda residencia en Bucarest, a la sombra protectora de Caucescu, que ella era la misma que se marchó cuando la derrota, que ideológicamente no había cambiado en nada, que regresaba tal como se fue. En vista de ello, marxista-leninista-estalinista hasta el tuétano, aquí se la recibe con honores y loas, y se le nombra Presidente en la Mesa de Edad en las Cortes, y se apoltrona con otras joyas de la corona roja como Alberti, que dura poco, o Carrillo.

Pues esta “Pasionaria” es la responsable del secuestro de niños españoles en Rusia, al negarles el derecho a regresar a España, teniendo en cuenta que la mayor parte de estos niños procedían de familias de las llamadas republicanas. Hoy se habla mucho de niños “robados por Franco”, por los dictadores argentinos, por monjas en los hospitales españoles…., pero de este criminal robo de niños, ni palabra. Sorprendentemente, la escritora Pilar Urbano, en uno de sus libros sobre la reina Sofía, escribe que es lógico que estos niños no salieran de Rusia para ir a un país bajo la bota de una dictadura. Simpática doña Pilar, de familia militar, los de la “bota de la dictadura”.

Para salvarles de los bombardeos, las autoridades del Frente Popular, y también los nacionalistas vascos, enviaron a niños al extranjero, principalmente a Inglaterra, Bélgica, Dinamarca, Suiza, México y Rusia. Predominaban niños procedentes de familias afines ideológicamente, pero también otros se beneficiaron de esos asilos temporales. Conozco dos casos de suerte opuesta. El hermano de un amigo madrileño, de familia que podía considerarse de derechas, fue llevado a Rusia sin consentimiento familiar. A lo largo de algunos años supieron de su existencia a través de la Cruz Roja; luego nada. El silencio. El otro, vivía en Barcelona y fue alojado con otros niños en una residencia, creo recordar que en San Hilario de Sacalm, para alejarlos de los bombardeos. Poco antes de la liberación de Barcelona fueron seleccionados para viajar a la URSS, pero los camiones que deberían llevarlos fueron requisado por el ejército rojo en su despendolada huida (eran cerca de 200.000 los del sálvese quien pueda…) y los niños se quedaron en tierra. El que se salvó es hoy es coronel de Ingenieros, retirado.

Los otros niños enviados otros países, regresaron; los “protegidos” por la “Pasionaria”, no. Hoy son noticia muchos de aquellos “niños”, bueno, los que quedan.

Conviene decir que cuando se mandaron a Rusia aquellas remesas de niños, fueron acogidos en centros adecuados, con maestros españoles y muy bien tratados, porque los gastos corrían por parte del gobierno del Frente Popular, pero perdida su guerra en España, se acabó el flujo de dinero, y los niños acabaron en la calle, en plan de pura subsistencia física; muchas niñas se prostituyeron, y muchos niños acabaron en prisión por delincuentes comunes. Y otros murieron de hambre y de penurias por causa de la guerra. Y unos pocos, junto con algunos marinos y aviadores rojos, que al acabar nuestra guerra estaban en la URSS y “alojados” en campos de concentración, regresaron a España con los prisioneros de la División Azul.

Pasados los años, siguieron regresando, y el barco ruso “Crimea” llevó a Castellón, el 21 de enero de 1957, a 412 repatriados españoles, entre ellos 170 “niños de Rusia.” No les fue fácil su asimilación social y hasta familiar, por eso algunos regresaron a Rusia y se unieron a los que ya habían rehecho sus vidas. Y allí trabajaron, se casaron y se afincaron. Otros de los regresados marcharon posteriormente a México para reunirse con sus padres.

Dos obras, entre otras, relatan esta circunstancia de los niños enviados al extranjero: la novela de Castresana ”El otro árbol de Guernica” (¿sería hoy “Gernika?); y la teatral, luego llevada al cine, de Giménez Arnau, “Murió hace quince años”.

La verdad es que nos gustaría leer otras noticias protagonizadas por García Margallo, auténtico gallo desplumado y cacareante lastimoso cuando se enfrenta a británicos y sus protegidos llanitos, o cuando ha de asomar la cresta en Europa, Marruecos o en Hispanoamérica. Lo de Rusia, llevando flores al monumento a los españoles muertos, nos parece bien, aun con su base sectaria, al fin y al cabo son españoles, y ya se sabe, no hay un palmo de tierra sin una tumba española, pero nos gustaría ver a este gallo en otra situación en la que muestre los espolones a otro gallo peleón que se hubiera metido en nuestro corral.