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6 marzo 2022 • Rito Romano Tradicional

Marcial Flavius - presbyter

I Domingo de Cuaresma: 6-marzo-2022

Epístola (2Cor 6, 1-10)

Y como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice: «En el tiempo favorable te escuché, en el día de la salvación te ayudé». Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación. Nunca damos a nadie motivo de escándalo, para no poner en ridículo nuestro ministerio; antes bien, nos acreditamos en todo como ministros de Dios con mucha paciencia en tribulaciones, infortunios, apuros; en golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, ciencia, paciencia y amabilidad; con el Espíritu Santo y con amor sincero; con palabras verdaderas y la fuerza de Dios; con las armas de la justicia, a derecha e izquierda; a través de honra y afrenta, de mala y buena fama; como impostores que dicen la verdad, desconocidos, siendo conocidos de sobra, moribundos que vivimos, sentenciados nunca ajusticiados; como afligidos, pero siempre alegres, como pobres, pero que enriquecen a muchos, como necesitados, pero poseyéndolo todo.

Evangelio (Mt 4, 1-11)

Entonces Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Pero él le contestó: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”». Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”». Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”». Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían.

Reflexión

I. El pasado Miércoles, con la ceremonia de imposición de la ceniza, comenzaba la Cuaresma. Un tiempo litúrgico instituido por la Iglesia para dos finalidades principales.

1.- Imitar en alguna manera el ayuno de cuarenta días que Jesucristo practicó en el desierto y del que nos habla el Evangelio de este Domingo.

2.- Darnos a entender la necesidad que tenemos de hacer penitencia todo el tiempo de nuestra vida y prepararnos, por este medio, a celebrar santamente la Pascua.

II. Como decíamos, el Evangelio nos habla de un tiempo de soledad de Jesús en el desierto inmediatamente después de su bautismo por san Juan: «Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán» (Lc 4, 1). Al final de este tiempo, el diablo le tienta en tres formas distintas tratando de poner a prueba su actitud filial hacia Dios. Jesús rechaza estos ataques y en su victoria sobre el tentador se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. Por eso podemos decir que es un anticipo de la victoria de la Pasión (cfr. CATIC, 538-549).

La tentación es una incitación al pecado que puede venir del demonio, de otras personas o de nuestras propias pasiones. Como Dios que es, Jesús no podía sentir ninguna inclinación al pecado, por eso la tentación no tiene ningún efecto sobre Él y la resistió fácilmente. Pero quiso someterse a ella para servirnos de ejemplo, haciéndose como nosotros hasta las últimas consecuencias y mostrándonos desde ahí el camino de la salvación.

Por eso podemos decir que las tentaciones de Jesús son también las nuestras:

  • «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se convierta en panes». La primera nos habla de la búsqueda de los bienes materiales, cuanto más tenemos, más queremos tener creándose una tensión que va mucho más allá de las necesidades reales.
  • «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo» La segunda tentación pide que Jesús haga uso de sus poderes para manifestarse con toda ostentación, tal como decían y esperaban algunos que debía llegar al Mesías. En nuestro caso, es querer someter a Dios a nuestras ideas.
  • «Todo esto te daré si te postras y me adoras». La tercera nos habla del poder y la gloria, de ser reconocidos por los demás.

III.- En el Padre nuestro, el mismo Jesucristo nos enseñó a pedir: «No nos dejes caer en la tentación». Al decir esto «pedimos a Dios que no nos permita tomar el camino que conduce al pecado. Esta petición implora el Espíritu de discernimiento y de fuerza; solicita la gracia de la vigilancia y la perseverancia final» (CATIC, 2863). Contamos siempre con la gracia de Dios para superar cualquier tentación. Pero necesitamos armas para vencer en esta batalla espiritual (cfr. Epístola)

  • La oración: «Velad y orad para no caer en la tentación» (Mt 26, 41) dice Jesús a sus Apóstoles. «En comunión con su Maestro, la oración de los discípulos es un combate, y velando en la oración es como no se cae en la tentación» (CATIC, 2612)
  • La mortificación en el trabajo, al vivir la caridad con los demás, evitando las ocasiones de pecar y teniendo el tiempo bien ocupado, principalmente cumpliendo bien nuestros deberes profesionales, familiares y sociales.
  • Particular atención y amor pondremos en recibir la gracia del sacramento de la Confesión, acercándonos a él bien dispuestos, arrepentidos sinceramente de las faltas y pecados para recibir el perdón y los auxilios oportunos para no recaer en la culpa.

IV. A todo esto nos invita el tiempo de Cuaresma que ahora comenzamos. En unión con la Virgen María, vamos a retirarnos con frecuencia al “desierto” de la oración y la penitencia y así recibiremos la luz y gracia de la salvación.