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7 abril 2020 • Lo que dice Kirsánov es aristocracia en el sentido más exacto de la palabra

Manuel Fernández Espinosa

Basárov y el nihilismo ( I )

«Sin sentido de la dignidad propia, sin respeto para consigo mismo […] no puede haber ningún fundamento firme del bien público ni del orden social. […] La personalidad del individuo debe ser como una roca, pues todo se basa en ella.[…] Vivo en una aldea, en un rincón perdido, pero no por ello decaigo ni respeto menos en mí al hombre.

Ilya Yefimovich Repin (1844–1930): Retrato del escritor Iván Serguéyevich Turguénev
(Fuente: «https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2781659»)

FUNDAMENTAL.

Y ahora es cuando viene que os hable de mi última relectura, la de ayer noche, una experiencia fantástica de introspección. La novela «Padres e hijos» de Iván Turgueniev.

Yo es que paso de leer cosas nuevas (paso muchísimo de autores relumbrantes según los medios oficiosos) y prefiero repasar lo que alguna vez me dijo algo y, por mi edad cuando lo leí, no lo supe captar. Todo lo nuevo no ejerce mayor influencia sobre mi espíritu: es más, para mí es sospechoso si se presenta como «nuevo»: pienso inmediatamente que es un maldito virus biológico o psicosocial (*).

El personaje de Basarov es tal vez el primer «nihilista» de la literatura. La frase que ayer me salió lo describe: «La naturaleza no es un templo, sino un taller, y el hombre, en ella, es un trabajador» -así piensa ese nindungui que se cree por encima de los demás en virtud de sus estudios y su extracción social: estamos ante un Pablenin

Basárov encarna al materialista del siglo XIX, con repuntes de positivista y pragmatista: Büchner, Spencer, en esos estoy pensando. Eso le sirve de excusa para no tener vergüenza ninguna y creerse superior al resto de los mortales.

Pero su contrapunto es Pável Petróvich Kirsánov: no es ningún conservador, sino un tipo mayor que Basárov y que instintivamente le es antipático por naturaleza. Pável Petróvich Kirsánov lo dice muy claro:

Sin sentido de la dignidad propia, sin respeto para consigo mismo […] no puede haber ningún fundamento firme del bien público ni del orden social. […] La personalidad del individuo debe ser como una roca, pues todo se basa en ella.[…] Vivo en una aldea, en un rincón perdido, pero no por ello decaigo ni respeto menos en mí al hombre.

Es importante lo que ahí dice Kirsánov. Es aristocracia en el sentido más exacto de la palabra y no podredumbre plebeya (que nada tiene que ver ni con los estudios, ni con los ingresos económicos ni con títulos nobiliarios. La mugre social tiene que ver y siempre ha sido así con el REBAÑO). En estos tiempos de confinamiento: Levantarse a la hora de siempre, asearse, vestirse y no pasarse con el pijama, por una cosa fundamental: Por no faltarle el respeto al hombre que somos.

Dejemos que los nihilistas se crean que no hay que respetar nada: es su puto problema, que yo no quiero resolverles por no darme la gana, por no respetarlos ni admitirlos como seres humanos, sino entenderlos como engendros degenerados de una especie inferior, de una blandura asquerosa y de una pusilanimidad que me da asco.


(*) Solo leo por amistad y simpatía a mis amigos escritores que conozco en persona: no voy a mencionarlos para no darles la paliza de que tengan que ver mis cosas. Que las vea quien quiera o se las encuentre.