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24 febrero 2019 • Rito Romano Tradicional

Marcial Flavius - presbyter

Domingo de Sexagésima: 24-febrero-2019

Evangelio

Lc 8, 4-15: En aquel tiempo se reunía mucha gente en torno a Jesús y al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros del cielo se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, y al crecer se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena, y al crecer dio fruto al ciento por uno. Dicho esto, exclamó: El que tenga oídos para oír, que oiga.

Entonces le preguntaron sus discípulos: ¿Qué significa esta parábola? Y Él les respondió: A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás, en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan. El sentido de la parábola es éste: La semilla es la Palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la Palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por el momento creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre las zarzas son los que escuchan, pero con los afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran. Lo de la tierra buena son los que con un corazón noble y bueno escuchan la Palabra, la guardan y perseveran hasta dar fruto.

Reflexión

El significado de la parábola del sembrador fue explicado por el mismo Jesucristo a sus discípulos

  • La semilla es la Palabra de Dios. Así como la semilla contiene un germen que se desarrolla y produce la planta que, a su vez, da fruto; la palabra de Dios hace que en nuestras almas nazcan las virtudes y den fruto de buenas obras.
  • El sembrador es el mismo Jesucristo. Son sus Apóstoles y sus sucesores, los obispos y sacerdotes a quienes dijo: Enseñad a todas las gentes, predicad el Evangelio.

Dejando aparte a los que no reciben la semilla porque se niegan a escuchar la Palabra de Dios, consideremos por qué en muchas almas que la oyen no produce el fruto debido:

  • ¿Qué ocurrió con la semilla que cayó junto al camino? Que la pisaron los hombres y la comieron los pájaros. Esto sucede a los que oyen la palabra de Dios pero su corazón está endurecido, oyen con poco deseo de aprovecharse. La palabra entra por su oído pero no llega al fondo del alma. Continúan en la ignorancia y no se convierten.
  • Otros oyen con gusto la palabra de Dios. Pero en su alma, como en terreno pedregoso, la buena semilla echa raíces poco profundas. No reflexionan, no meditan, no hacen oración sobre lo que han oído y cuando vienen las dificultades o la tentación, cuando tienen que sufrir algo por hacer el bien dejan de cumplir los buenos propósitos y vuelven a los pecados de antes
  • Por fin, hay otra clase de personas que quieren servir al mismo tiempo a Dios y al mundo. Son como el campo en el que creció la semilla pero la ahogaron las espinas del afecto desordenado a las cosas que nos alejan de Dios: al fin no dan fruto.

Conclusión:  Escuchemos la palabra de Dios con deseo de aprovechar, reflexionando sobre lo que hemos oído y  apartando de nuestra vida todo aquello que nos separa de Dios.

Así sacaremos mucho fruto de la palabra de Dios y el Señor nos dará la gloria eterna cuando a la hora de la muerte nos presentemos ante su Tribunal para ser examinados.