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6 noviembre 2018 • Largo Caballero creó el Ejército Popular de la República según el modelo del Ejército Rojo

Miguel Platón

Viñas en “Matrix”

Hace tiempo que no me divertía tanto. Los debates intelectuales siempre son estimulantes, incluso con alguien que carece de sentido del humor, como el profesor Ángel Viñas. Tiene toda mi comprensión y hasta mi afecto: probablemente a mí me pasaría lo mismo si, después de jubilarme, me hubiera ido a vivir bajo el cielo plomizo y triste de Bruselas.

El caso es que el hombre se ha convertido en un destacado miembro de mi Club de Fans. Le alabo el gusto, sobre todo por lo mucho que podrá aprender. Lo mismo le ocurrirá con otros autores que le han salido críticos, como Stanley Payne, Pío Moa, Lucas Molina Franco, Moisés Domínguez Núñez, Pedro Carlos González Cuevas, Ramiro Rivas García y unos cuantos más, que van camino de convertirse en multitud.

El profesor ha levantado bandera blanca sobre el cuidado de los gallinas en la Inglaterra de los años 30 del siglo pasado, pero intenta ganar baza con dos aspectos de mi último libro –“Así comenzó la Guerra Civil. Del 17 al 20 de julio de 1936”, de Editorial Actas-, la bibliografía y un discurso de Largo Caballero.

Se queja de que las siete páginas que dedico a la bibliografía le parecen pocas y sobre todo que no incluyo a algunos autores extranjeros, como Antony Beevor. La respuesta es evidente: ninguno de esos autores ha investigado ni ha aportado nada nuevo sobre los primeros días de la Guerra Civil. Su relevancia es nula. Algunos, como es el caso de Beevor, se han atrevido a publicar una obra sobre la Guerra Civil que es penosa, sin haber pisado ni una sola vez el Archivo que contiene la mayor información disponible sobre la guerra.

En un libro dirigido al público general la bibliografía debe, sobre todo, ser útil. Es frecuente, en muchas tesis doctorales y en libros, incluir una bibliografía camelística, destinada a proporcionar una supuesta solvencia a la obra. La editorial en la que suele publicar Viñas ha llegado a incluir en un libro más de 300 páginas de notas y bibliografía. No sólo es un disparate, sino una tomadura de pelo.

El amigo Viñas critica asimismo unas palabras del dirigente socialista Francisco Largo Caballero en un mitin que presidió en Asturias en Junio de 1936, en el que dijo que era urgente la formación de un Ejército Rojo. Por lo visto, no ha encontrado esa frase en las actas de la Fundación que lleva el nombre del golpista y dictador socialista.

Lo que ocurre es que, esa época, las transcripciones se efectuaban a partir de notas taquigráficas y cualquiera que haya repasado transcripciones de la época sabe que no son coincidentes, ni siquiera las publicadas en prensa, a veces con diferencias importantes y otras no tanto.

La prensa de aquellos días trascribió las palabras de Largo tal y como yo las he publicado. Pero sobre todo hay un argumento definitivo que arruina la posición de Viñas: tres meses después de ese mitin asturiano Largo Caballero fue promovido a Presidente del Consejo de Ministros y lo primero que hizo fue crear el Ejército Popular de la República, según el modelo del Ejército Rojo: la estrella roja como símbolo, saludo con el puño cerrado, nuevas divisas y comisarios políticos. El Lenin original -Vladimir Ulianov- creó en la Unión Soviética el Ejército Rojo, denominación oficial del Ejército de la URSS hasta 1947. El Lenin Español hizo lo mismo.

Así pues, profesor y una vez más, 2 a 0. No tiene especial mérito, puesto que desde hace tiempo Viñas vive en un universo paralelo, un Matrix particular, ajeno a la realidad. Se viste con abrigo largo de cuero e intenta hacer piruetas, pero no es Keanu Reeves y cada salto que intenta le lleva a golpearse contra el suelo.

Algunos profesores universitarios amigos han detectado en Viñas un probable desequilibrio intelectual, que le ha anulado como pretendido historiador. Es posible. Lo que resulta claro es que aún no ha superado el trauma que le causó jurar los Principios Fundamentales del Movimiento y tener que cumplimentar al Dictador, como buen alto funcionario franquista.

Otros no tuvimos esas experiencias y carecemos por tanto de complejo, así que nos seguiremos divirtiendo.