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15 julio 2018 • El 24 de julio de 1936, le reconocen como sacerdote y le llevaron a las afueras de Barcelona, donde dejaron su cuerpo abandonado

Angel David Martín Rubio

Don Juan Carmelo Peláez González: Párroco, Fundador y Mártir (1895-1936)

De entre las casi siete mil víctimas del clero secular y regular que la persecución religiosa produjo en España entre 1934 y 1939, son numerosos los casos en que es posible trazar sus rasgos biográficos con cierta profundidad gracias a la documentación conservada o a los recuerdos de quienes fueron testigos de su vida y martirio. En muchas ocasiones se ha hecho notar que buena parte de los que entonces dieron su vida por la Fe hubieran merecido la canonización por la heroicidad de sus virtudes incluso en el hipotético caso de que no hubieran llegado a padecer el martirio y hubieran fallecido de muerte natural.

Por otro lado, aunque en los últimos años han sido relativamente numerosas las beatificaciones y canonizaciones, y solamente en estos casos correspondería aplicar teológica y canónicamente con estricta propiedad el concepto teológico de mártir, no es menos cierto que nos encontramos apenas ante una selecta representación del total de víctimas que merece tal consideración, mucho más aún si entre ellas consideramos, como es de toda justicia, a los hombres y mujeres de condición seglar.

Por todo ello, son especialmente meritorios los historiógrafos e investigadores que vuelcan su esfuerzo en trazar los rasgos biográficos de estos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos. Máxime cuando, por el tiempo transcurrido y la negativa influencia que la “alta política” eclesiástica ha tenido sobre los procesos de beatificación, a partir de ahora éstos tendrán que plantearse en su mayor parte como procesos históricos, es decir, aquéllos que en lugar de basarse sobre los interrogatorios directos a que son sometidos los testigos ante el Tribunal eclesiástico, se ven en la precisión de recurrir a documentos y testimonios pretéritos (pensemos, por ejemplo, en el proceso de la Reina Católica).

Entre estos apuntes biográficos nos permitimos recomendar los publicados hace ya unos años por JAVIER MARTÍN MARTÍNEZ, Licenciado en Pedagogía y en Derecho (Don Juan Carmelo Peláez González: Párroco, Fundador y Mártir (1895-1936), Santa Cruz de Tenerife: 2013). En 145 páginas de amena y edificante lectura se nos relata la vida del sacerdote don Juan Carmelo Peláez González (1895-1936) desde su triple condición de Párroco, Fundador y Mártir. El texto va acompañado de referencias al contexto histórico, tanto a nivel nacional como de los lugares en los que transcurrió la vida de D.Carmelo.

Párroco. Nacido en Cervera del Río Alhama (La Rioja) el 12 de julio de 1895, realizó sus estudios sacerdotales en el Seminario de Calahorra y recibió la ordenación el 14 de marzo de 1919 de manos del obispo D.Juan Plaza. Después de sus primeros destinos, es designado Cura Ecónomo de Badarán (10-diciembre-1927).

En dicha localidad transcurrió buena parte de su vida sacerdotal (siete años y tres meses) y el autor nos da a conocer la actividad pastoral y apostólica desplegada durante estos años por D.Carmelo, promotor de la vida espiritual a todos los niveles, del remozamiento del templo parroquial, de la inauguración de un monumento al Sagrado Corazón de Jesús, de la fundación de la Sección de la Adoración Nocturna, del establecimiento de la Juventud de Acción Católica

Fundador. Con unas doce jóvenes del pueblo, fundó el 2 de agosto de 1933 la Pía Asociación de Fieles de Todos los Santos. La finalidad específica de la Obra era establecer casas donde los sacerdotes necesitados o que atravesaban circunstancias personales difíciles pudieran vivir en comunidad. También estaba en sus ideales el amparo de todos aquellos que lo pudieran precisar.

El Obispo de Barcelona, Mons. Irurita, que sentía una preocupación semejante y conocía la fundación de D.Carmelo, le propone que se traslade con su congregación a dicha ciudad en la que tendría más campo para desarrollar su labor integrándose en el Cotolengo.

Mártir. Ya en Badarán, D.Carmelo había conocido y sufrido los embates del agresivo laicismo de las autoridades republicanas pero será en Barcelona donde la persecución religiosa, radicalizada hasta sus últimas consecuencias le llevará a derramar su sangre por la confesión de la fe en el verano de 1936.

El 24 de julio, alguien le reconoce como sacerdote y los ocupantes de un coche-patrulla de control con las siglas CNT le llevaron a las afueras de Barcelona, donde dejaron su cuerpo abandonado.

Se completa el libro que venimos comentando con una serie de pensamientos del Siervo de Dios, extraídos por la Madre Matilde, carmelita descalza de las cartas que le dirigió a ella misma, como confidente espiritual y con el relato de algunas circunstancias posteriores a la muerte martirial de D.Carmelo, entre ellas la desaparición de la Obra por él emprendida.

Unos versos de Teodoro Rojo de Simón ponen fin a estas páginas expresando un triple deseo:

¡Que acuda a ti con fe toda la gente!

¡¡Que te invoque y te rece reverente!!

¡¡¡Que le veamos pronto en los altares!!!

Publicado en Afán, nº 8. Edita: Producciones Armada