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25 diciembre 2016 • "Y aquel que es la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros"

Marcial Flavius - presbyter

Natividad del Señor: 25-diciembre-2015

Rito Romano Tradicional

Evangelio de la Tercera Misa

Jn 1, 1-14: En el principio existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.

Él estaba en el principio con Dios. Todo fue hecho por Él y sin él nada se hizo. Cuanto ha sido hecho en Él es vida, y la vida es la luz de los hombres; la luz luce en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.

Hubo un hombre enviado por Dios, de nombre Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por él. No era él la luz, sino testigo de la luz.

Existía la luz verdadera, que con su venida a este mundo ilumina a todo hombre. Estaba en el mundo; el mundo fue hecho por él, y el mundo no lo conoció. Vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron.

A todos los que lo reciben, a los que creen en su nombre, les da el ser hijos de Dios; Él, que no nació ni de sangre ni de carne, ni por deseo de hombre sino de Dios. Y aquel que es la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y nosotros vimos su gloria, gloria cual de unigénito venido del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Nacimiento

Reflexión

1. Un gran gozo

1.1.Como el ángel dijo a los pastores os anuncio una gran alegría: os ha nacido un Salvador, así la Iglesia exclama (esta noche): “Christus natus est hodie; venite adoremus”, Hoy ha nacido Cristo, venid a adorarlo.

1.2.Nuestros altares se convertirán en auténticos pesebres donde Cristo, real y verdaderamente presente, descansará envuelto en los blancos accidentes de pan, como antaño en los blancos pañales.

1.3.Como corrieron los pastores, corramos nosotros al altar, escuchando el “Venite” con que la Iglesia nos invita: Adeste fideles, laeti triumphantes. Sobre el altar resuena, al igual que sobre la gruta, el himno celestial: Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad (Lc 2,14).

2. Actualidad de la Navidad

2.1.No menos que para aquellos pastores, la Navidad es para nosotros una actualidad.

Las fiestas de la Iglesia no son solamente un recuerdo sino que tienen una íntima realidad mística

El año litúrgico, al que la piedad de la Iglesia alimenta y acompaña, no es una fría e inerte representación de hechos que pertenecen al pasado, o una simple y desnuda evocación de realidades de otros tiempos. Es más bien Cristo mismo, que vive en su Iglesia siempre y que prosigue el camino de inmensa misericordia por Él iniciado…, a fin de poner a las almas humanas en contacto con sus misterios y hacerlas vivir por ellos; misterios que están permanentemente presentes y operantes, no en la forma incierta y nebulosa de que nos hablan algunos escritores recientes, sino porque… son ejemplos ilustres de perfección cristiana y fuentes de gracia divina por los méritos y la intercesión del Redentor y porque perduran en nosotros con su efecto (Cfr.Mediator Dei, 205).

2.2.La realidad de la Navidad es, pues, el conjunto de gracias vinculadas a este misterio, que se derrama, al celebrarlo, sobre nuestros corazones.

· Podemos decir que Cristo nace para nosotros: “Christus natus est nobis”, para nosotros los hombres de este siglo.

· Las fórmulas preparatorias del Adviento están todas construidas en futuro, como refiriéndose a esta mística realidad: El Señor vendrá, Ven Señor Jesús …

3. Ayer y hoy

3.1.Cuando Cristo abrió los ojos en Belén, el cuadro que le ofrecía el mundo era desconsolador.

· El mundo judío, su pueblo escogido, con una equivocada idea sobre el Mesías, que no le recibe: “In propria venit et sui eum non receperunt” (Jn 1,11).

· El mundo romano y el griego, con su poderío, sabiduría y fuerza que adora a los ídolos y vive embriagado en el placer y vicio.

· Solamente un grupito de muy pocos le reciben: la Virgen, San José, los pastores y… los Magos que se ponen en camino.

3.2.Cristo contempló también el cuadro que el mundo del siglo XX ofrecía a sus ojos.

· El cuadro de nuestros días no es menos desconsolador que el de entonces. Sin caer en tópicos pesimistas debemos reconocer que gran parte de la familia humana vive lejos de Cristo y que los suyos, los cristianos, no viven como Él ha enseñado. Como ayer, son pocos los que le reciben.

· Nace el Señor para todos. Pero solamente se aprovecharán de su mística venida los que se acerquen a Él, como lo hicieron aquellos pastores, reproduciendo en su corazón los sentimientos de María Santísima en la Nochebuena.

4. Nuestras disposiciones en Navidad

4.1.Las disposiciones necesarias para aprovecharnos de la nueva aparición de Cristo nos las da el Papa San León en su sermón primero de la Navidad:

· Gratitud. “Demos gracias, queridísimos, a Dios Padre por su Hijo en el Espíritu Santo, el cual, por la excesiva caridad con que nos amó, se compadeció de nosotros; y estando muertos por los pecados nos vivificó con Cristo para que fuésemos en Él una nueva criatura”.

· Reforma de vida. “Depongamos, pues, al hombre viejo en sus obras: y, puesto que hemos alcanzado la participación en la vida de Cristo, renunciemos a la carne. Reconoce, ¡oh cristiano! Tu dignidad, y una vez hecho consorte de la naturaleza divina, no vuelvas a la antigua vileza con una vida degradante e indigna. Acuérdate de qué Cabeza y Cuerpo eres miembro. Ten presente que, sacado del poder de las tinieblas, has sido trasladado al reino de la luz”.

· Amor. De S.Alfonso Ma.de Ligorio se dice que, después de haber considerado el amor de Cristo en el portal de Belén, exclamaba: “¡Ah, qué caro te ha costado amarnos!”. Cuando un Dios se anonada, tomando la forma de esclavo y se abraza con la pobreza y el dolor y la vida dura, no podemos menos de caer de rodillas ante él y hacerle una sincera profesión de amor, lamentándonos de no haberle amado antes: “Sero te cognovi, pulchritudo tam antiqua, sero te amavit” (S.Agustín).

4.2.“Venite adoremus”, acerquémonos al altar. Recibamos a Jesús en nuestros corazones. He aquí el gran homenaje, vayamos con el deseo de unirnos a Él, identificándonos con su pensar, querer y obrar.

FUENTE: Verbum Vitae, BAC, Tomo I.