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1 mayo 2015 • San José, modelo de la perfecta devoción a la Santísima Virgen

Angel David Martín Rubio

San José y la devoción a la Virgen María

Sagrada Familia MurilloDesde 1955 se celebra litúrgicamente la Memoria de San José artesano en el mismo día en que comienza el mes de mayo. A su vez, la piedad cristiana consagra de manera especial este tiempo al culto y devoción a la Virgen María que es venerada, en sus diversas advocaciones, en numerosos lugares.

La Iglesia propone a San José como modelo de toda virtud; pero entre todas las virtudes, hay una que brilla en San José como en ningún otro santo, y es la perfecta devoción a María. Por eso es modelo de la vida de unión a María, el modelo de la perfecta devoción a la Santísima Virgen.

Veamos cómo San José practicó a la perfección este importante aspecto de nuestra vida espiritual, a fin de imitar su ejemplo.

1º La devoción a María, gracia de Dios.

La perfecta devoción a la Santísima Virgen es una gracia de Dios, esto es, un don enteramente gratuito. Y eso es lo primero que vemos en San José. Pues San José fue elegido providencialmente por Dios para ser el Esposo de la Madre virginal del Salvador.

San José, conociendo esta elección divina, gratuita, sin merecimientos de su parte, correspondió fielmente a ella, y desde ese momento no tuvo otro anhelo que el de unirse perfectamente a María Santísima, en quien reconocía a un alma santísima y privilegiada.

2º Vida de intimidad con María.

La devoción de San José a María fue, y de manera eminente, una vida de intimidad con Ella, una vida de abandono, de confianza.

San José compartió toda su vida con la Santísima Virgen a título de esposo; y entre los esposos no hay secreto alguno, sino que todo lo comparten y todo se lo comunican. Como sucede a un esposo, que todo su amor y su cariño lo dirige a su esposa, así también San José se aplicó a amar con todas sus fuerzas a la Santísima Virgen.

Cuando Ella se convirtió en Madre de Dios, el amor de San José hacia la Santísima Virgen creció inmensamente, porque vio en María el camino para amar más perfectamente al Redentor.

3º Vida que tiene a Cristo como centro.

San José vio que la Virgen vivió, trabajó y sufrió para Jesús. Y trató de hacer suyas las disposiciones de su amadísima Esposa, esforzándose, como María y con María, en vivir, trabajar, obrar y sufrir únicamente por Jesús. Y así, en toda esa entrega y vida de intimidad con María, San José tuvo a Jesús como fin: María no fue más que su camino perfecto, seguro, corto y fácil para llegar a Jesús. El fue el primero en practicar el «A Jesús por María».

Se identificó totalmente con Jesús y María, adoptó sus pensamientos, sus voluntades, sus intereses, y vivió y se sacrificó callada, pero eficazmente por ellos:

San José colaboró así de manera eminente a la obra de la Redención, salvando y alimentando al Redentor y a la Corredentora. En la fidelidad a esta misión radica el fundamento de su mayor gloria.

Pidamos, por intercesión de San José, la gracia de esforzarnos en alcanzar una profunda vida interior, esto es, una perfecta imitación de las disposiciones de Jesús y María. La gracia de saber gastarnos enteramente por Jesús y por María, como San José se gastó hasta la muerte, que fue una muerte entre los brazos de Jesús y María.

Que el Santo Patriarca nos proteja con su constante patrocinio, para que, a ejemplo suyo, y sostenidos por su auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza.

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Para ampliar: “San José”. Hojitas de Fe (Boletín del Seminario de La Reja)