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12 noviembre 2023 • Rito Romano Tradicional

Marcial Flavius - presbyter

XXIV Domingo después de Pentecostés: 12-noviembre-2023

Epístola (Col 3, 12-17)

12Así pues, como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. 13Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. 14Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta. 15Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo. Sed también agradecidos. 16La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. 17Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Evangelio (Mt 13, 24-30)

 24Les propuso otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. 26Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. 27Entonces fueron los criados a decirle al amo: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”. 28Él les dijo: “Un enemigo lo ha hecho”. Los criados le preguntan: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?”. 29Pero él les respondió: “No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo. 30Dejadlos crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega diré a los segadores: arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero”».

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. Editorial BAC

TISSOT: El enemigo siembra cizaña

Reflexión

I. La distribución de las semanas que cada año varían entre Epifanía y Septuagésima no permiten que se celebre la liturgia correspondiente a todos los domingos y los sobrantes se retoman entre el 23º y el último domingo después de Pentecostés (éste siempre tiene textos fijos). Más propiamente, del tiempo después de Epifanía se toman las lecturas mientras que las antífonas (introito, gradual, aleluya, ofertorio y comunión) son las mismas que el domingo 23 y son éstas las que nos dan el tono propio del tiempo litúrgico que estamos viviendo y se nos invita a poner los ojos en la consumación de la vida y el mundo. Desde esta perspectiva podemos también considerar el Evangelio del día que nos propone la “parábola de la cizaña” en la que se nos presentan:

  • Las realidades eternas del cielo y el infierno.
  • El misterio del mal
  • La buena semilla que Cristo siembra en nosotros haciendo posible la vida sobrenatural, la vida cristiana (PARSCH, 408-409).

II. El texto del Evangelio comienza así: «El Reino de los cielos se parece…». Sabemos pues que se trata de una “parábola”, breves narraciones que Jesús utiliza para anunciar los misterios del “Reino de los Cielos”. Esta expresión en el Evangelio de san Mateo equivale a la de “Reino de Dios” que utilizan otros evangelistas porque él escribía a cristianos procedentes del judaísmo que no usaban el nombre de Dios por respeto hacia su santidad y utilizaban este tipo de expresiones para referirse a Él. “Reino de los cielos” significa, “Señorío de Dios”, es decir, la primacía de Dios y que su voluntad se debe asumir como el criterio-guía de nuestra existencia.

Por “Reino de Dios” entendemos un triple Reino espiritual:

  • El reinado de Dios en nosotros, que es la gracia;
  • El reino de Dios en la tierra, que es la Iglesia Católica,
  • Y el reino de Dios en el Cielo, que es la bienaventuranza.

La parábola nos advierte de las relaciones que existen entre estas tres realidades y de que únicamente en la fase final y definitiva del reino de Dios en el Cielo Cristo habrá juzgado a todos y dado a cada uno su merecido. Por el contrario, mientras vivimos en este mundo (tanto en el ámbito personal de la vida de la gracia como en el comunitario de la vida de la Iglesia) el fruto sólo será bueno si se cultiva el terreno de la vida según la voluntad divina. Como leemos en la parábola, después de la siembra del dueño, «mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo». Es inevitable que el mal y el bien coexistan y se desarrollen a lo largo de la historia y en la vida de cada uno.

Esto significa que tenemos que estar preparados para custodiar la gracia recibida desde el día del Bautismo, alimentando la fe en el Señor, que impide que el mal eche raíces en nosotros.  Por eso, la parábola de la cizaña no es una invitación al irenismo ni a la transigencia cómoda con los que propagan la mentira y el pecado. Los ciudadanos del Reino son llamados:

  • A ser conscientes de las dificultades que se derivan de la convivencia con los malos, tratándolos con prudencia para evitar ser confundidos por sus falsos criterios pero también con la esperanza de que respondan a la gracia de Dios y cambien de conducta.
  • Pero también a vivir seguros de que esta situación no se prolongará indefinidamente. La indulgencia misericordiosa de Dios será un día juicio irrevocable para los que se obstinaron en el mal. Llegará el tiempo de la siega: particularmente al fin de la vida de cada uno y al fin de los tiempos. Entonces el que sea cizaña será segado y arrancado de la vida para el fuego del infierno y el que sea trigo puro y limpio será segado y cogido para el cielo. «Es una descripción impresionante del juicio final la que el Salvador hace en estas palabras» (PARSCH, 410)

III. Nos dirigimos con confianza a la Virgen María para que nos alcance la gracia de hacer nuestro el fruto de esta enseñanza de Cristo. Y para ello nos sirve la petición de la oración secreta: que Dios perdone compasivo nuestras culpas y dirija nuestros vacilantes corazones, para que así podamos alcanzar un día la vida eterna en la gloria del Cielo.