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18 marzo 2021 • Rito Romano Tradicional

Marcial Flavius - presbyter

Fiesta de san José: 19-marzo-2021

Epístola (Eclo 15, 1-6)

El justo es amado de Dios y de los hombres, y su memoria se conserva en bendición. Le hizo el Señor semejante en la gloria a los santos, y le engrandeció, y le hizo terrible a los enemigos; y él, con su palabra, hizo cesar las horrendas plagas. Le glorificó ante los reyes; le dio preceptos que promulgase a su pueblo y le mostró su gloria. Le santificó por medio de su fe y mansedumbre, y le escogió entre todos los hombres. Oyó a Dios y su voz; y le hizo Dios entrar dentro de la nube. Y le dio cara a cara los mandamientos y la ley de vida y de ciencia.

Evangelio (Mt 1, 18-21)

La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer. Y sin haberla conocido, ella dio a luz un hijo al que puso por nombre Jesús.

Reflexión

I. Celebramos hoy la Fiesta de san José. Como esposo de la Virgen María y padre legal de Jesucristo, este santo desempeña una función primordial en la obra de nuestra redención hecha por Cristo y ha sido amado de manera particular por la Iglesia. Esto se comprueba porque se le han dedicado numerosas imágenes y templos en todo el mundo; muchos institutos religiosos y asociaciones llevan su nombre; y numerosas instituciones se ponen bajo su protección. Son también muchos los santos que le tuvieron una gran devoción, entre ellos santa Teresa de Jesús, quien lo tomó como abogado e intercesor, encomendándose a él y recibiendo todas las gracias que le pedía. Movida por su experiencia, la santa alentaba a otros para que le fueran devotos [Libro de la vida, 6, 6-8].

II. Desde el nacimiento de Jesús como Salvador, san José destaca como custodio y protector de la Sagrada Familia: en Belén, en la huida a Egipto y en el hogar de Nazaret. Por la misión que Dios le ha encomendado, y que continúa hoy desde el Cielo, vemos a San José como particular protector de la familia de los hijos de Dios: la Iglesia.

La vida de san José nos recuerda que la fe y la vocación cristiana afectan a toda nuestra existencia, y no sólo a una parte. Nuestra relación con Dios asume un sentido de totalidad. La actitud del hombre de fe es mirar la vida, con todas sus dimensiones, desde una perspectiva nueva: la de Dios.

De ahí la importancia de invocar a san José y de seguir su ejemplo para hacer frente a tantas conductas desordenadas que se presentan como ejercicio de libertad cuando están negando la verdad del amor, la grandeza de la fidelidad y el cuidado de la vida.

Lejos de seguir esos caminos equivocados, san José nos enseña a conocer a Jesús, a tratarle, a sabernos parte de la familia de Dios como hijos suyos que somos. Una oración invoca a san José pidiéndole que ruegue por nosotros en virtud de su cercanía a Jesús por haberle sido concedido «no sólo verle y oírle, sino llevarlo en brazos, besarlo, vestirlo y custodiarlo». Si la vida cristiana necesariamente pasa por el trato habitual e íntimo con Cristo que lleva a nuestra identificación con Él por obra de la gracia, san José es verdadero maestro de oración y de santidad.

III. La misión específica de los santos es interceder por nosotros ante Dios y alcanzarnos sus gracias y con su ejemplo son una prueba concreta de que es posible vivir el Evangelio. Que esta fiesta que estamos celebrando sirva para que crezca en nosotros el amor a san José que nos mueva a acogernos a su intercesión e imitar sus virtudes.

En este tiempo de Cuaresma, le pedimos la gracia particular de la conversión para que sostenidos con su protección mientras vivimos en la tierra podamos compartir la gloria del Cielo con él, que tuvo la dicha de morir en los brazos de Jesús y de la Virgen María.