Widgetized Section

Go to Admin » Appearance » Widgets » and move Gabfire Widget: Social into that MastheadOverlay zone

13 junio 2015 • "Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja perdida"

Marcial Flavius - presbyter

3er. Domingo después de Pentecostés: 14-junio-2015

Rito Romano Tradicional

Evangelio

Lc 15, 1-10: En aquel tiempo: Se acercaban a El todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos. Propúsoles esta parábola, diciendo: ¿Quién habrá entre vosotros que, teniendo cien ovejas y habiendo perdido una de ellas, no deje las noventa y nueve en el desierto y vaya en busca de la perdida hasta que la halle? Y, una vez hallada, la pone alegre sobre sus hombros, y, vuelto a casa, convoca a los amigos y vecinos, diciéndoles: Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja perdida. Yo os digo que en el cielo será mayor la alegría por un pecador que haga penitencia que por noventa y nueve justos que no necesitan de penitencia. ¿O qué mujer que tenga diez dracmas, si pierde una, no enciende la luz, barre la casa y busca cuidadosamente hasta hallarla? Y, una vez hallada, convoca a las amigas y vecinas, diciendo: Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma, que había perdido. Tal os digo que será la alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que haga penitencia..

Reflexión

buen pastorCon frecuencia se habla en el Antiguo Testamento de Dios como Pastor de su Pueblo, Israel y el propio Jesucristo se define a sí mismo como el Buen Pastor. En el Evangelio de hoy se nos describe la obra de la gracia en la conversión del pecador comparándola con un pastor que sale en busca de su oveja perdida. En otro lugar se pondera su compasión ante aquellos que se agolpan en torno a Él para escuchar la Palabra de Dios porque andaban como ovejas sin pastor..

Todo esto es una bellísima imagen del amor generoso, desinteresado de Jesucristo a nuestras almas. Se nos presenta como un pastor de ovejas, solícito en llevarlas a los pastos más saludables, a curar sus enfermedades, a defenderlas de sus enemigos… Todo eso que hacen los pastores terrenos lo hace Jesucristo cada día con cada uno de nosotros.

Junto a esta descripción siempre aparece el contrapunto: la injusticia y la ingratitud con que los pecadores responden a ese Buen Pastor: la oveja perdida ha sido antes oveja rebelde; ha sido el pecador que se ha separado de quien es

I. Nuestro Dios
De Él somos en todo y siempre. De Dios son nuestros ojos, oídos, manos, corazón, voluntad… Sin la ayuda de Dios nada podemos ver, oír, hacer ni querer… ¿Cómo emplear esos mismos ojos, manos, voluntad… en ofenderle? ¿No sería la más cruel injusticia? Y, no obstante, este amantísimo Jesús viene como Buen Pastor en busca de esas rebeldes ovejas.

II. Nuestro alimento

Además del cuerpo y del alma hay dentro de nosotros otro mundo maravilloso que es la vida sobrenatural; la gracia, esa vestidura divina con que nos embellece este Divino Pastor… Y nos la alimenta con su misma Carne y Sangre en el Sacramento de la Eucaristía para llevarnos con Él por fin a su gloria ¿No veis aquí la ingratitud de las ovejas rebeldes?

III. Es también nuestro juez

No olvidéis por fin que este Buen Pastor es también nuestro Juez. Por eso lleva cayado… Aquí corrige con suavidad. Amorosos palos suyos son las enfermedades, los desaciertos, las persecuciones, las contrariedades… y tantas otras cosas que nos parecen casuales. ¡Desventuradas aquellas ovejas que no quieren entender este lenguaje amoroso y dan motivo al golpe decisivo, fatal de ese cayado en su sentencia de maldición eterna… Oigamos su dulce voz mientras es tiempo.

Pidamos a Jesucristo -por la intercesión y méritos de la Santísima Virgen- vivir siempre como ovejas del redil de Cristo por la gracia hasta que logremos asegurar su compañía eterna en la gloria. Amén.