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25 agosto 2022 • Conviene entender su táctica, empiezan con la jauría para pasar al silenciamiento y finalmenteimponer leyes de “memoria” contra las libertades públicas • Fuente: MÁS ESPAÑA Y MÁS DEMOCRACIA

Pío Moa

El gremio y la jauría

Un simpático cantamañanas llamado Reig Tapia escribió hace años un  arduo trabajo titulado Anti Moa, supongo que remedando el Anti Dühring de Engels (Reig es de la escuela stalinista de Tuñón de Lara): 500 páginas dedicadas a demostrar que no valía la pena leer mis libros. Pero lo interesante es que para escribirlo necesitó, explica en la dedicatoria, la generosa ayuda o apoyo  de lo que llama “el gremio de los historiadores”,  ejemplificado en “Joan Maria Thomàs cuyos argumentos para que aceptara escribir este ensayo fueron mucho más convincentes que los míos para rechazarlo, Julio Aróstegui, Paul Aubert, Arcángel Bedmar, Maryse Bertrand de Muñoz, Walter Bernecker, Gabriel Cardona, Jean-Michel Desvois, Antonio Elorza, Francisco Espinosa ( un energúmeno estalinista, de los más empeñados en prohibir mis libros), Ian Gibson, José Luis de la Granja, Enrique Guerrero, José Manuel López de Abiada, Ricardo Miralles, Enrique Moradiellos, Francisco Moreno Gómez, Paul Preston (que prologa el libro, para darle más fuste), Julián Santamaría y last but not least, Ángel Viñas”. Mencionados todos ellos en compañía de sus flamantes títulos de catedráticos y profesores en universidades alemanas, francesas, suizas o británicas, además de españolas. ¿Se puede ser más carpetovetónico con lo de los títulos?

Y ahora, con la entrevista de  Le Figaro, leo en Nueva Tribuna (de periodistas “serios”,  ya se entiende) el titular: “Historiadores franceses indignados con la entrevista a Pío Moa”. Todo un manifiesto de cien catedráticos franceses, es decir, nuevamente el gremio, convertido ahora en jauría dedicada a insultarme como “polemista obsceno”, por supuesto “revisionista” que “repite la propaganda franquista” y  “carece de método y de ética” Naturalmente sin molestarse en demostrar nada, les basta con pontificar. Y obsérvese bien: lo que les enfurece no son mis tesis, sino que reciban publicidad.  Quieren publicidad solo para sus historias y convertirlas en dogmas inatacables, por eso odian el “revisionismo”, es decir, el método  exigible en la tarea intelectual contra el dogmatismo y el fanatismo.  El problema que tienen, y que les saca de quicio, es que yo no me apoyo ni apenas cito ninguna “propaganda franquista”, sino, en un 90%, los textos de la propia izquierda, en particular del PSOE y los separatistas. Y como eso no pueden rebatirlo, y como han hecho sus carreras y prestigios ocultándolos o desfigurándolos, alzan un coro de verdaderos aullidos para disuadir y en su caso prohibir la lectura de mis libros. ¡Qué demócratas, y cuánta honestidad intelectual!

Conviene entender su táctica, muchas veces repetida: empiezan con la jauría para pasar al silenciamiento y ninguneo, y finalmente, como ya ha ocurrido,  imponer leyes de “memoria” a la soviética, contra las libertades públicas. Hemos visto el proceso en España.

Sin embargo, el problema real está en otra parte: ¿por qué estas tácticas delictivas no han encontrado la resistencia adecuada de quienes dicen creer en la libertad, pero que se ve que creen poquito? ¿Por qué tengo que vérmelas una y otra vez poco menos que en solitario  con  las jaurías del  gremio? ¿Por qué ahora mismo, con motivo de la entrevista de Le Figaro, guarda aquí casi todo el mundo silencio en lugar de alzarse mil voces en defensa, no ya  de mi persona o mis tesis sino de las libertades públicas y especialmente de la libertad intelectual? Una vez lo explicó  un catedrático a Florentino Portero: “La derecha española está condenada a alimentarse de los desechos intelectuales de la izquierda, porque carece de conciencia histórica y de pensamiento ideológico”. Y eso tiene mal remedio.

Lo diré de otro modo: VOX tiene ahora la ocasión de defender la  libertad y de distinguirse de gremios, jaurías y de esa derecha de señoritos vacuos e incultos. ¿La aprovechará? ¿La aprovecharán otros periodistas en medios no marginales?

Invito a mis lectores a multiplicar la difusión de este escrito

Y ya que el objetivo de toda esa gente no es debatir de modo racional, sino impedir que se lean mis libros, me permito recomendar una vez más sus lectura. Aparte de Los mitos de la guerra civil, tan temido por el “gremio”, estos otros, por ejemplo:

Por Que El Frente Popular Perdio La Guerra Civileuropa: introduccion a su historia-pio moa-9788490608449La reconquista y EspañaCuatro perros verdesLos Mitos Del Franquismo (Historia)