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4 enero 2021 • ¿Por qué esta insistencia en arremeter contra la religión cristiana, incluso retorciendo y vulnerando su teología y sus dogmas? • Fuente: Libertad Digital

Pedro Fernández Barbadillo

Cristo no existió, pero se casó con la Magdalena

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Hace años, cuando se editaba la Hoja del Lunes, se decía que la sequía informativa del verano se paliaba con reportajes sobre el monstruo del lago Ness y avistamientos de OVNIS. Ya no existe la Hoja del Lunes, y dentro de poco no existirán muchas de las tradicionales cabeceras de papel; ahora la repetición más previsible consiste en que la prensa ‘progresista’ publique artículos en Semana Santa y en Navidad sobre la inexistencia de Jesús o que los tres Reyes Magos ni era tres ni eran reyes.

El New York Times publicó el 24 de diciembre una tribuna de un pensador dizque conservador y cristiano en que reinterpretaba episodios de la vida de Jesús y algunas de las parábolas para encajarlas en la ideología dominante a fin de presentar a un Mesías “inclusivo” y que jamás habría votado a Donald Trump.

Este escritor convierte la parábola del buen samaritano (Lucas 10) en un relato sobre las clases sociales. El sacerdote y el levita que desatendieron al hombre asaltado por los bandidos pertenecían a clases privilegiadas, mientras que el samaritano era un extranjero odiado. Varios teólogos le replicaron días más tarde, aunque no en el New York Times, que no considera adecuado someter a sus lectores progresistas a discursos contradictorios: el buen samaritano era rico (tenía montura y dio dos denarios al posadero); y el levita y el sacerdote no pertenecían a las clases altas.

Una tribuna repetida desde hace años

El faro de la sucursal española del Imperio Progre, El País, está re-publicando desde 2014 una tribuna del ex sacerdote Juan Arias en que predica que “La Navidad es una bella y tierna leyenda ya que Jesús no nació ni el 24 de diciembre, ni en Belén, ni en un pesebre”.

¿Es que no hay renovación entre los ‘cristianos por el socialismo’ o se pretende que el artículo constituye el texto perfecto para dárselo una y otra vez a los lectores? Arias da por sentado que Cristo no era Dios, ni nació en Belén, ni le adoraron los magos, pero afirma que estaba casado con la Magdalena. No encuentra el certificado de nacimiento, pero sí el de matrimonio.

Alguien debió de darse cuenta de que en El País se estaban repitiendo como una ristra de ajos, porque el mismo día de Nochebuena de este año el periódico sorosiano colgó en su web otra columna de Arias en que da un giro radical. Ha pasado de hablar de la mujer de Jesús a insinuar que Él no existió y a dudar de la historicidad de los Evangelios.

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Conviene explicar a los lectores que la mayoría de nuestro conocimiento sobre las épocas y personajes anteriores a la Edad Media proviene de fuentes indirectas. De la vida y del pensamiento de Sócrates solo sabemos por Platón; y la copia más antigua de Comentarios a la Guerra de las Galias, de Julio César está datada varios siglos después de la caída del Imperio romano de Occidente. Y nadie duda de las existencias de Sócrates y de César.

Sin embargo, de los Evangelios se conservan cientos de copias, más que de ningún otro libro de la Antigüedad, en varias lenguas, prácticamente coincidentes en cuanto al contenido. Encima, muchos de los edificios y poblaciones que en ellos aparecen han sido confirmados por la arqueología.

Las razones del ataque al cristianismo

¿Por qué esta insistencia en arremeter contra la religión cristiana, incluso retorciendo y vulnerando su teología y sus dogmas? La razón más obvia es que los cristianos son un grupo tan débil y tan acomplejado que aguanta todas las burlas y atropellos por parte de las oligarquías dominantes sin rechistar. Otra razón, más profunda, es que el cristianismo en general y la Iglesia en concreto son los mayores obstáculos al movimiento globalista.

Si bien es cierto que hasta el papado parece haberse adherido a la religión mundialista, de la que son ejemplo las encíclicas de Francisco dedicadas a la ecología y los mensajes eclesiásticos a favor de todas las medidas gubernamentales más extremas en la lucha contra el covid-19, incluyendo la vacunación como obligación moral, gran parte de los fieles no acepta la nueva doctrina emanada de Roma, que por ahora no es obligatoria para los bautizados. De ahí, el bombardeo constante que pretende secularizar el cristianismo o banalizarlo.

Lo que tengo claro es que si Cristo no era más que un judío como otro cualquiera a mí no me importaría en absoluto, como tampoco me importan los emperadores romanos que se proclamaban a sí mismos y duraban uno o dos años antes de ser asesinados. Y por tanto no celebraría el aniversario de su nacimiento. O césar o nada, tituló Pío Baroja una de sus novelas. O Dios o nada.

Que Arias acepte que una mentira es buena y no debe refutarse porque ayuda a sentirse bien a la gente dice mucho tanto de su forma de pensar como del periódico que le tiene como corresponsal.

Es compresible esta conducta para mí absolutamente reprochable de aceptar la mentira en alguien que abandona al Maestro que dijo “la verdad os hará libres” (Juan 8) y “no hay nada oculto sino para que salga a la luz” (Marcos 4).