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2 junio 2020 • Crónicas publicadas en el "Diario de Manhã" del 12 al 22 de agosto de 1936

Desde Mi Campanario

«Aquellos días de guerra bajo el sol de agosto». La visión de la “matanza de Badajoz” por Jorge Simões (V)

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«Aquellos días de guerra bajo el sol de agosto». La visión de la “matanza de Badajoz” por Jorge Simões (I)

«Aquellos días de guerra bajo el sol de agosto». La visión de la “matanza de Badajoz” por Jorge Simões (II)

«Aquellos días de guerra bajo el sol de agosto». La visión de la “matanza de Badajoz” por Jorge Simões (III)

«Aquellos días de guerra bajo el sol de agosto». La visión de la “matanza de Badajoz” por Jorge Simões (IV)

Periodistas en una rueda de prensa en 1931, junto al entonces alcalde de Almería y en 1936 gobernador civil de Badajoz, Miguel Granados. Foto: Domingo Fernández Mateos. Publicada en “La Voz de Almería“, 23-abril-2015, p.25

17 de agosto de 1936: Em Badajoz Fugiram todos os chefes…. 1ª Pág. (A dos columnas)

Badajoz 16.- Los milicianos marxistas de Badajoz se batieron por detrás de las murallas de la vieja ciudad fortificada, con una loca desesperación que le costó la vida a muchos de ellos.

La ciudad no quiso rendirse y tuvo que ser tomada, casa por casa y calle por calle, por las tropas nacionales que avanzaban desde Andalucía y desde la Alta Extremadura.

A pesar de las constantes proclamaciones que aconsejaban la redición y que los aviones de Queipo de Llano lanzaron durante varios días, la sangre corrió a chorros y la población, que no se acogió a la hospitalidad portuguesa, sufrió junto a los horrores de la guerra los horrores del hambre, estando siempre engañada.

Decenas de mujeres humildes, desaliñadas, con su hijitos a cuestas, corrían por las carreteras y por los campos buscando alcanzar, presas de un indecible miedo, la frontera –tierra de promisión –.

Señoritas «niñas bien» vestidas de cualquier manera, que habían perdido su país, a sus familias, vagaban de aquí para allá y por allí (la frontera) huían del horror rojo.

En la ciudad, el pavor constante de los bombardeos aéreos y el miedo a los milicianos marxistas armados era enorme y trasformados en fieras «paqueaban» desde los tejados para justificar la violencia, apoderándose de las mejores casas de la ciudad, saqueando establecimientos e infundiendo terror por donde pasaban.

Un teniente coronel (de La Iglesia) retirado; que se encuentra en Elvas, de quien ya hable en una crónica telefónica, estuvo a punto de ser ejecutado y nos contó cómo se hacía eso.

Localizaban los milicianos la casa de la «futura» víctima, de manera engañosa, o bien el mismo día o al día siguiente marcaban, a tiros de pistola, de uno a otro lado de las fachadas por encima de la puerta. Y al día siguiente, otros milicianos iban a buscar a la víctima.

A esto el Teniente Coronel retirado se lo llevaron de la casa.

Por el camino le decían: «Te vamos a matar».

Y como se mostraba tranquilo, le preguntaban: «Usted no tiembla».

Le respondió el anciano:

«Pero porqué voy a temblar».

Entonces un miliciano que casualmente se unió al grupo y que debía un favor enorme al candidato al fusilamiento, intercedió en su favor.

Y fue de esta manera como salvó la cabeza.

Como este, muchos otros episodios se dieron dentro de Badajoz.

La finalidad de esta crónica es, en las medida de los posible, ser diferente.

Se destina a enfatizar la responsabilidad de los jefes marxistas tanto civiles como militares que huyeron a Portugal, abandonando a su triste suerte a los desgraciados que habían armado, transformándolos en fieras y convirtiéndoles en los peores criminales.

Así el jefe militar Puigdengolas (47) que vino de Madrid expresamente para organizar la defensa de la ciudad, que a falta de tropas, armó a las milicias y luego huyó cuando las milicias combatían aún, engañadas por este hombre y por sus secuaces y estas aun siguieron combatiendo hasta bien caída la tarde.

¿Qué hombre es este, que miente, durante días, ordenando imprimir manifiestos en los cuales se decía que venían de Madrid fuerzas marxistas, artillería y aviación para socorrer Badajoz y no estuvo junto a sus combatientes?

Fue ese hombre junto al Gobernador Civil de Badajoz (48) que huyó en la víspera además del Comandante de cuerpo de Asalto (49) que huyó antes de ayer y todos los «cortesanos» que huyeron durante varios días, -por cualquier sitio, por donde pudieron- todos estos hombres, repetimos, fueron los grandes responsables de la carnicería pavorosa, de todo cuanto pasó en la ciudad.

Puigdengolas, interrogado, acerca de los motivos de su huida, declaró lo que todos sabemos.

Un carabinero a quien contamos el hecho comentó solemnemente con estas palabras: «Canallas».

Antes de ayer, cuando el Tercio y los Regulares Marroquíes aún no habían entrado en la ciudad, tres paisanos comunistas que habían salido del ya célebre «El Cortijo» y habían atravesado a campo a traviesa para venir a nuestro encuentro, nos dijeron:

«La columna atacante fue derrotada. Hoy llegó de Madrid una columna con artillería para defendernos».

Preguntamos:

«¿Quién es el que dice eso?»

«La Comandancia Militar. Todos paisanos, el pueblo lo sabe». Respondieron.

Y se engañó así al pueblo. Y así encontraron la muerte muchos centenares de individuos.

Terminamos esta breve crónica, de episodios de la Guerra, hecha en un intervalo que la guerra nos concede, recordando la frase del Carabinero español y enteramente justa en lo que se refiere a los jefes del Frente Popular de Badajoz; ¡Canallas!

JORGE SIMÕES.


(47)Ildefonso Puigdengolas Ponce de León.

(48)Miguel Granados Ruiz.

(49)Luis Benítez Ávila.