13 abril 2020 • En el nihilista hay una desconfianza por el lenguaje

Basárov y el nihilismo (II): el nihilismo como desconfianza del lenguaje

«-¡Vaya, hombre! -respondió Basárov-. Lo que significa una palabra. La has encontrado, has dicho «crisis» y estás consolado. Es asombroso cómo el hombre cree todavía en las palabras. Se le llama a uno tonto, digamos, sin pegarle, y se aflige; se le llama inteligente y, aunque no se le dé dinero, se siente complacido». (Iván Turguénev, «Padres e hijos»).

«La «razón» en el lenguaje: ¡oh, qué vieja hembra engañadora! Temo que no vamos a dembarazarnos de Dios porque continuamos creyendo en la gramática» (F. W. Nietzsche, «Crepúsculo de los ídolos»).

Afrikan Spir
Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Afrikan_Spir.jpg

«Padres e hijos» de I. Turguénev se publicó en 1862. «Crepúsculo de los ídolos» de F. W. Nietzsche se publicó en 1889.

En el nihilista hay una desconfianza por el lenguaje que a veces parece nominalismo, pero que va más allá, aunque procede del nominalismo (en el caso de Nietzsche, todo apunta a que la fuente es Afrikan Spir, sin que descartemos a Turguénev; Nietzsche era un voraz lector de la literatura rusa). El nihilista desconfía de las palabras, pues el lenguaje es un convencionalismo y las palabras se han quedado vacías. El nihilismo, así contemplado, es la reacción a la falta de correspondencia entre el lenguaje y la realidad. «Facta, non verba» -sería una de sus requisitorias.

Y el remedio más eficaz para deshacer el nihilismo es hacer que la realidad corresponda a las palabras. Para eso hacen falta hombres y mujeres de palabra. Si no se educa en la «Palabra del Honor» que es hacerlo en el Honor (ese viejo carcamal, para los modernos) temo que nunca desaparezcan los nihilistas.

Manuel Fernández Espinosa