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24 marzo 2020 • Sobrepasa su circunstancia concreta y adquiere para nosotros un valor intemporal y universal

Manuel Parra Celaya

El “Envío” de Ángel Mª Pascual: una lectura revisada

El Envío, poema y canción

Miles de veces habremos cantado el Envío, no tantas acaso como el Cara al sol o el añejo Prietas las Filas. Como tal canción es relativamente joven, pues fue musicada por Marciano Cuesta Polo en 1962 (1).

Fue adaptada como himno particular del Sector Miguel de Cervantes de la LI Promoción de Jefes de Centuria y XI de Grupo en mi campamento de Covaleda de 1965, aunque ya se cantaba antes en Barcelona y Madrid. Hizo fortuna en la Organización Juvenil Española, y se siguió cantando desde 1977, especialmente reservada para momentos solemnes.

En realidad, su letra procede de un soneto del joven falangista Ángel María Pascual, fallecido en 1947, y su elaboración corresponde originalmente a aquel contexto histórico.

Como suele ocurrir con muchas canciones popularizadas, el mensaje puede pasar desapercibido para muchos de los que la entonan; a veces, incluso, surgen pintorescas interpretaciones, como la que me fue dado escuchar de labios de un dirigente moderno.

Aun cuando no sea así, se suele pasar por alto que se trata de una poesía a la cual se ha superpuesto una música posterior (aunque no disonante de su primera música poética). Como tal poesía es creación, ateniéndonos a la etimología griega de poiesis y, por descontado, belleza.

Todo poema es una nueva interpretación de la realidad que lleva a cabo su autor; como dice Goytisolo, la creación poética es similar a la labor de un alfarero, que toma el barro, la materia prima (las palabras) y las modela y da forma; según este mismo poeta, asume los temas del pueblo y a ese pueblo se los devuelve embellecidos; en este caso, el pueblo al que devuelve sus versos es la juventud azul.

Ángel María Pascual hizo algo semejante, tomando el pulso al falangismo de su época y, después, brillantemente, lo devolvió a ese falangismo desengañado. Nunca pudo suponer nuestro poeta, malogrado en su juventud, que sus endecasílabos serían cantados con emoción por muchos jóvenes más de setenta años después de su muerte y en circunstancias muy distintas.

Leer o cantar el Envío puede muy bien servir de meditación, siempre que lo hagamos íntegramente y no nos detengamos en los cuartetos iniciales… Conviene detenerse en cada palabra, en cada verso, en cada estrofa, desmenuzarlos en su contenido y en su expresión poética, sin perder de vista por ello la integridad del poema.

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Como todos sabemos, el soneto es una estrofa de origen italiano que adaptaron al idioma español en el siglo XVI un toledano, Garcilaso de la Vega, y un barcelonés, Joan Boscán d´Almogáver. Ambos amigos, además de introducir el Renacimiento en España con su poesía, simbolizaban en sus procedencias, mesetaria la una y mediterránea la otra, los fundamentos de la unidad de España, ya transformada en Imperio bajo el mando de Carlos V.

El soneto es la estrofa culta por excelencia, del mismo modo que el romance es la popular; todo poeta, desde entonces, que busca la Norma de lo clásico para sus composiciones acude al soneto para expresarlas. Su dificultad lleva a la Belleza, pues no olvidemos que lo bello se obtiene por los arduos caminos del esfuerzo y del tesón. Y la poesía no es solo inspiración, según tópico romántico, sino trabajo y revisión constantes, según nos decía Federico García Lorca.

Como profesor de Literatura -ahora jubilado- he procurado avezar a mis alumnos en la práctica del Comentario de Textos, pero siempre rehuyendo la frialdad de un método para encaminarlos al hondo significado y a la perfección de la forma, ya que ambos componen la creación de un autor.

Ahora, quizás por deformación profesional, acudo de nuevo al Comentario de Textos para esta lectura revisada de los conocidos versos de Ángel María Pascual. Sin embargo, no profundizo excesivamente en aquellos detalles excesivamente técnicos, gratos al filólogo, pero innecesarios para quienes hemos entonado tantas veces el Envío o, en los momentos de desánimo, hemos acudido a su lectura reposada para darnos una inyección de moral.

El Envío es el poema de un falangista a los falangistas, aunque, como dijo Eugenio d´Ors, ya se entenderá que es a sí mismo (2) y, como veremos, puede servir, con carácter universal, para toda persona, para todo joven sobre todo, al que le parece que el mundo de sus ideales y perspectivas se derrumba de forma inmisericorde. Porque solo se encuentran rayos de esperanza poniendo los ojos arriba. .

Ángel María Pascual

Contextualización

El autor

Ángel María Pascual Viscor nació en Pamplona el 18 de noviembre de 1911, hijo de Julio Pascual y de Leonor Viscor (3).

Datos muy completos de su biografía y obra se encuentran en el estupendo libro del historiador José M.ª García de Tuñón Aza (4) por lo que aquí solo apuntaremos una breve reseña, en el bien entendido -del que tantas veces advertí a mis alumnos- que un Comentario de Texto no es un pretexto para demostrar erudición sobre la vida de un autor.

Terminado el bachillerato, Ángel cursó por libre Derecho y Filosofía y Letras, y se doctoró en esta última carrera; según Rafael García Serrano, conocía el latín, el griego, el francés, el inglés y el vascuence, y apunta García de Tuñón que, poco antes de morir, estaba aprendiendo japonés.

Conoció al sacerdote Fermín Yzurdiaga, que le llevó a colaborar en 1925 en el Diario de Navarra. Ingresó en Falange Española a poco de su fundación y, estallada la guerra, marchó al frente, pero fue reclamado para la tarea de prensa y propaganda; funda con Yzurdiaga el diario Arriba España, del que fue redactor y jefe, y participó también en la revista Jerarquía; después de la guerra, sus artículos aparecieron en El Español, La estafeta literaria, Vértice y otras publicaciones. Fue nombrado Jefe Provincial del Sindicato del Papel, Prensa y Artes Gráficas, así como presidente de la Asociación de Prensa (5).

Sus obras publicadas en vida fueron las siguientes: Amadís (Espasa-Calpe, 1943), Don Tritonel de España (Ediciones para el bolsillo de la camisa azul, 1944), Capital de tercer orden (Aramburu, 1947) y, como obras póstumas, Catilina, una ficha política (Cygnus, 1948), San Jorge o la política del dragón (Departamento Nacional de Prensa y Propaganda del Frente de Juventudes 1949) y Glosas a la ciudad (Morea, 1963).

Había casado con Josefina Ripa, de la que tuvo tres hijos. Falleció el 1 de mayo de 1947.

Contexto histórico

Cuando vio la luz el Envío, contenido en las páginas de Capital de tercer orden como último poema, hacía dos años que había finalizado la II Guerra Mundial, con la derrota de las naciones del Eje. El Régimen español es sometido a un bloqueo internacional y, en consecuencia, había virado hacia posiciones menos comprometedoras; poco a poco, se procede a la institucionalización mediante Leyes Fundamentales (Referéndum, Cortes, Fuero de los Españoles…), y está a punto de publicarse la Ley de Sucesión.

También se iban alejando del horizonte, cada vez de forma más evidente, las intenciones oficiales y las posibilidades reales de llevar a cabo las grandes transformaciones de la revolución nacionalsindicalista. El ambiente en el seno de FET y de las JONS (Movimiento Nacional) era acomodaticio y, a la vez, propenso al desánimo; los falangistas veían que se papel era poco más que integrar una claque, sin nervio revolucionario.

Como dato significativo, señalemos que, desde 1945, poco antes de terminar la Guerra Mundial, hasta 1948, la Secretaría General del Movimiento no tuvo titular; es decir, que cesó Arrese y no se cubrió la vacante hasta tres años después.

Prácticamente, solo en las filas del Frente de Juventudes, con sus Falanges Juveniles de Franco y su Academia de Mandos José Antonio, se vivía la tensión de un estilo y de una esperanza por los planteamientos joseantonianos, tensión y esperanza que se irán viendo defraudadas. Los versos de Ángel María Pascual se inscriben en este marco nacional e internacional.

Contexto literario

La poesía española de este período oscila entre la llamada poesía arraigada y la poesía desarraigada (Dámaso Alonso). La primera de estas tendencias se inclina por la afirmación de valores religiosos, tradicionales y humanos, mientras que la segunda ofrece cierto desgarro, dolor e incertidumbre, próximos al existencialismo: de esta segunda línea derivará, en la década de los 50, la poesía social.

Pero en el caso concreto de Ángel María Pascual debe contemplarse especialmente el influjo del Clasicismo orsiano. En efecto, Eugenio d´Ors fue uno de los inspiradores de la nueva estética del falangismo, y, en el equipo del Arriba España y de Jerarquía, nuestro poeta recibirá directamente esta influencia de forma directa; del mismo modo, por ejemplo, que la recibirá Rafael García Serrano, su compañero en la redacción, en su Eugenio, novela eminentemente de resonancias orsianas.

Sería Eugenio d´Ors precisamente quien, a la muerte de Ángel María Pascual, glosara su figura y su obra en las páginas de Arriba, con el artículo Noches de Pamplona y, a los pocos días, transcribiendo el texto del Envío; dirá el filósofo catalán: (Ángel María Pascual) era nuestro (…) ¿De un grupo, un partido? ¿De una ciudad? No. De una raza. De la raza de los cultivadores del amor en disgusto (6).

Análisis del soneto Envío

Texto

A ti, fiel camarada, que padeces
el cerco del olvido atormentado.
A ti, que gimes, sin oír al lado
aquella voz segura de otras veces.

Te envío mi dolor. Si desfalleces
al acoso de todos y, cansado,
ves tu afán como un verso malogrado,
bebamos juntos en las mismas heces.

En tu propio solar quedaste fuera.
Del orden de tus sueños hacen criba.
Pero, allí donde estés, cree y espera.

El cielo es limpio y en sus bordes liba
claros vinos del alba Primavera.
Pon arriba tus ojos. Siempre arriba.

Definición del tema

Envío es, por una parte, un poema de desengaño, de profunda tristeza y abatimiento ante la frustración de un ideal, concretamente el que proponía la Falange, y, por otra, un grito de fe, de esperanza y de certidumbre de que este ideal no puede perecer, porque está anclado en lo más alto.

 Estructura del contenido

Las dos ideas mencionadas se corresponden exactamente con la estructura clásica de un Soneto: los dos cuartetos y los dos primeros versos del primer terceto señalan el dolor y la frustración. Y, como suele darse siempre en nuestros clásicos del Siglo de Oro, el último verso del primer terceto introduce a la conclusión, presente en el segundo: un hermoso canto de optimismo y de fe, donde la amargura desemboca, de nuevo, en la ilusión de quienes eran, por definición, inasequibles al desaliento.

Análisis de la métrica

Un soneto es una estrofa formada por dos cuartetos y dos tercetos, generalmente de versos endecasílabos (de once sílabas), con rima perfecta, es decir, que riman todas las vocales y consonantes a partir de la última vocal tónica.

La estructura aquí es la típica de un soneto: ABBA, ABBA, CDC, DCD. Para los no versados en poesía, las letras corresponden a cada rima y, por ser de más de ocho sílabas (lo que se llama de arte mayor), en este caso, endecasílabos (once sílabas), se utilizan letras mayúsculas para indicar las rimas.

En estos endecasílabos que componen el soneto, nos ha parecido detallar los cambios de ritmo en cada uno de ellos, de forma algo insegura; así, siete endecasílabos son melódicos (llevan los acentos rítmicos en las sílabas 3-6-10); cuatro son sáficos (con acentuación métrica en (1)-4-8-10 sílabas) y tres heroicos (2-6-10).

Es oportuno señalar que, al ponerle música al soneto, se observan variaciones en los versos 6 y 7; así, el 6 (al acoso de todos y, cansado) pasó a De todos al acoso y, cansado; y el verso 7 (ves tu afán como un verso malogrado) quedó en Tu afán ves como un verso malogrado. En nuestra opinión, se ganó en ritmo cantado, aunque fuera con estas pequeñas variaciones sobre la obra original de nuestro poeta.

Análisis sintáctico

Aunque parece hoy en día que lo morfosintáctico carece de importancia (muchas veces, se deja en un lugar secundario en los programas), es imprescindible para entender un texto (y, pos supuesto, para saber escribirlo). En la poesía, forma un todo con métrica, recursos y contenido, como vamos a ver.

El primer cuarteto del Envío (A ti…, A ti…) se comprende si vemos cómo conforma una oración gramatical completa -a pesar de los puntos y seguido- con el verbo principal presente en el primer verso del segundo cuarteto: te envío mi dolor.

A continuación, el condicional si desfalleces…, se completa en el tercer verso de este segundo cuarteto: ves tu afán…

Dos oraciones simples -y fuertes en su significado- resumen ahora la idea, en los dos primeros versos del primer terceto: En tu propio solar…y Del orbe de tus sueños…A continuación (tercer verso del primer terceto), se opone todo lo anterior a lo que sigue, con el adversativo pero…A partir de aquí, vendrá la conclusión positiva y esperanzadora: El cielo es limpio… y Primavera liba claros vinos…El último verso del soneto lo magnifica aun más: Pon…Siempre…

Análisis semántico

A simple vista, se pueden apreciar en este poema dos campos semánticos, es decir, palabras relacionadas por su significado y, por tanto, con el mensaje que el autor nos quiere lanzar:

– Lo negativo: padeces, cerco, olvido, atormentado, gimes, dolor, desfalleces, acoso, cansado, malogrado, heces, quedar fuera, hacen criba.

– Lo positivo: fiel, camarada, voz segura, juntos, sueños, cree, espera, limpia, liba, claros vinos, alba, Primavera, arriba, siempre.

Elementos expresivos y recursos poéticos

El lenguaje poético es distinto al uso coloquial; el poeta se vale de una serie de recursos (analogías de sentido, imágenes, metáforas, símbolos, cambio de lugar de las palabras, repeticiones u omisiones…) para evocar en el lector los conceptos, situaciones e ideas que pretende transmitir.

El Envío de Ángel María Pascual es una maravillosa poesía, dotada al máximo de esta cualidad de léxico poético con sus recursos y elementos. Eliminando, como se ha dicho, excesivas disquisiciones técnicas, vamos a ofrecer nuestra interpretación, por supuesto, abierta a otras:

Cerco del olvido: El camarada -él mismo, otro- ve a su alrededor que la revolución de Patria, Pan y Justicia del ideal se difumina y se olvida; en consecuencia, se atormenta; aquí, quizás, se ha producido una traslación del adjetivo atormentado, que se refiere al fiel camarada del principio, recurso poético habitual.

Sin oír al lado aquella voz segura de otras veces: Podría suponerse que la voz segura es la de José Antonio, ya que tiene esta seguridad; interpretamos, mejor, que es la propia voz de la conciencia individual, que, en otros momentos, no dudaba y, así, el camarada fiel se autoafirmaba en su fe política, y ahora falta; de ahí, el gemido.

Desfalleces: el falangista ha caído en el desaliento y está cansado de ver cómo sus esfuerzos chocan con un muro, porque todos le acosan (la circunstancia del momento nacional e internacional, las desviaciones de los mandos, el conformismo, las ideologías conservadoras predominantes e influyentes…).

– Así, su afán revolucionario es como una poesía fallida (verso malogrado); clara referencia a la frase joseantoniana sobre la poesía que promete y a los pueblos no los han movido más que los poetas.

– El dolor debe compartirse (juntos) y, acaso, estar presentes y transitar (beber) en las mismas suciedades e inmundicias que representa el panorama exterior (heces).

– El propio solar del que ha quedado fuera es, acaso, la propia estructura del Movimiento (aún llamada FET y de las JONS), que resulta inoperante para el objetivo revolucionario que se planteaba la verdadera Falange de José Antonio.

Hacen criba del orbe (la cosmovisión falangista) de tus sueños (ideal que ha quedado solo en la teoría).

Allí donde estés…: ¿Se refiere a la alternativa de estar en la estructura oficial o retirarse a casa? Incluso, formar parte de grupos clandestinos que proliferaron a lo largo de la historia del falangismo bajo el Régimen anterior. En todo caso, hay que mantener la fe (cree) y tener confianza en el futuro (espera). Pero ¿por qué?

– La respuesta es que el ideal falangista es limpio (contrapuesto a heces) y está por encima de las circunstancias de la política concreta: cielo (que aparece con minúscula ya que no tiene aquí sentido religioso).

-En cambio, Primavera va con mayúscula (personificación) y bebe (liba, poéticamente) en este cielo vinos claros (nueva oposición a beber…heces en un futuro amanecer (alba). Se advierte claramente la referencia al himno falangista Cara al sol: Volverá a reír la primavera.

– En consecuencia, donde hay que poner los ojos, la mirada (como en Montañas nevadas) no es en lo turbio del ambiente, sino arriba, y esto siempre. Nueva referencia clarísima al grito falangista de Arriba España, que supera al simple viva, porque se puede vivir en la postración y en la enfermedad.

Por lo tanto, abundancia de símbolos, metáforas, imágenes y alusiones, que conforman este excelente poema y sentida marcha lenta.

Conclusión

El Envío de Ángel María Pascual, como se ha dicho, sobrepasa su circunstancia concreta, la de los sentimientos del autor, la época y el contexto político, y adquiere para nosotros un valor intemporal y universal.

  • Intemporal, ya que aquella revolución nacionalsindicalista quedó en promesa truncada, y ello por varias razones, que es ocioso detallar aquí; apuntemos solamente que el devenir de los acontecimientos, la enemiga de ideologías opuestas y-no lo obviemos- las propias actitudes de quienes se decían falangistas, contribuyeron a este truncamiento.
  • Universal, porque cualquier joven idealista, en cualquier lugar del mundo o situación, se ve abocado constantemente a la frustración, al desengaño y al abandono. Y no solo porque los más bellos ideales se pueden convertir en utopías irrealizables al chocar con la realidad, sino porque siempre que exista un ideal habrá quienes se encarguen de torpedearlo, si va en contra de sus intereses.

Sin embargo, los ideales, cuando se sustentan en valores auténticos e imperecederos, permanecen, aun cuando sus concreciones deban amoldarse a las circunstancias. Así, el mensaje de José Antonio Primo de Rivera llega a nosotros, permanece, despojado de su temporalidad concreta: el fin último de armonizar al hombre con su contorno, tanto el material y físico como el espiritual y transcendente; el deseo de una España unida y en paz, de todos y para todos los españoles; en anhelo de encontrar caminos hacia una sociedad mas justa y más libre; la impronta de un modo de ser, con sus raíces en un sentido ascético y militar de la vida, que ponga la cualidad del servicio por encima de todo egoísmo y comodidad….

Y, como el Bien suele ir unido a lo Bello, hallamos en la Poesía su mejor vehículo de expresión. De ahí la importancia de no olvidar este Envío de un joven poeta falangista, como lectura para la reflexión o como canción, con la música de Cuesta Polo.

En todo caso, nunca olvidemos que hay que poner nuestra mirada ARRIBA, SIEMPRE ARRIBA.

Barcelona, mes de marzo de 2020


NOTAS:

(1) Cancionero Juvenil de la OJE 1962, Lo incluye el Cancionero de Juventudes, de José de Arriaca. Pág. 256. Ed. Doncel 1967, como Canción del Foro Nacional de la Juventud. Grabado en los discos de Editorial Doncel,

(2) Eugenio d´Ors, Los solitarios. Diario Arriba, 9 de mayo de 1947. Citado por José María García de Tuñón Aza en Vida y versos de 18 poetas españoles. De Manuel Machado a Ángel María Pascual. Edición del autor. 2008

(3) Homenaje a Ángel M.ª Pascual (Escritor y poeta falangista en el XL aniversario de su muerte. 1 de marzo de 1987. Díptico editado por FE de las JONS de Navarra, Grupo Poesía que Promete, de Madrid, y Asociación Cultural Tercera Posición, de Valencia.

(4) José M ª García de Tuñón Aza. Op. Cit. Págs. 239 a 250

(5) Homenaje citado.

(6) José M ª García de Tuñón Aza. Op. Cit. Pág. 249