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26 abril 2019 • "Un católico PUEDE votar por un candidato que, mientras apoya el mal, también apoya la limitación de ese mal"

José María Manrique García

¿A quién puede votar un católico?

Hay quien, además de no poner ni lo mínimo, es decir, su voto, para tratar de salvar in extremis a España de la anunciada y práctica ruptura y descomposición, basándose en que la poca “pureza de sangre” del patriotismo de VOX, su origen fundacional pepero-liberal, y demás pecados originales, se escudan en que un católico no puede votarles.

Voy a centrarme muy someramente en el aspecto religioso para demostrar lo falso de esa afirmación, aunque sea cosa sabida para quien haya querido mínimamente informarse, y, sobre todo, además de ayudar a quien se deje, para que conste mi postura. Y dada la proximidad de las elecciones, eludiré el aspecto patriótico, con el dolor y el algo más que desencanto que me produce su incalificable postura ante lo que sin duda es la situación más peligrosa de España desde la invasión musulmana.

Como dijo Christopher Fleming: “Pienso que en la política, a diferencia de la religión, hay que ser flexible. La política no es una cuestión de dogmas, sino de hacer lo que uno pueda en una situación determinada. Hay veces que todas las opciones son malas; en estos casos hay que elegir la opción menos mala”. Sobre todo si no es intrínsecamente mala, como lo demuestra su programa y la mayoría de sus acciones.

Veamos algunos documentos de Doctores de la Iglesia, Papas y Obispos.

«Dios, aunque es omnipotente y sumamente bueno, permite que sucedan males en el universo, pudiéndolos impedir, para que no sean impedidos mayores bienes o para EVITAR MALES PEORES. De igual manera, los que GOBIERNAN en el régimen humano rectamente toleran algunos males para que no sean impedidos otros bienes o para EVITAR MALES PEORES». Santo Tomas de Aquino.-

«…No se opone la Iglesia, sin embargo, a la tolerancia por parte de los PODERES PUBLICOS de algunas situaciones contrarias a la verdad y a la justicia para EVITAR UN MAL MAYOR o para adquirir o conservar un mayor bien. Dios mismo, en su providencia, aun siendo infinitamente bueno y todopoderoso, permite, sin embargo, la existencia de algunos males en el mundo, en parte para que no se impidan mayores bienes y en parte para que no se sigan MAYORES MALES». Carta encíclica Libertas praestantissimum del Papa León XIII (1810-1903) sobre la libertad y el liberalismo, del 20 de junio de 1888.

«En los casos prácticos, o con esta unión per modum actus o sin ella, todos debemos cooperar al bien común y a la defensa de la Religión; “en las elecciones, apoyando no solamente nuestros candidatos siempre que sea posible vistas las condiciones del tiempo, región y circunstancias, sino aun a todos demás que se presenten con garantías para la Religión y la Patria”, teniendo siempre a la vista el que salgan elegidas el mayor número posible de personas dignas, donde se pueda, sea cual fuere su procedencia, combinando generosamente nuestras fuerzas con las de otros partidos y de toda suerte de personas para este nobilísimo fin. “Donde esto no es posible, nos uniremos con prudente gradación con todos los que voten por los menos indignos”, exigiéndoles las mayores garantías posibles para promover el bien y evitar el mal». INSTRUCCIONES dadas en Roma a los directores del partido integrista. Publicadas en el Boletín oficial del obispado de Salamanca el 1 de marzo de 1909, reinando Pío X (1835-1914).

«Cuando no sea posible evitar o abrogar completamente una ley abortista, un parlamentario, cuya absoluta oposición personal al aborto sea clara y notoria a todos, puede lícitamente ofrecer su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad pública. En efecto, obrando de este modo no se presta una colaboración ilícita a una ley injusta; antes bien se realiza un intento legítimo y obligado de limitar sus aspectos inicuos». Enciclica Evangelium Vitae, 73; Papa San Juan Pablo II, 1995.

«… Esto no impide, como enseña Juan Pablo II en la Encíclica Evangelium Vitae a propósito del caso en que no fuera posible evitar o abrogar completamente una ley abortista en vigor o que está por ser sometida a votación, que «un parlamentario, cuya absoluta oposición personal al aborto sea clara y notoria a todos, pueda lícitamente ofrecer su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad pública». Nota Doctrinal  de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la  vida política, Joseph Card. Ratzinger, 2002.

«Un católico PUEDE votar por un candidato que, mientras apoya el mal, también apoya la limitación de ese mal…por ejemplo, si un candidato apoya el aborto en un limitado numero… el católico que reconoce la inmoralidad de todos los abortos PUEDE votar por ese candidato por encima de otro en un esfuerzo de LIMITAR las circunstancias en las que un aborto seria legal. Aquí la intención del votante católico, incapaz de encontrar un candidato VIABLE que detenga haciendo ilegal, es REDUCIR el número de abortos…no es el asunto elegir el mal menor, pero LIMITAR todo el mal que es POSIBLE limitar». Sobre nuestra responsabilidad cívica por el bien común (On our civic responsibility for the Common Good, párrafos 36, 41 y ss, y conclusiones), Mons. Raymond L. Burke, Arquidiócesis de St. Louis, 1 de octubre de 2004.

«Votar es un deber. Es comprensible que algunos se sientan inclinados a abstenerse de emitir su voto, cuando comprueban que ningún partido ofrece el programa que ellos desearían. Aunque ninguna de las ofertas políticas sea tampoco plenamente conforme con el ideal evangélico, ni siquiera con el ideal racional de un orden social cabalmente justo, sin embargo, unas lo son más y otras lo son menos. Es necesario hacer un esfuerzo y optar por el bien posible». Nota de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española ante las Elecciones Generales del 14 de marzo de 2004.

«El próximo 28 de abril tendrán lugar importantes elecciones en España. Como estas tendrán gravísimas repercusiones en la vida de todos los ciudadanos y graves consecuencias para toda la sociedad y sobre todo para la vida cristiana, con caridad escribo indicando a los católicos algunas claves para orientarlos y se posicionen a elegir los mejores candidatos, o, si estos no existen o no son viables, los menos malos entre los que son viables, los que puedan hacer menos mal a la sociedad. Esto basado en las enseñanzas de autoridades competentes y respetables sobre la doctrina de la tolerancia y la posibilidad de elegir un mal menor”. Las Elecciones en España, según Mons. Fernando Arêas Rifan, ​​Obispo de la Administración Apostólica San Juan María Vianney, Campos, Brasil).

Así están las cosas. Y recordamos estos principios doctrinales que no son únicos ni absolutos y que deben exponerse en el contexto de la integridad de la doctrina de los deberes de los ciudadanos para con la patria, para con la forma de gobierno para con los gobernantes y para con la sociedad en general, sin que sea lícito reducir dichos deberes a la emisión del voto.

Allá cada cual con su conciencia.