Widgetized Section

Go to Admin » Appearance » Widgets » and move Gabfire Widget: Social into that MastheadOverlay zone

2 marzo 2019 • Rito Romano Tradicional

Marcial Flavius - presbyter

Domingo de Quincuagésima: 3-marzo-2019

Evangelio

Lc 18, 31-43: En aquel tiempo: Tomó Jesús aparte a los doce Apóstoles y les dijo: Mirad que vamos a Jerusalén, y se cumplirá todo cuanto escribieron los profetas del hijo del hombre. Porque será entregado a los gentiles, y escarnecido y azotado y escupido. Y después que le hubieren azotado, le quitarán la vida y resucitará al tercer día. Mas ellos, no entendieron nada de esto, pues semejante lenguaje les era desconocido, y no entendían lo que les decía. Y aconteció que acercándose a Jericó, estaba un ciego sentado a la vera del camino, pidiendo limosna. Al oír el tropel de gente que pasaba, preguntó qué era aquello. Le dijeron que pasaba Jesús Nazareno. Y exclamó, diciendo: ¡Jesús, hijo de David, compadécete de mí! Los que iban delante le increpaban para que callase. Mas gritaba mucho más: ¡Hijo de David, compadécete de mí! Jesús, parándose, mandó se le trajesen. Y cuando estuvo cerca, le preguntó, diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Respondióle: Señor, que te vea. Y díjole Jesús: Ve; tu fe te ha salvado. Y al instante vió, y le seguía, glorificando a Dios. Y al ver esto, todo el pueblo alabó a Dios.

Reflexión

Tras el anuncio de la Pasión, el Evangelio de este Domingo nos relata el paso de Jesús por la ciudad de Jericó y la curación de un ciego, que estaba sentado junto al camino pidiendo limosna.

Aquel hombre vivía en la oscuridad pero siente unas ansias de luz, de curación, que pueden más que los obstáculos: aunque muchos le reprendían para que callase, él no les hace el menor caso y gritaba mucho más. Finalmente, Jesús le dice: Anda, tu fe te ha salvado. Y al instante vió y le seguía.

El ciego del Evangelio es para nosotros un modelo de fe. Para creer sin titubear, para permanecer fieles a Dios en las adversidades o en las luchas, se precisa una fe sólida y robusta.

La Sagrada Escritura nos habla de una fe muerta, que no salva, que se manifiesta en acciones llevadas a cabo a espaldas de la fe, en una falta de coherencia entre lo que se cree y se vive.

Nosotros, por el contrario necesitamos una fe firme que nos lleve a alcanzar metas que están por encima de nuestras fuerzas y que allane y supere los obstáculos por eso necesitamos pedir como hicieron los apóstoles: Señor, auméntanos la fe.

Pensemos, por último que en todas las circunstancias de nuestra vida, solamente con la luz de la fe es posible: reconocer siempre y en todo lugar a Dios, buscar su voluntad en todos los acontecimientos y juzgar sobre el verdadero valor de las realidades temporales en orden al último fin sobrenatural del hombre. A la luz de la fe, como dirá San Pablo: “omnia in bonum – Todo es para bien” (Rm 8, 28), expresión de genuina esperanza cristiana.