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25 enero 2019 • Era el lema que enarbolaban aludiendo a los libertadores que encarnarían frente a la corrompida casta

Gabriel García

«Winter is coming»

Durante los últimos días se ha tratado mucho en los medios acerca de la descomposición interna de Podemos. No cabe duda que es una buena noticia, teniendo en cuenta que las principales aportaciones de las huestes de Pablo Iglesias a la política española han sido el blanqueamiento de terroristas y secesionistas, avanzar en la propaganda homosexualista enfocada a los menores de edad y una crispación constante hacia todos aquellos que no comulgaran con su sectarismo (y no olvidemos su tema más recurrente: hablar a todas horas del fenecido Francisco Franco). Lo único que debemos lamentar de todo esto es que Partido Popular y Partido Socialista no sigan el mismo camino, lo cual confirma que aún les queda mucho (demasiado) por aportar en el proceso de liquidación de la nación española. Y, por desgracia, el dominó puesto en marcha por Iñigo Errejón está viniendo de lujo para ocultar los turbios negocios en que está implicado un siniestro personaje como el comisario Villarejo, con el antiguo bipartidismo y grandes empresas de por medio.

Por casualidades de la vida, ahora le ha llegado el turno a Pablo Echenique. Quien impartiera tantas lecciones de moralidad a sus detractores en las filas enemigas y a los herejes dentro de Podemos (sin ir más lejos, al mismo Errejón hace pocos días) ha sido ahora condenado por contratar en negro y no pagar la Seguridad Social de su asistente personal. Lejos quedan los tiempos donde el errejonismo salía en su defensa[1], al igual que el mismísimo secretario general de Podemos[2]: es evidente que éstos, al igual que en el resto de los partidos mayoritarios, también han sido unánimes a la hora de defender a sus representantes incluso en los comportamientos más cuestionables. Al final, la única diferencia entre los dirigentes podemitas y el prototipo de varón blanco y explotador que predica su propaganda está en a quién vota cada uno; y, viendo el ejemplo que ha dado Echenique, lo mismo esos señores que contratan a inmigrantes sin papeles por sueldos míseros empiezan a plantearse cambiar su apoyo al Partido Popular o Ciudadanos (o Vox) a hacer lo propio con Podemos.

Winter is coming, enarbolaban hasta hace poco aludiendo a los libertadores que encarnarían frente a la corrompida casta próxima a su fin. Ahora parece que empiezan a ver caminantes blancos en las próximas citas electorales y hay motivos de sobra para pensarlo. Pablo Iglesias, si bien hace gala de un cierto despotismo ilustrado, no parece que pueda emular durante mucho más tiempo a Daenerys Targaryen si continúa sacrificando a sus dragones (ya sólo cuenta con las verborreas demagógicas de Irene Montero y, tal vez siempre y cuando no interfiera mucho en su cortijo andaluz, con la de Teresa Rodríguez). Con Echenique, su Tyrion Lannister particular, con la credibilidad más por los suelos que nunca, en Podemos no disfrutarán de la temporada final de Juego de Tronos como hubieran deseado.


[1] Gómez Gordillo, R.; “Echenique no estaba obligado a pagar la Seguridad Social de su asistente”, CXT, (29/07/2016).

[2]Pablo Iglesias defiende a Echenique: “Ha dado un “ejemplo moral” con su asistente”, Europa Press, (28/07/2016).