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31 diciembre 2018 • Otros han podido romper el cerco mediático • Fuente: En marcha

Gabriel García

¿Por qué no los falangistas?

Dicen los agoreros que ya no hay espacio para nosotros. Que estamos muertos, desaparecidos y más aún desde que Vox se convirtió en el trending topic nacional… Desde luego, son muy libres de creerlo y de invertir su tiempo y dinero en ese proyecto.

Otros, más por convicción que por el absurdo idealismo que nos presuponen, no podemos conformarnos con una renovada versión de la Alianza Popular de Manuel Fraga (como ha apuntado Jorge Verstrynge, que algo sabe de ese tema). Si a pesar de los augurios no nos liquidó la versión original, tampoco lo hará esta nueva seguida por muchos como los que de buena fe confían en los proyectos de los diversos partidos parlamentarios. Si algo tienen los oportunistas de todo tipo, se camuflen de morado, naranja o verde, es que se les reconoce a mucha distancia; sobre todo cuando, bajo piruetas dignas de trapecistas del Circo del Sol, pueden evolucionar en muchas direcciones en periodos brevísimos. Y la clave para evitar que estos oportunistas ocupen espacios ajenos está, más que en denunciarlos como tales, en impedir por méritos propios que lo hagan.

Hace años parecía imposible que el bipartidismo dejara de tenerlo todo atado y bien atado. Las instituciones del Régimen parecían vetadas para todo aquel que no exhibiera un carnet del Partido Socialista o del Partido Popular; si acaso, más allá del ámbito municipal, parecía que las instituciones sólo podían dar cabida, como mucho, a los secesionistas camuflados como nacionalistas y a algún representante de Izquierda Unida o Unión, Progreso y Democracia que lograra colarse. Hasta que llegó el día en que la crisis económica asfixió tanto al español medio que al Régimen se le vieron todas las vergüenzas y la corrupción, antaño vista como natural por no decir que incluso envidiada por quienes pagaban sus consecuencias, dejó de contar con la impunidad social con que gozaba cuando las vacaciones de verano eran la tónica habitual y no un lujo para miles de familias. Por diversas circunstancias por todos conocidas, el pastel que antes se repartían los integrantes del bipartidismo (y del que los partidos minoritarios sólo recogían las migajas) empezó a dividirse entre más comensales. Ahora todo apunta que cada vez tocarán a menos. Y eso debería beneficiar a quienes, extramuros del Régimen y del Sistema, planteamos una España radicalmente antagónica a los EREs y las Gurtel de turno.

El hastío por la clase política del Sistema, la depauperación del nivel de vida de la mayoría de la población, las redes sociales y la pérdida de credibilidad en la prensa tradicional… Si estos factores han facilitado la irrupción de opciones políticas ajenas al bipartidismo en España, al igual que en otros países de nuestro entorno geográfico, ¿por qué no iban a significar la misma oportunidad para quienes planteamos un modelo de participación política y económica alternativo al liberal-capitalista? Podemos marcó el punto de inflexión de los españoles con la anterior tolerancia hacia la corrupción. Ciudadanos hizo lo propio con aquellos que no querían seguir identificándose con el bipartidismo, pero tampoco con el proyecto de Podemos. Y Vox ha significado el rechazo de un considerable porcentaje al adoctrinamiento en ideología de género y al desafío secesionista. Cada uno de ellos por separado representa una reacción legítima de los españoles a un proyecto que pasa por reducirles a la categoría de votantes ocasionales y consumidores compulsivos.

Lo deseable sería que en el futuro ganara presencia una formación política que pudiera encarnar cada una de esas legítimas reacciones y otras muchas de las que estos partidos carecen, ya sea por sus orígenes ideológicos o por los intereses que les atan a programas concretos. De ahí la obligación que tenemos quienes integramos Falange Española de las JONS por ser esa alternativa al Régimen y al Sistema que pueda plantear todo aquello que ni Podemos, ni Ciudadanos, ni Vox pueden proponer a la hora de aspirar a una España más justa y unida. No es imposible. Si otros han podido romper el cerco mediático, ¿por qué no los falangistas?