31 agosto 2018 • Vemos cómo se combinan ideas ocultistas, arte, magia, espiritualidad equívoca y luchas sociales y políticas

Iván Aguéli: terrorista antitaurino

En fecha tan temprana como 1900 (para mayor precisión el 4 de junio), en la apacible comuna francesa de Deuil-la-Barre (Isla de Francia) un hombre y una mujer a mano armada se acercan al coche que transporta a la cuadrilla del matador francés Félix Robert, a quien acompañaba como banderillero el aragonés Ramón Laborda Tejero (a) Chato, y abren fuego contra ellos. ¿Quiénes eran esa pareja pistolera?

Se trataba de dos personajes más típicos de lo que podamos pensar en la Europa del crepúsculo del siglo XIX y el alborear del XX: el sueco Iván Aguéli (Sala, Suecia, 1869 – Barcelona, España, 1917), hijo de un veterinario, que se inclinó por el arte y la difusa espiritualidad ocultista frecuentando los ambientes simbolistas. Dando tumbos por Europa, allá por 1890 entra en contacto con el teórico anarquista ruso Peter Kropotkin en Londres, adhiriéndose al anarquismo. Lector empedernido de Aben Arabi se convierte al islam en un viaje que realiza a Egipto, iniciándose en una tariqa sufí y cambiando su nombre al de Sheikh ‘Abd al-Hādī ‘Aqīlī.

Iván Aguéli (1869-1917)

A su regreso a Francia, se empareja con la francesa de padres españoles Marie Huot (1846-1930) que fue compañera suya también en el atentado. Marie Huot era ecologista, vegana, hostil a las vacunaciones, ocultista (teósofa), neomalthusiana, feminista y animalista, como tantas chicas de hoy. Marie convierte a Abd al Hadi en activista de la Liga contra la Vivisección (antecedente del animalismo contemporáneo). Aguéli será también quien, en su afán proselitista sufí, convierta al esoterista francés René Guénon al islam sufí.

Durante la I Guerra Mundial, los británicos lo expulsan de Egipto por sospechoso de espiar para los turcos, termina en España y el 1 de octubre de 1917 resulta atropellado por un tren que no pudo oír por su sordera, en la localidad de Hospitalet de Llobregat.

Marie Huot (1846-1930)

En la pareja Aguéli-Huot vemos cómo se combinan ideas ocultistas, arte, magia, espiritualidad equívoca y luchas sociales y políticas que a simple vista parecieran no tener que ver con ese tipo de mundo. Pero que sin embargo están tan estrecha como encubiertamente relacionadas.

A veces, los contemporáneos se piensan novedosos: si supieran un poco de historia, verían que como dice el Espíritu Santo en el Antiguo Testamento: “Nada nuevo hay bajo el sol”.