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28 agosto 2018 • El máximo artífice personal de la nueva España fue Franco, y el Valle de los Caídos su símbolo. • Fuente: Dichos, Actos y Hechos

Pío Moa

Por qué Franco debe estar en el Valle de los Caídos… y el gobierno ante los jueces

El Valle de los Caídos es probablemente el monumento más grandioso y artísticamente logrado del siglo XX en cualquier lugar del mundo. Fue creado a iniciativa personal de Franco para conmemorar la victoria en la guerra civil, y poco después tomó el carácter de la reconciliación, al trasladar allí restos de soldados del bando enemigo. La reconciliación nunca fue aceptada por los dirigentes del Frente Popular ni de los políticos que se identificaron mucho más tarde con ellos. Y es lógico, entre otras cosas porque la reconciliación simbolizada en el Valle se hacía bajo el signo de la cruz, y si algo unió al Frente Popular derrotado en la guerra fue un odio visceral a la cultura cristiana, raíz de la cultura española y europea, y su decisión de erradicarla matando al clero y a numerosos católicos, e incendiando iglesias, monasterios, bibliotecas y centros de enseñanza.

Se ha dicho que la reconciliación nacional se efectuó a la muerte de Franco, pero la reconciliación muy mayoritaria se produjo ya en los años 40, como lo prueba el fracaso del maquis y la ausencia de oposición al nuevo régimen… salvo por los comunistas, el sector más totalitario del derrotado Frente Popular. En la transición solo se reconciliaron los políticos. Y solo cuando Franco, después de muerto, infligió una segunda derrota al Frente Popular en el referéndum de 1976. Entonces los que se consideraban herederos del bando derrotado intentaron una “ruptura” radical con el franquismo para enlazar con la supuesta legitimidad del Frente Popular. Pero la decisión abrumadoramente mayoritaria del pueblo fue la democracia “de la ley a la ley”, es decir, no contra sino desde el franquismo y por tanto contra la ruptura.

Y era natural: una democracia solo funciona en sociedades prósperas, con amplia clase media y sin los odios tremendos que destrozaron la república. Y esa prosperidad y superación de los odios eran la herencia evidente del régimen de Franco. En consecuencia, los políticos que proponían la ruptura debieron aceptar, o más bien resignarse, a una reconciliación que, como han demostrado con el tiempo, no sentían realmente, de modo que cuando han vuelto a cobrar fuerza, tratan de despertar los viejos odios y tratan de vengarse simbólicamente ultrajando los restos de Franco expulsándolos del Valle de los Caídos, dentro de una campaña más vasta con ánimo de cercenar las libertades democráticas so pretexto de “apología del franquismo”.

Para ello han ideado una campaña de absolutas falsedades, hablando de 20.000 presos republicanos condenados a trabajo esclavo para edificar el monumento y otras infamias que dejo aquí de lado. Lo esencial es el argumento de que una democracia no debe tener en un monumento tal la tumba de un dictador, victorioso sobre un Frente Popular supuestamente democrático. Esto es un insulto a la historia, a la democracia y a la verdad. Se hace indispensable, entonces, que la opinión pública conozca lo que fue realmente el Frente Popular más allá de las propagandas, porque ello es indispensable para sanear la democracia actual, perturbada por una falsificación sistemática de la historia.

El Frente Popular fue, de hecho, una coalición de partidos separatistas basados en un racismo demencial, de partidos totalitarios, especialmente socialistas y comunistas, y de grupos golpistas republicanos de izquierda, como el de Azaña. Solo esta constatación basta para entender que no hubo un solo demócrata entre ellos, aunque hablasen incesantemente de democracia. Y para entender el sentido de la guerra civil como una lucha entre los que aspiraban a disgregar España, imponer un totalitarismo y arrasar la cultura cristiana, y los que se oponían a todo ello. Solo reconociendo esta verdad se superará la guerra civil.

El Frente Popular llegó al poder mediante un golpe de estado, pues unas elecciones fraudulentas son un golpe de estado, y las elecciones de febrero de 1936 fueron falsificadas por las izquierdas como está documentalmente probado. Aquel fraude destruyó la legalidad republicana (pero ellos se seguían llamando republicanos, con la misma desenvoltura con que se proclaman demócratas). Y a continuación de dicho golpe, el Frente Popular sumió al país en una orgía de crímenes, incendios y arbitrariedades, anotadas por el propio Azaña, y culminados en el asesinato de un jefe de la oposición, Calvo Sotelo. Otro rasgo del Frente Popular fueron los odios entre sus mismos componentes, que ya entonces se asesinaban entre ellos y que en plena guerra civil causarían persecuciones sangrientas y dos guerras civiles menores entre sus partidos.

Franco y otros se sublevaron contra aquella situación de descomposición de la ley y del país. Rebelión legítima, pues alzarse contra una tiranía semejante lo es. Se consideran dos tipos de legitimidad: la de origen, que es indiscutible salvo para quienes identifican democracia con fraude, corrupción y tiranía; y la de ejercicio, manifestada en el progreso de la sociedad. Y el franquismo transformó la sociedad española, que pasó de la miseria a la prosperidad y de un clima de odios irreconciliables a la moderación política. Y lo hizo con un régimen de autoridad que restringía, sin anularlas, las libertades políticas para los partidos de aquel Frente Popular o sus sucesores. Solo en esas condiciones era posible salir del círculo vicioso de la pobreza y los rencores, y hacer factible finalmente la democracia, votada por gran mayoría en 1976.

Pues bien, el máximo artífice personal de la nueva España fue Franco, y el Valle de los Caídos su símbolo. Por eso, más allá de argumentos legales o familiares, el argumento de la historia y la verdad impone que el lugar de sus restos es y debe ser aquel en que se halla.

La argucia de que una democracia no puede admitir un monumento al dictador, sugiere que quienes lo emplean son demócratas. Para entender que no es así bastará un breve repaso histórico: 1. El PSOE, en alianza con separatistas, anarquistas y extremistas republicanos, intentó derrocar violentamente en 1917 al régimen liberal de la Restauración. 2. Pasó luego a colaborar con la dictadura de Primo de Rivera. 3. Terminada esta, colaboró en 1930 con un golpe militar para traer la república y que fracasó. 4. Durante la república juzgó que había condiciones para imponer un régimen de tipo soviético mediante una guerra civil y la organizó, con esas mismas palabras, y la intentó, junto con los separatistas catalanes y los comunistas, en 1934. 5. Al fracasar, dejando grandes destrucciones y 1.300 muertos, fue un artífice principal del Frente Popular, de la falsificación electoral y de las violencias subsiguientes y autor directo del asesinato de Calvo Sotelo. 6. Ya durante la guerra envió las reservas financieras de España a Stalin, a quien convirtió en amo prácticamente del Frente Popular. 7. Organizó también el expolio sistemático de gigantescas sumas de bienes públicos y privados, con los que se mantuvieron sus jefes en el exilio. 8. Durante el franquismo su oposición, al revés que la de los comunistas, fue casi nula. 9. Al morir Franco fue, junto con los comunistas, separatistas y otros, principal impulsor de la “ruptura” que quería enlazar con el Frente Popular. Como puede verse , un historial democrático intachable

Ante el fracaso del rupturismo el PSOE debió reconsiderar ciertas cuestiones, pero básicamente siguió con sus tradiciones, manifestadas en una corrupción masiva, colaboración con la ETA, explícita en la “salida política”, no incompatible con cierto terrorismo de gobierno (el PSOE tiene su propio historial terrorista, y Felipe González se libró por los pelos de la cárcel). Financiación y colaboración con los separatismos (igual que el PP, por cierto). Rescate de la ETA después de que el gobierno de Aznar la llevara a la ruina, y recompensa a sus crímenes convirtiéndola en una potencia política y dañando gravísimamente el estado de derecho (ETA y PSOE comparten hasta un 90% de ideología, suele olvidarse este pequeño detalle). Demagogia y derroche económico. El PSOE, “partido de los obreros”, logró elevar el número de parados a un millón en la república, a tres millones con Felipe González y a cinco millones con Zapatero. No está mal. Asimismo ha implantado leyes antijurídicas como las llamadas “de género”, y abiertamente totalitarias como la de “memoria histórica”, tratando de imponer desde el poder, al modo de Corea del Norte, su propia versión de la historia… Podríamos seguir muy largamente.

No, el PSOE no es ni ha sido nunca un partido democrático, sino, siempre, la más grave amenaza para la libertad de todos en el siglo XX y lo que va del XXI. No ha contribuido en lo más mínimo a la democracia actual, sino que se ha beneficiado de ella, parasitándola y envileciéndola con la corrupción y la mentira sistemática, porque no vive en la mentira, sino DE la mentira. Y este es el partido, que de acuerdo con la ETA legalizada, con los separatistas que vuelven a amenazar gravemente la nación española, scn el propio PP, quiere profanar y ultrajar la tumba de quien tan merecidamente lo derrotó en la guerra y trajo paz, orden, progreso y libertad personal a la sociedad española.

Estas cosas, cuya realidad está ampliamente demostrada, debieran ser conocidas generalmente por todos los españoles, si queremos que la democracia sane, porque está muy enferma, y se regenere. La libertad no puede basarse en el engaño, como viene sucediendo. Franco debe descansar en el Valle de los Caídos por imposición de la historia y el gobierno delincuente debería ir ante los jueces.