23 junio 2018 • "La mano del Señor estaba con él"

Marcial Flavius - presbyter

Natividad de San Juan Bautista: 24-junio-2018

Rito Romano Tradicional

Evangelio

Lc 1, 57-68: Le llegó a Isabel el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz un hijo. Supieron sus vecinos y parientes que Dios había usado con ella de gran misericordia y se congratulaban con ella. El día octavo vinieron a circuncidar al niño, y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías. Mas intervino su madre y dijo: No, sino que ha de llamarse Juan. Dijéronle: Nadie hay en tu familia que tenga ese nombre. Preguntaban por señas al padre del niño, cómo quería que se llamase. Y él, pidiendo la tablilla, escribió así: Juan es su nombre. Y todos se llenaron de admiración. Al instante se abrió su boca y su lengua se soltó y hablaba bendiciendo a Dios. Y se espantaron todos los que vivían en la vecindad, y en toda la montaña de Judea se divulgaban todas estas cosas. Y cuantos las oían, las guardaban en su corazón y se decían: ¿Qué será, pues, este niño? Porque, a la verdad, la mano del Señor estaba con él. Zacarías, su padre, quedó lleno del Espíritu Santo, y profetizó diciendo: Bendito sea el Señor Dios de Israel, porque ha visitado y rescatado a su pueblo.

Nacimiento de san Juan Bautista

Reflexión

I. Hoy celebra la Iglesia la Fiesta de la Natividad de San Juan Bautista, el precursor de Jesucristo, elegido por Dios para anunciar la venida del Mesías, el salvador anunciado por los Profetas: «Yo soy la voz de uno que dama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías» (Jn 1, 23).

En el resto de los santos la Liturgia conmemora el día de la muerte, el llamado dies natalis, el día en que el cristiano nace a la vida verdadera, a la vida eterna. Solamente en el caso de Nuestro Señor, de la Virgen María y de San Juan Bautista se celebra su nacimiento ¿Por qué? Porque este nacimiento fue santo y trajo al mundo una santa alegría.

• San Juan Bautista no nació en pecado como los demás hombres, porque fue santificado en las entrañas de su madre Santa Isabel, a la presencia de Jesucristo y de la Santísima Virgen.
• El mundo se alegró con el nacimiento de San Juan Bautista porque indicaba estar próxima la venida del Mesías

II. La misión de Juan se caracteriza sobre todo por ser el Precursor, el que anuncia a otro: «vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino el que había de dar testimonio de la luz» (Jn 1, 6).

Con su vida y con sus palabras Juan dio testimonio de la verdad; Su predicación, acompañada de su vida ejemplar, causaron una gran impresión en todos aquellos que tenían muy viva la esperanza en la llegada del Mesías. Entre sus seguidores, Jesús eligió a sus primeros discípulos. Juan es el primero que llama a Jesús Cordero de Dios Su bautismo tenía por objeto preparar al pueblo judío, por medio del arrepentimiento, a recibir al Mesías. Pero la misión del que anuncia, del precursor es desaparecer, quedar en segundo plano, cuando llega el que es anunciado.

Algo parecido nos pide a nosotros el Señor: pasar ocultos haciendo el bien, cumpliendo con perfección los mandamientos de la Ley de Dios y nuestras obligaciones.

Para ello es necesario dar cada día más espacio a Cristo en nuestras vidas: conocer, amar y seguir a Cristo:

• La primera necesidad es la de conocer cada día más a Jesucristo: Es un conocimiento que se adquiere por gracia de Dios en la oración y en la relación personal del alma con Jesucristo, en las múltiples circunstancias de la vida. No excluye sino que necesita de la lectura y reflexión sobre el Evangelio y la vida de Jesús: ¿Quién es Jesús? ¿Qué hizo? ¿Por qué vino al mundo? ¿Cuál es la verdadera causa de su Muerte? ¿Resucitó de verdad? Leer buenos libros…
• Amar y seguir a Cristo: Es amor que se manifiesta no solamente en las palabras y en los deseos, sino sobre todo en las decisiones y en la conducta. La medida del amor es la vida: «El que recibe mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama» (Jn 14, 21), dijo el Señor.

San Juan Bautista fue santificado en el seno de su madre cuando ésta saludó a la Virgen María. Que ella nos lleve por los caminos de la santidad cristiana: conocimiento y amor de Cristo para imitarle en la caridad y en la humildad y en el cumplimiento de su voluntad sobre nosotros.