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5 junio 2018 • La poesía de la canción era atrayente, e incluía una expresión vibrante: "patria en barbecho"

Manuel Parra Celaya

La dama de la canción

Ha muerto María Dolores Pradera, quien nos acariciaba con sus interpretaciones y nos deslumbraba con su señorío. Su voz -dulce y, a la vez, enérgica y vibrante infundía a rancheras, boleros y valses un sello de aristocracia y de elegancia, imposible de imitar. Incluso el movimiento de sus manos, sus gestos y movimientos en el escenario contribuían poderosamente a envolvernos en una atmósfera de distinción y de nobleza, totalmente contrapuesto a cualquier asomo de vulgaridad o estridencia, pero también de afectación o cursilería.

Por ello, le venía como anillo al dedo el título de dama de la canción, tan profusamente repetido ahora en los elogios a su figura desaparecida: Personalmente, siempre me la imaginaba como la protagonista  real de Amarraditos, recorriendo un paseo y saludando con donaire…

Como siempre ocurre cuando fallece una figura pública, los elogios se multiplican y todo lo anterior ha sido dicho de ella; por lo tanto, al repetirlo, no aspiro a ser original en absoluto, pero sí sumarme al juicio unánime de quienes, como yo, disfrutaron con sus canciones. Hace escasas semanas, la reconocí y valoré, jovencísima, en la reposición televisiva de Zalacaín el aventurero, donde entonaba , con su inconfundible voz, un precioso zorcico.

No me resisto a explicar tampoco dos detalles que no he encontrado, sin embargo, en los comentarios ante su muerte; el primero se refiere a su vida y el segundo a su trayectoria artística. Del último puedo dar fe de certeza, y está al alcance de cualquiera su comprobación; del otro, admito que puedo estar en un error, porque, en su momento, pasó por mi mente como una simple anécdota. Empiezo por este y pido disculpas por mi posible equivocación.

En el Centro de Interpretación de la Batalla del Ebro, en la tarraconense localidad de Gandesa, figura, enmarcado, un carné de margarita tradicionalista a nombre de M.ª Dolores Fernández Pradera; quien me lo hizo notar, me aseguró que se trataba de la famosa cantante. Repasando su biografía, leo que, tras una corta estancia en Chile, su familia retornó a España en plena guerra civil, con lo que no sería extraña la afiliación infantil mencionada. Quede el dato entre las curiosidades históricas, si es cierto.

El otro detalle se refiere a una canción en concreto: Paso de vencedores, que, al final de la década de los 60 o principios de los 70, interpretó M.ª Dolores Pradera, en honor a la Reforma Agraria que el general Alvarado estaba llevando a cabo en Perú, tras el golpe militar que lo llevó al poder con el lema ni con el capitalismo ni con el comunismo.

La poesía de la canción era atrayente, e incluía una expresión vibrante: patria en barbecho; era un canto a la redención de los más desposeídos, al soldado que seguía la luz del guerrillero, a la madre del campesino, a los clarines de libertad… La letra nos maravilló, y empleo el plural porque solíamos cantarla a coro los de mi Centuria juvenil en los Fuegos de Campamento y en los trenes cuando íbamos de marcha montañera, porque nos parecía un reflejo de aquella otra Reforma Agraria nunca llevada a cabo en España, la que José Antonio Primo de Rivera anunciaba entre sus propósitos revolucionarios.

Leíamos con fruición los propósitos de aquel gobierno militar, reformista y regenerador de su patria: nacionalización de la Banca y entrega del 75% del accionariado de esta a los peruanos, nacionalización de empresas extranjeras, sindicalización de los medios de difusión, etc. Posteriormente, me enteré de que el coste de las medidas, la reacción de terratenientes y la presión estadounidense habían hecho embarrancar aquel intento de revolución nacional peruana; Alvarado falleció en 1977, pero fue considerado por muchos un héroe popular.

¿Utopía o posibilidad? Dejemos la pregunta ahí en este momento. Para unos jóvenes de camisa azul de aquellos momentos históricos como éramos nosotros, en todo caso, era una promesa y un ejemplo.

He vuelto ahora a escuchar Paso de vencedores, y la voz y el mensaje de María Dolores Pradera me ha llevado, no a la nostalgia de un imposible de juventud, sino a una afirmación en mi madurez.