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«La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas»
Rito Romano Tradicional
Evangelio
Jn 6, 56-59: En aquel tiempo dijo Jesús a las turbas de los judíos: “El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo en él. Como el Padre que me ha enviado vive y yo vivo por el Padre, así el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el que comieron los padres, y murieron. El que come este pan vivirá eternamente”
Reflexión
El jueves después de la fiesta de la Santísima Trinidad, se celebra la solemnidad del Santísimo Sacramento de la Eucaristía o Corpus Christi.
Esta fiesta puede ser trasladada al Domingo siguiente por la autoridad eclesiástica, en caso de considerarlo necesario, como ocurrió en nuestro país cuando la política laicista eliminó el feriado correspondiente.
A pesar de que la Iglesia celebra el Jueves Santo la institución del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, debido a que entonces está de luto por la Pasión de Jesucristo, ha juzgado conveniente instituir otra fiesta particular para honrar este misterio con pleno regocijo.
Para honrar el misterio que se celebra el día del Corpus
En la fiesta del Corpus se lleva solemnemente la Santísima Eucaristía en procesión:
A la procesión del Corpus hay que asistir:
Hoy la Iglesia despliega sus galas, y se deshace en cánticos y alabanzas a la divina Eucaristía. Y no bastándole el recinto del templo ni la quietud del santuario se derrama, como hemos dicho, por las calles y plazas de pueblos y ciudades en devoto y festiva procesión, paseando en artísticas custodias y bajo palio al Rey de reyes, encerrado en la Hostia consagrada.
Es el Rey del pueblo, el Rey de la ciudad, el Rey de todos.¡Paso al Santísimo Sacramento! ¡Para Él campanas, para Él las salvas de los cañones! ¡Para Él el tributo de las espadas, las palmas y las ofrendas! Y que Él , en amorosa correspondencia, bendiga y consuele a los que lo pasean en triunfo, reconociéndolo como Dueño y Señor.