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11 abril 2018 • Un testigo presencial de los hechos rebate las mitificaciones de la propaganda

Moisés Domínguez Núñez

Cuando la “evidencia primaria de época” pone en un compromiso a los guardianes de las verdades orwellianas

En el libro Ángel Viñas y sus dos colaboradores “El primer asesinato de Franco”, (Editorial Crítica, 2018) aseguran al 100% que Francisco Franco mandó asesinar al general Balmes el 16 de julio de 1936 en el polígono de tiro de la Isleta de Las Palmas.

Sin embargo, pese a un título tan definitivo nada en ese libro es definitivo. Tal es así, que en el libro, que yo titularía “El ensayo de las 1000 preguntas sin respuesta”, todo son elucubraciones, sospechas e indicios sin confirmar. Un libro, que por cierto extrae casi todos los datos de mi obra “En Busca del General Balmes(Editorial Librería Hispania, 2015) para después manipularlos y tergiversarlos a su antojo.

Hoy sin embargo no me sumergiré en el caso Balmes, ya habrá tiempo y lugar de seguir mostrando documentos y datos que confirmaran la muerte accidental del Brigadier.

Colateralmente, el diplomático y sus ayudantes hablan en su obra sobre los sucesos que acaecieron en una ciudad de frontera, Badajoz, en agosto de 1936. En uno de los pasajes se cita los fusilamientos del alcalde Sinforiano Madroñero y del diputado Nicolás de Pablos el día 20 de dicho mes.

Sobre este suceso voy a escribir hoy, para aclarar cómo pasaron los hechos realmente y demostrar a estos “ilustres señores” que, a parte de alardear de usar la “Evidencia Primaria Relevante de Época” hay que acudir realmente a ella (A partir de ahora la llamaremos con el acrónimo que usa el exdiplomatico: EPRE). Lo digo, porque después los estudiantes y aficionados a la historia pueden llevarse a engaño leyendo un libro tan “categórico” como el suyo.

Mostraremos primeramente qué nos dice el exdiplomático y sus compañeros de viaje sobre el caso:

«…Nuevas investigaciones han confirmado la vesania falangista, por ejemplo, el 20 de Agosto, al día siguiente de la llegada de Cañizares (a Badajoz). Devueltos a la zona sublevada por las autoridades portuguesas, el alcalde paceño Sinforiano Madroñero y el diputado socialista Nicolás de Pablos Hernández fueron asesinados por un pelotón de Falange el mando de Felipe Moreno Damián, en un acto público de exaltación patriótica tras una misa de campaña» (página 471).

Expresan los co-autores de tan magna obra que toman la cita del libro del historiador Francisco Espinosa, “La Justicia de Queipo” (Editorial Crítica, pagina 139).

Acudamos a esta nueva fuente y veremos a donde nos lleva la EPRE:

«Las autoridades portuguesas, decididamente alineadas a favor de los golpistas e incumpliendo normas básicas de asilo, devolvieron a los fascistas de Badajoz a diversos personajes de relieve como el alcalde Sinforiano Madroñero Madroñero y el diputado socialista Nicolás de Pablo Hernández, asesinados, por un pelotón de Falange al mando de Felipe Moreno Damián, el día 20 de Agosto en un acto público de exaltación patriótica tras una misa de campaña».

A su vez el historiador extremeño toma la cita del trabajo que hizo Luis Pla de Urbina, hijo y sobrino de Luís y Carlos Pla Alvárez, fusilados en Badajoz el 19 de agosto de 1936, en unas páginas tituladas “Testimonios y puntualizaciones” aparecidas en el libro “Fascismo sobre Extremadura”, Badajoz, 1936, (panfleto de propaganda frentepopulista re-editado por la Federación Socialista de Badajoz, Badajoz, 1997, páginas 93 y ss.). Numerosas afirmaciones de esas “puntualizaciones” fueron ampliamente glosadas por el historiador Ángel David Martín Rubio en su libro “Salvar la memoria” (Fondo de Estudios Sociales, Badajoz, 1999).

Como vemos, la información va pasando, sin solución de continuidad de un libro a otro, sin acudir realmente a las fuentes primarias y fiándolo todo al testimonio y memoria del mesurado Luis Pla. Por cierto, todo un caballero que nos dejó en Diciembre de 2016 y que aseguró en ese trabajo que «la cifra de 3000 mil asaltantes abatidos en las cercanías y arrabales de la ciudad es incorrecta, ajustándose más a la realidad la de 300» (pagina 93). No le pongo un pero a esa afirmación. De hecho, este testimonio es una enmienda total al libelo que la Federación Socialista de la Provincia de Badajoz publicó a finales de 1937, lleno de exageraciones, mentiras y medias verdades sobre lo que ocurrió en Badajoz en aquel verano sangriento. Tengo que decir que este SEÑOR en estas puntualizaciones aparca su ideología socialista y se acerca a los hechos de forma honesta y mesurada. Muchos irredentistas, oportunistas y arribistas desmemoriados podrían haber aprendido de él.

En fin, centrándonos en el asunto que hemos venido a aclarar. Sobre el fusilamiento del Alcalde y Diputado expresa que «Pablo Moreno Damián jamás fue estudiante de nada. Era representante de automóviles. Su hermano Felipe mandaba el pelotón que fusiló a Sinforiano Madroñero y Nicolás de Pablos» (página 95). Más adelante afirma que «El único caso de exhibicionismo se produce en la Avenida de Huelva, en que después de un acto de exaltación patriótica con desfiles y misa de campaña, fusilan ante el pueblo al grupo de autoridades que se habían refugiado en Elvas…» (páginas 103 y 104). Desgraciadamente no cita fuentes ni mucho menos nos indica dónde o quién le proporcionó esa interesante información.

Como vemos la EPRE en la que se basan tanto Espinosa como posteriormente Viñas hay que cogerla con pinzas. Pese a la buena voluntad y determinismo con el que el señor Pla escribió este texto, los hechos no ocurrieron como él lo cuenta.

Una vez hemos llegado a este punto es menester aclarar a estos “historiadores de prestigio” cómo ocurrió este suceso por si algún día quieren rectificarlo.

Comprobaremos que esa supuesta “Vesania falangista” no fue tal.

Sobre los fusilamientos de la mañana del día 20 de agosto del 1936, el activista del Frente Popular, Jay Allen escribe desde Tánger el 23 de agosto del mismo año una “novela” diciendo que se produjeron en la plaza de San Juan:

«Ayer tuvo lugar allí un fusilamiento ceremonial, simbólico. Siete importantes miembros del Frente Republicano fueron fusilados al son de una banda de música y demás fanfarria, ante 3.000 personas. Todo ello para probar que los generales rebeldes no fusilan sólo a obreros y campesinos; con el Frente Popular no hay favoritismos que valgan».

Basil Gee en 1935

Este fusilamiento de dirigentes, que habían formado parte del Frente Popular, no se produjo en la plaza de San Juan, sino en el foso de la muralla del baluarte que ocupaba el Cuartel de la Bomba, en su vértice oeste, junto a una entrada exterior a una poterna del baluarte que servía de polvorín a este cuartel (en las traseras del actual Instituto Zurbarán que está frente al Gobierno Civil). Este lugar sirvió para varios fusilamientos de personas destacadas que no pasaron por la Plaza de Toros, entre ellas el funcionario de Obras Publicas Carlos Díaz Pache. Evidentemente, Jay Allen fantasea cuando expresa que a aquel acto acudieron 3000 personas. Realmente a estos fusilamientos, que eran previamente conocidos, solían asistir unos pocos vecinos, no muchos, entre los que estaban, digamos, por imperativo “legal” de sus cargos, militares, falangistas, sacerdotes, conductores, escoltas y algún que otro morboso curioso.

El teniente Alfonso de Mora Requejo, jefe accidental de la 10 Cía. IV Bandera de la Legión formó en el cuadro para el fusilamiento, desfilando posteriormente por las calles de la ciudad. Es decir, que el citado falangista Felipe Moreno no mandó ningún piquete de ejecución, al menos ese día. El pelotón de fusilamiento lo formaban realmente soldados del Regimiento Castilla al mando del cual estaba el oficial del Tercio mentado.

Tras este fusilamiento se realizó una parada militar. Y se llegó a publicar un bando en el periódico HOY, que se repartió esa misma tarde, titulado “Se ha hecho justicia con los cabecillas”.

Basil Gee, un aventurero australiano, va a ser testigo presencial del fusilamiento. Es más, dejará escrito en el anverso de las fotos unas notas “periodísticas” de gran trascendencia que reproducimos a continuación.

En la primera foto sale un legionario que está registrando los bolsillos de un fusilado, Basil Gee escribe:

«Spain (Badajoz), 20th August 1936 Photo by Basil Gee

Nationalist soldiers searching the clothes of executed reds for valuables. These are to sewn in the most unlikely places and include a little money, bits of gold, medals, saints, half coins and other personal trinkets. The surrounding crowd, composed mostly of women and children, shows much interest in the proceedings».

Traducción: «Los soldados nacionalistas buscan en las ropas de los fusilados “rojos” algunos objetos de valor. Estos están cosidos en los lugares más inverosímiles y lo componen un poco de dinero, algo de oro, medallas, santos, monedas y otras baratijas personales. La multitud que está alrededor (del fusilado), compuesta en su mayoría de mujeres y niños, muestran mucho interés en el procedimiento».

Esta foto salió publicada con el sello de “Associated Press”, entre otros periódicos, en la página 8 del “Big Spring Daily Herald” y el “Winona Republican Herald” del 2 de septiembre de 1936 con la misma anotación que hizo Basil Gee en la que un grupo de paisanos contempla los cuerpos aun calientes de los fusilados. Curiosamente en un periódico brasileño, el “Correio Paulistano” de 20 de septiembre de 1936, aparece una composición en la que se destaca esta foto junto a la del periodista norteamericano del “Chicago Tribune” Jay Allen. Curiosa coincidencia.

En la segunda foto un grupo de vecinos se arremolina ante los fusilados. En este caso Basil Gee escribe:

«Spain (Badajoz), 20th August 1936 Photo by Basil Gee

Body of a “Red” executed by the nationalist troops. The crowd in the background are gathered around several more corpses who were executed at the same time. This particular execution took place just off one of the main streets of Badajoz .Note the white armbands worn to indicate neutrality. As may be seen, women and children show much interest».

Traducción: «Cuerpo de un “rojo” ejecutado por las tropas nacionalistas. La multitud en el fondo se reúne en torno a varios cadáveres más que fueron ejecutados al mismo tiempo. Esta ejecución especial se llevó a cabo junto a una de las principales calles de Badajoz. Observe los brazaletes blancos usados para indicar la neutralidad. Como se puede ver, las mujeres y los niños muestran mucho interés».

Y para terminar, si en este incidente menor, por muy doloroso que fuere la muerte de estas personas, estos señores no han sabido encontrar la EPRE, qué no habrá pasado con otros sucesos de más enjundia y por supuesto con episodios citados en el libro “definitivo” que señala a Francisco Franco como el autor intelectual del “asesinato” del general Balmes.

Lo dicho, rectificar es de sabios.

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