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3 abril 2018 • Idas y venidas de un caracterizado representante del "antifranquismo virtual"

Moisés Domínguez Núñez

Ángel Viñas: otro “antifranquista” sobrevenido

Libro de Ángel Viñas publicado en la «España franquista»

Para el comandante de Artillería Castañeda, ahora y siempre.

Siempre he sentido especial predilección por los personajes literarios de frontera: contrabandistas, estraperlistas, colaboracionistas, desleales, apóstatas, chivatos, espías, tránsfugas, delatores, traidores, huidos, fugitivos, prófugos, renegados, desertores… entiendo que dan un retrato vívido de las contradicciones del alma humana. Es en las épocas de conflicto, en las guerras, cuando se ponen de manifiesto en su plenitud las posibilidades de desarrollo de estos personajes.

Poco se ha estudiado la cantidad de personas que cambiaron de bando en la última Guerra Civil Española. Razones de oportunidad histórica han hecho inviable este estudio hasta la fecha. El que más y el que menos puede tener un “muerto en el armario”. Está consolidada la creencia de que el número de “pasados” al bando nacional fue mayor que a la inversa. Sin embargo, hace poco tuve la oportunidad de realizar un trabajo de investigación en la que conseguí desenmascarar al que sea, quizás, mayor traidor al bando sublevado: Antonio Bahamonde Sánchez de Castro (Pulse sobre este enlace para leer artículo)

Pero hoy vamos a avanzar en el tiempo y poner la lupa en la trayectoria de otro personaje público que aún va dando lecciones de antifranquismo. Con el respeto que nos merece el profesor Viñas, no es menos cierto que debemos conocer realmente la trayectoria de este personaje público que en sus inicios funcionariales no renegó del franquismo, ni se exilió, ni se conoce que fuera perseguido por el Régimen, muy al contrario; fue repetidamente mimado y premiado, como veremos a continuación.

El profesor Pedro Carlos González Cuevas recoge unas pocas notas biográficas sobre Ángel Viñas que me parecen muy acertadas en un trabajo titulado, con no menos tino, Mein kampf gegen Franco (Mi lucha contra Franco). Consideraciones sobre Ángel Viñas, el último (por ahora) guardián de la historia:

«Ángel Viñas Martín se ha convertido en una especie de “The War Lord” historiográfico, cuya autobiografía podría llevar por título en alemán: “Mein Kampf Gegen Franco”. Nacido en Madrid el 2 de marzo de 1941 en el seno de una familia de clase media baja, se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales y como técnico comercial de Estado. Fue un ateo precoz. A los doce años ya se encontraba alejado del catolicismo, porque un sacerdote le dijo que si continuaba con su mala conducta iría al infierno. “Desde entonces, dejé de ser católico”. Su principal mentor fue el profesor Enrique Fuentes Quintana. Siempre se consideró antifranquista, aunque nunca militó en los partidos de la oposición. Así, en una entrevista con el historiador Mario Amorós, afirma con gran desparpajo: “Participé, en segunda línea, en la marcha contra el rectorado de la Universidad Complutense, disuelta por una carga de los “grises” a caballo, y en alguna otra ocasión”. Nunca militó en el PCE, aunque, eso sí, pasó una noche sin dormir, en casa de un amigo comunista, destruyendo libros y revistas que podían resultar peligrosos en caso de que hubiese un registro de la policía. En una ocasión, se vio obligado, por motivos protocolarios, a saludar a Franco, en octubre de 1967: “Me pareció que estaba muy enfermo, muy afectado por el parkinson, y pensé que moriría pronto. Fue tremendo verle parpadear constantemente: sus párpados eran blancos y destacaban cuando se abrían y cerraban sobre el trasfondo de su rostro moreno tostado por el sol. No lo olvidaré”. Sin embargo, salió airoso del trance, vivito y coleando. Trabajó en el Fondo Monetario Internacional y como agregado comercial en la embajada española en la República Federal Alemana».

Como bien apunta el buen historiador:

«Y, en consecuencia, tuvo, con toda seguridad, que jurar las Leyes Fundamentales, ¡Dios mío, vaya tortura!»

Amen de esta anécdota, tan bien traída, si acudimos a las fuentes oficiales (especialmente el Boletín Oficial del Estado, denominación adoptada en 1936 por la Junta de Defensa Nacional), nos sorprenderemos como el señor economista participó activamente, entre 1966 y 1975, en el ahora llamado Régimen Franquista.

Como él mismo publica en su blog (mantenido por la editorial Crítica) durante su periodo de formación universitaria le fueron concedidas becas (Servicio Alemán de Intercambio Académico, Fundación Stevenson, Comisaría de Protección Escolar) destinadas a la adquisición de competencias en idiomas extranjeros y el estudio de economía internacional. Obviamente, para obtener becas y ocupar una plaza de profesor universitario, durante el Régimen de Franco, además de la consuetudinaria recomendación, era necesario el Certificado de Buena Conducta. Como es bien sabido, la oposición política no tenía, oficialmente, cabida en el Sistema.

En 1966 se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales, con sobresaliente, en la Universidad Complutense. Mientras compatibilizaba su trabajo como docente en la misma Complutense hizo su tesis con el profesor Enrique Fuentes Quintana que le guió por el mundo de la historia. La Delegación Nacional –Comisaría para el S.E.U.– le otorgó el Accésit de Ciencias Políticas y Económicas (sección de económicas) para el curso 1965-66. No nos costa que renunciaría a este premio extraordinario de licenciatura. No decimos que no lo mereciera, sino que las miopes autoridades del Régimen no supieron ver esta faceta oculta: estaban premiando a un “fiero historiador antifranquista” en ciernes. Mientras, los pocos españoles que militaban en la oposición, a parte de verse apartados de cualquier puesto en la Administración si incurrían en responsabilidades tenía que esforzarse en evitar a la Brigada Político Social.

También en ese año 1966 realizó, como todo español, el Servicio Militar Obligatorio. Evidentemente alguien de su estatus no la haría como simple recluta y soldado raso. Como también hicieran Felipe González, Adolfo Suárez y Jordi (o Jorge) Pujol la milicia universitaria sería la forma de cumplir con el servicio militar obligatorio en el régimen opresor y genocida.

No se tiene conocimiento que optara por la objeción de conciencia o la deserción, por lo que evidentemente cuando acabó el periodo de instrucción tuvo que jurar la bandera nacional .Sí, esa bandera con el águila de San Juan, y el Yugo y la Flechas de los Reyes Católicos. Nos preguntamos si en un gesto de “ardor guerrero” llegó, incluso, a besarla.

Para los que no lo sepan, es necesario aclarar que la Ley de 2 de Julio de 1940 en su artículo 3º establecía que «La Milicia Universitaria estará compuesta por los jóvenes de edad superior a los 18 años, afiliados al Movimiento y que cursen sus estudios en Universidades, escuelas Técnicas y Centros de enseñanza Superior». Adicionalmente el artículo 1º del Decreto de 22 de febrero de 1941 ampliaba la norma «los miembros del Frente de Juventudes encuadrados en el Sindicato Español Universitario recibirán la instrucción militar superior en la Milicia Universitaria de Falange Española Tradicionalista y de las JONS»

No obstante, a lo dicho hay que añadir que a mediados de los 60 del siglo pasado el SEU estaba en declive y esas exigencias para con el movimiento no era tan severas. Creemos que el joven Viñas debió realizar la Instrucción Preliminar Superior, también conocida como IPS. Ahora bien, es seguro que tuvo que aprobar una prueba psicotécnica para verificar que el futuro oficial estaba en consonancia con la mentalidad franquista-militar de la época. ¡¡Vaya por Dios!!

Anotemos que el joven oficial debió llevar prendida sobre el pecho de su guerrera una insignia visible a distancia donde figuraba, a gran tamaño, el distintivo del SEU: un cisne ajedrezado con el yugo y las cinco flechas falangistas al que se añadían las dos espadas cruzadas ¿Existirán fotos de este señor con tan señero escudo?

El historiador, catedrático en la Facultad de Políticas de la Complutense, Antonio Elorza expresa sobre Ángel Viñas lo siguiente:

«Para quien hizo el servicio militar como “aspirante” a alférez en los años sesenta, en una carrera que estuvo a punto de terminar ya cumplidos 15 meses como propina en Ceuta por orden del capitán general de la Región, en caballería a caballo — ¡hablamos de 1966!— y con tanques que no andaban».

Seguro que para un antifranquista convencido debió ser una verdadera tragedia servir a su patria, como oficial, en el ejercito “franquista y represor”. Entendemos que tuvo que tragar su propia bilis cuando«en el invierno de 1966/67, haciendo las practicas de alférez le tocó dar una conferencia a los jefes y oficiales del regimiento sobre el asesinato de Calvo Sotelo y la Guerra Civil» (página 434 de “El primer asesinato de Franco”). Un tema muy interesante y que podía haber explorado en profundidad ad futurum. Finalmente concluye su “mili “licenciado como Alférez de Complemento.

Con 27 años, en 1968 ingresó en el Cuerpo Especial Facultativo de Técnicos Comerciales del Estado tras aprobar la oposición con el número uno de su promoción. Curiosamente, Pedro Solbes Mira, ministro de Economía con Rodríguez Zapatero, obtuvo en el mismo concurso el número tres.

Sin experiencia administrativa, no le hace ascos a formar parte de un Tribunal de Oposiciones del Régimen (ahora opresor, y en aquella época, para el Sr. Viñas, al parecer no lo era). Así aparece 01 y 27 de Febrero de 1969 como vocal titular, actuando así mismo de secretario, que ha de juzgar las oposiciones convocadas para el ingreso en el Cuerpo de Técnicos Comerciales del Estado. En 1974, vuelve a aparecer como Vocal formando parte de otro Tribunal de Oposición para el mismo cuerpo. Cualquiera que conozca la Administración General del Estado sabe que por formar parte de un Tribunal de Selección se devengan dietas; y que «quien no tiene padrino, no se bautiza».

Tras unos pocos meses en el Ministerio de Comercio , el señor Viñas vuela fuera de nuestro país y representa a la «España franquista«, como uno de las más brillantes funcionarios de las nuevas promociones del Ministerio de Asuntos Exteriores, primero siendo destinado en la central del Fondo Monetario internacional en Washington y posteriormente, y durante los tres años siguientes, en agregaduría comercial la Embajada de Bonn (Republica Federal de Alemania) donde desarrollará una intensa actividad en el ámbito de las relaciones comerciales hispano-germanas. Fue allí donde llevó a cabo uno de sus trabajos más notables sobre los antecedentes económicos y políticos de la intervención alemana en la guerra civil española.

En Noviembre de 1973 vuelve a España y se incorpora al Ministerio de Comercio, así mismo reingresa en la Universidad Complutense de la que es catedrático adjunto de la cátedra de Estructuras Económicas y también trabajará como asesor del Ministerio de Economía. Todo un ejemplo de buen funcionario español durante el Régimen Franquista.

En octubre de 1974 aspirará a Catedrático, siendo excluido por:

«no haber especificado en la instancia que cumple el requisito a que se refiere el número 4, apartado d del artículo 58 de la Ley de Ordenación Universitaria de 29 de julio de 1943. Establecía dicha norma en su artículo cuarto: “La Universidad española, en armonía con los ideales del Estado nacionalsindicalista, ajustará sus enseñanzas y sus tareas educativas a los puntos programáticos del Movimiento”».

Agárrense que vienen curvas ¿Cual fue la causa por la que fue excluido el aspirante a Catedrático? Si vamos al cuerpo legal veremos el porqué:

«Para formar parte en la oposición, serán requisitos indispensables… Cuarto) La firme adhesión a los Principios Fundamentales del Estado, acreditada mediante certificación de la Secretaría General del Movimiento».

 Para el fiero antifranquista, el carecer del certificado sería algo consecuente con sus ideas, pero siguiendo los firmes postulados morales marxistas (Groucho), “estos son mis principios; si no les gustan, tengo otros”. Dicho defecto formal fue subsanado por el interesado, y en el Boletín Oficial del Estado del 10 de enero de 1975 finalmente fue admitido a las oposiciones a las cátedras de Estructura e Instituciones económicas españolas en relación con las extranjeras en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de las Universidades de Málaga y Valencia.

Y me pregunto ¿en que archivo se custodiará esa adhesión a los Principios Fundamentales del Estado que por narices tuvo que firmar el Señor Ángel Viñas? Esperemos que algún día historiadores o investigadores futuros den con tan interesante “papelito” o como consagra el desmemoriado historiador con su acrónimo EPRE (evidencia primaria relevante de época).

Sin quitarle meritos, con tan solo 34 años, el 21 de julio de 1975, se nombró al señor Viñas, catedrático de Estructura e Instituciones económicas españolas en relación con las extranjeras en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Valencia. Firmaba el nombramiento Felipe Lucena Conde (Director General de Universidades e Investigación) y el Ministro de Educación, Cruz Martínez Esteruelas, que militó en FET y de las JONS. Dicho nombramiento se ratificó en el Boletín Oficial del Estado del 18 de agosto de 1975. Hay que hacer notar que es Catedrático cuando aun vive Franco. También ejercerá de Catedrático de otras universidades: Complutense y Autónoma de Madrid.

Por ultimo, en Octubre de 1975, lo vemos como vocal suplemente para concurso-oposición para el ingreso en el Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España.

Esta es la verdadera y valiente trayectoria antifranquista del célebre economista en plena Dictadura. Que sepamos no se le conoce ninguna actividad pública o privada relevante contra el Régimen Franquista antes del 20 de Noviembre de 1975, salvo que la “EPRE” nos diga otra cosa. ¿Dirá el señor diplomático que esto es historia- ficción? Las pruebas y la hemeroteca son tozudas en sentido contrario. El resto, ya se sabe: “A moro muerto, gran lanzada”.


Ver también:

Desbrozando a Ángel Viñas & Cía: un tratado de malas maneras

Amado Balmes: un general monárquico y amigo leal de Franco

Una respuesta para Ángel Viñas: otro “antifranquista” sobrevenido