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29 diciembre 2017 • El Ejército ha consentido una más

José María Manrique García

Nueva humillación militar

En 2013 el Coronel de Artillería Manuel Busquier Saéz, jefe del Regimiento de Artillería nº 71, dependiente del Mando de Artillería Antiaérea -AAA- (General de Brigada de Artillería Juan Vicente Cuesta Moreno), unidades ambas acuarteladas en Fuencarral (Madrid), cedió al Ayuntamiento de Madrid un cañón antiaéreo Flak 18 (88/56) fabricado en 1938 de los que el museo de la unidad tiene en su poder. La Alcaldesa, Ana Botella, organizó con el mismo la “Plaza de la Artillería Antiaérea” en una rotonda del Barrio de Montecarmelo (Distrito Fuencarral-El Pardo) próxima al cuartel artillero.

Un detalle significativo: esa pieza hizo la Cruzada de Liberación, ocasión en la que se probó aquella entonces modernísima y eficacísima arma en competencia con otra similar soviética. Ejemplares tan antiguos apenas quedan en el mundo tras el ciclón de la 2ª GM, de forma que en el mercado internacional de los coleccionistas y museos alcanza valores que rondan los 60.000 €. Sin duda el incomprensible desconocimiento y la falta de amor a las tradiciones y hechos de nuestros mayores hicieron elegir precisamente esa rara pieza histórica, cuando hay numerosas versiones de la misma hechas en Trubia en posguerra, para su exposición a la intemperie y al previsible vandalismo y activismo político “antisistema”.

Porque, sépanlo ustedes, ese cañón es uno de los fondos del Museo del Ejército que estuvieron expuestos en la terraza Norte, siendo vergonzantemente “exiliados” a la Academia de Artillería (Segovia) cuando empezaron los ataques y pintadas contra el Museo en Madrid; de allí se recuperó para el Museo de la AAA. Ese es el amor a la cultura y el patrimonio nacional que se estila en nuestra época

Todo ello denota, además, un voluntarioso desconocimiento de que ese mismo “sistema” es, fundamentalmente, antipatriótico y antimilitar, como lo demuestra la ley y praxis de la “Memoria Histórica” que tantos hechos heroicos ha borrado de nuestros cuarteles y ciudades de la mano de todo tipo de políticos.

Con semejantes premisas, las consecuencias se veían venir. Recogemos la crónica de “La Gaceta” del 27 de diciembre, apenas a unas horas para que la “inocentada” hubiera sido clamorosa.

…«El cañón, presente en la plaza desde el 28 de abril de 2013, fue cedido al Ayuntamiento hace cuatro años; una cesión que se agotaba precisamente en el final de este año 2017. En lugar de sentarse a negociar una prórroga de la cesión (como tenía obligación de hacer), el Consistorio ha optado por retirar el cañón sin previo aviso, antes de la extinción del acuerdo. De esta manera, militares provistos de una grúa –y acompañados por policías municipales y por representantes de la formación política Podemos– se han personado en esta plaza de Montecarmelo para despojarla de lo que desde hace cuatro años ha sido su elemento distintivo. Los militares que han participado en la retirada del cañón estaban encabezados por un coronel que ha rehusado identificarse y que conversaba, en un ambiente distendido, casi festivo, con los representantes de Ahora Madrid. Estos últimos, que también se han negado a identificarse, han exhibido un rostro de satisfacción durante el transcurso de la luctuosa ceremonia».

Conclusión, el Ejército ha consentido una humillación más, innecesaria desde el origen (fiarse de los demócratas de la memoria histórica, facilitándoles “carnada” -¡una valiosísima pieza de museo!-) hasta el final (no haber dejado al grupo podemita con las ganas de hacer una canallada retirando antes la cesión). Y encima lo hace con “ambiente distendido casi festivo”.

Queden para la historia el nombre del actual Coronel del RAAA 71, Joaquín Broch Hueso, y General del MAAA, José Miguel De los Santos Granados. Por cierto, los responsables también de la celebración de Santa Bárbara más triste de la historia: a la Misa en la Catedral Castrense no asistió nadie del regimiento del primero y prácticamente solo el general, ni una mínima comisión o voluntario.

Les ahorramos los calificativos que merecen todas esas acciones: imagínenselos.

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