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31 octubre 2017 • Para nosotros y un creciente número de observadores independientes, lo que está ocurriendo es un nuevo combate amañado

Alborán

Blanquerna, prueba y prenda del Pacto Madrid-Barcelona

 El contexto

Muchos bien pensados y desinformados españoles no consiguen explicarse cómo no tienen ajustada respuesta los delitos y las desobediencias a las órdenes judiciales por parte de las autoridades, policía autonómica y organizaciones catalanas, habiéndose incluso llegado al violentísimo acoso a la Guardia Civil en Manresa y Barcelona, con destrucción de vehículos y robo de armamento largo (fusiles de asalto). Y lo de la “ajustada respuesta” es algo ideal, pues ni siquiera ha habido detenidos en los motines, el Mayor de los Mozos de Escuadra ha salido de la Audiencia Nacional en libertad sin medidas cautelares, y nadie se plantea “desaforar” a las autoridades catalanas que campan por sus respetos en flagrante traición, sedición, rebelión y mil figuras delictivas más(o que antes lo eran). Por el contrario, el Artº 155  elude estos temas y el Portavoz del Gobierno ha invitado a Carlos Puigdemont a participar en las suicidas elecciones de noviembre, elecciones, por cierto, que coinciden con lo que quería el Gobierno Catalán en rebeldía.

Por supuesto, desinformados lo estarán, pero sin duda porque les resulta más cómodo estarlo: es muy duro estar fuera del “sistema”, tener que plantearse incómodas preguntas y, mucho más, llegar a posturas resueltas contra la corriente de la “corrección política”. Porque, por ejemplo, con los casos de la “asaltacapillas” Rita Maestre  y el los anarquistas que pusieron la bomba en El Pilar deberían haber saltado sus alarmas: la primera finalmente no fue condenada y los segundos pasaron de una condena de 12 años a, casualmente, cuatro y medio, como los reventadores del acto que analizamos.

La librería de la «embajada» catalana en Madrid

Pero la comprobación más clara de que la Justicia española tiene dos varas de medir es Blanquerna.

Coincidiendo con la Diada de 2013, la librería Blanquerna, que es, en la práctica, una filial de la próxima “embajada /delegación” catalana en Madrid, fue el escenario donde un grupo de patritoas reventaron el acto público secesionista que celebraba tal “evento”.  Aunque  prácticamente no hubo violencia (ninguan lesión), los que irrumpieron en el acto, durante poquísimo tiempo (según El Páis del11-IX-2013 “el acto se retrasó durante media hora y tuvo que ser trasladado a un patio del edificio”), fueron  condenados a duras penas de cárcel (hasta cuatro años) que inicialmente iban a cumplir coincidiendo con el “referéndun del 1-O” y con la puesta en libertad de los cargos de la Generalidad (descontados los “aforados”) implicados en su organización, pero que finalmente entrarán en prisión precisamente tras la “solemne” proclamación de la independencia, el 1 de noviembre actual.

El Tribunal Supremo basó su sentencia, que aumentó drásticamente la condena de la Audiencia Provincial multiplicándola por ocho, en que interrumpieron un acto mediante la hipotética y no probada utilización de “agresivos vesicantes” (sic) conocidos como “gas pimienta” (¿sabrán lo que son los citados elementos?)”, lo que motivó la rapidísima y sospechosísima ¡intervención de la policía científica, la  unidad especial NBQ de la Policía Nacional, y una más NRBQ del SAMUR (Quebec)!, con la consiguiente suspensión del acto, pues los mismos se dedicaron durante  horas a detectar el “agente vesicante” y “recoger restos epiteliales (sic)”; aunque el acto se efectuó en el patio anejo. Inmediatamente, el Ministro del Interior, en el Congreso, hizo una declaración pública de protesta y consternación. Todo ello tiene  todos los visos de  ser una operación impulsada por los servicios secretos y gabinetes judiciales para desactivar, por el amedrentamiento,  cualquier posible reacción cívica o política al galopante proceso “soberanista” [1]. Una operación, al estilo de las  del “Atentado de Atocha” (1977) y el “23-F”, que partía del casi seguro conocimiento de lo que los asaltantes planeaban, cuando no de su inducción por medio de algún infiltrado(s), y de un estudio conjunto legal y policial para aportar los elemnentos suficientes para una sentencia dura y aleccionadora (“delito de desórdenes públicos en concurso ideal con el de impedimento del derecho de reunión, con la concurrencia de la agravante de obrar por motivos de discriminación ideológica… -y- … daños ocasionados en bienes de propiedad pública … el motivo impulsor del delito o delitos cometidos fue la intolerancia hacia la ideología catalanista”).

Pero no acaba ahí la cosa, a varios de ellos la Audiencia Provincial de Barcelona les ha impuesto varios años más por sus discursos (nada comparables a los habituales  “arderéis como en el 36” o “Vamos a quemar la Conferencia Episcopal” que ampara la libertad de expresión) el Día de la Hispanidad de 2013. Tampoco hay, por supuesto, comparación posible con el acoso a la Guardia Civil, junto con la destrucción de sus vehículos y el robo de su armamento (fusiles de asalto CETME) y la desobediencia/sedición continuada que hemos visto en Cataluña.

Blanquerna no solo es la constatación de la existencia de dos varas de medir, o la “flexibilidad de la justicia democrática”, sino la de la “sinjusticia” [2].

Prueba y prenda de un nauseabundo pacto de traición

El acoso a la integridad de España viene de lejos. Por ceñirnos al siglo XIX, pero sin olvidarnos de Portugal y Gibraltar, la mayoría de las veces los traidores españoles han sido impulsados por intereses sajones o franceses; este es el caso de todos los movimientos, auténticas guerras civiles, producidos en los antiguos virreinatos (América y Filipinas). Y todos ellos, tras el empuje de las naciones enemigas estaba la apenas encubierta actuación de la masonería y la creciente plutocracia asentada en Inglaterra y sus colonias, con el “sello de la casa” especialísimo de la  secta: los combates amañados, las pre-arranged-battle, paradigma de las cuales son la de Ayacucho (1824) y Manila (1898). Además tenemos la masónica Primera República y la Revolución Cantonal (1873-4) y la no menos masónica Segunda República, con sus estatutos de autonomía vasco y catalán, tras el abortado Estat Català (1934). Y ya antes se había establecido la consigna masónica de GALEUSKA (por Cataluña, Galicia y Vascongadas; 1923/33), la cual fue puesta de nuevo en marcha en 1944 (incluyendo Canarias en el proyecto norteamericano de la República Atlántica, junto con Azores y Madeira); pues bien, el 10 de julio de 1977 el judío José María Benegas Haddad, (a) “Txiki Benegas, gritó ¡Viva Galeuska! durante la “Declaración Socialista de Guernica”. Sin duda esa corriente masónica entroncaba con la decisión tomada durante el “Contubernio de Munich” (1962), citada por los senadores Villar Arregui (PSOE) y González Seara (UCD) en 1978, de imponer el término “nacionalidades” en la primera constitución tras el régimen de Franco. En resumen, pactos inconfesables impuestos por sociedades secretas y potencias extranjeras han minado la integridad española a lo largo de toda la Edad Contemporánea.

Con esos antecedentes y vista la acumulación de indicios que señalan el “pasteleo” entre Madrid y Barcelona desde los atentados del 17-A, por no decir desde la promulgación de la Constitución del 78, ¿puede nadie en su sano juicio desechar que estamos frente a una traición orquestada desde fuera y ejecutada por las autoridades centrales y autonómicas? Desde luego, para nosotros y un creciente número de observadores independientes (Luis del Pino, Jiménez Losantos, Hermann Tertsch, José Javier Esparza, Antonio García-Trevijano, Roberto Centeno, Carlos Cuesta, etc [3]), lo que está ocurriendo es un nuevo combate amañado, un “teatrillo” fruto de  un pacto entre PP/PSOE/Ciudadanos y los independentistas catalanes para acabar modificando torticeramente la Constitución del 78, que recordemos también nació sin proceso constituyente, para convertir España en un “estado supraconfederal”, por llamar de alguna forma a la apenas disimulada ruptura de España, coronando así la “Segunda Transición” iniciada con los atentados del 11-M. Todo ello dentro de la más ortodoxa tradición masónica y en aplicación de las disolventes doctrinas de la “Europa de los Pueblos”, el “Plan Kalergi” y otras más de rancio sabor sionista.

Y en ello, como en todo contubernio masónico, mucho tienen que ver las fraternidades masónicas, especialmente las de políticos, policías y judicatura, especialmente en el caso de Blanquerna, pero, en general, en la no aplicación estricta de leyes y procedimientos.

¡Gloria eterna a los de Blanquerna!, como dice un coreado estribillo de las manifestaciones patrióticas que ponen contrapunto a la espantosa degeneración de nuestra clase política, la cual nunca, en nuestra ya larga y a veces dramática historia, ha estado tan separada de sus conciudadanos de a pié y de sus obligaciones. Gloria a esos patriotas que han sido entregados como prenda por nuestros traidores gobernantes en su diabólico pacto con los traidores separatistas.

Dios salve a España.


[1] http://www.sierranortedigital.com/467853409/1-acusados-en-Blanquerna-1-curiosidades-del-proceso.-Entrevista-a-Jose-Pedro-Cruz.html; https://gaceta.es/noticias/archivo-0/entrevista-jose-pedro-cruz-condenado-caso-blanquerna-05022017-2144/index.php.

[2] https://miqueridaespana.wordpress.com/2017/10/19/espana-entre-la-injustica-y-la-sinjusticia/amp/

[3] http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/con-un-poco-de-azucar-ese-pacto-que-nos-dan-14689/.

http://www.libertaddigital.com/opinion/federico-jimenez-losantos/dos-golpes-por-el-precio-de-uno-83547/.

http://www.abc.es/opinion/abci-estupefaccion-y-sospecha-201710290253_noticia.html.

https://gaceta.es/opinion/el-billete-de-esparza/la-penultima-traicion-del-pp-20171027-0802/.

https://www.ivoox.com/podcast-radio-libertad-constituyente_sq_f125183_1.html.

https://blogs.elconfidencial.com/economia/el-disparate-economico/2017-10-30/pacto-electoral-economia-cataluna-155_1468751/http://www.vozpopuli.com/ciudadano_jc/PP-PSOE-negocian-traicion-Espana_7_1070962895.html.


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El colectivo que firma este artículo lo forma un grupo de altos mandos del Ejército español, retirados y en activo, cuyos  miembros cuentan con una cualificada experiencia militar y una notable preparación académica.

A todos ellos les une un denominador común: el amor a España y la preocupación ante los acontecimientos que vive nuestra nación.

Una respuesta para Blanquerna, prueba y prenda del Pacto Madrid-Barcelona