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23 julio 2017 • ""

Marcial Flavius - presbyter

7º Domingo después de Pentecostés: 23-julio-2017

Rito Romano Tradicional

Evangelio

Mt 7, 15-21. En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Cuidaos de los falsos profetas que vienen a vosotros vestidos con piel de oveja, mas por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Por ventura se cogen uvas de los espinos, o higos de los zarzales? Así, todo árbol bueno da buenos frutos, y todo árbol malo produce frutos malos. No puede el árbol bueno dar malos frutos, ni el árbol malo darlos buenos. Todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego. Así, pues, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: ¡Señor, Señor!, entrará en el reino de los cielos; sino el que hiciere la voluntad de mi Padre celestial, ése es el que entrará en el reino de los cielos.

San Elías y los falsos profetas de Baal

Reflexión

El Evangelio de este Domingo está tomado, de nuevo, del Sermón de la Montaña según san Mateo. Este breve fragmento contiene dos recomendaciones que se ordenan a un objetivo final: cumplir la voluntad de Dios como camino para alcanzar la salvación eterna; para ser los ciudadanos de ese Reino de Dios cuya doctrina moral promulga Cristo-legislador. Esas recomendaciones son:

– Huir de los que pretenden arrastrarnos por el camino del error y la impiedad.
– Procurar hacer obras buenas, hacer la voluntad de Dios, mereciendo, de esta manera, pertenecer al Reino, entrar en el cielo (No –como creían- los escribas y fariseos por ser miembros del pueblo elegido).

Si estos avisos eran necesarios en tiempos de Nuestro Señor, hoy lo siguen siendo porque los sembradores de escándalos y de perversas doctrinas han aumentado extraordinariamente.

1. La primera advertencia es de naturaleza, ante todo religiosa: Guardaos de los falsos profetas

Los falsos profetas: en el sentido primario de el que habla (o dice hablar en nombre de Dios), el maestro en sentido religioso. Jesús nos advierte de la existencia de profetas hipócritas y malos. Y si hemos de escuchar a los maestros buenos y veraces, hemos de huir de los malos y falsos.

En tiempos de Jesucristo eran los escribas, fariseos y saduceos ¿Quiénes son hoy los falsos profetas?

– Los que trabajan para hacer perder la fe y siembran la incredulidad en la sociedad: escritores, artistas, intelectuales, políticos… con medios poderosísimos a su alcance: el Gobierno de los Estados y los medios de comunicación, la distribución de puestos de trabajo, la marginación de quien se les opone… Peligrosos, pero fáciles de detectar.

– Mucho peor es el influjo de los malos pastores, indignos ministros de Jesucristo. En la predicación: Deformando la doctrina católica, adaptando la verdad, buscando alabanzas y aplausos, regalando el oído de los oyentes, sin levantar la voz contra el enemigo… San Pío X en su encíclica Pascendi calificó al modernismo como cloaca de todas la herejías. En su forma actual (neo-modernista), que se hace pasar por doctrina Católica, anestesia las conciencias, envenena a los sacerdotes y seminaristas, falsifica la Fe católica auténtica, siembra a manos llenas el relativismo y favorece cada día más los vicios y pecados. En el tribunal de la penitencia: acomodando la moral a las pasiones, dejando a los pecadores en ocasión próxima de pecado, alentándoles a recibir los sacramentos sin conversión verdadera, justificando conductas… envenando las almas con una moral hecha de componendas y transacciones.

2. Attendite – Guardaos: esto es, absteneos de toda comunicación con ellos, no andéis en su compañía, no los recibáis, no los escuchéis… cerrar los oídos… y fidelidad enérgica a la doctrina católica.

Todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego. Así lo hará Dios con los miserables sembradores de falsas doctrinas. Pero esta sentencia se aplicará a todo cristiano que no dé frutos, que no haga obras buenas. Pero ¿Qué obras? ¿Obras de piedad – Obras sociales? «Estas cosas no bastan; se requieren obras de caridad, pureza de corazón, la victoria sobre las pasiones; en una palabra la vida cristiana. Sin ésta todo lo demás es barniz y apariencia, paja que se lleva el viento y follaje lozano, que no librará de la condenación del fuego eterno al árbol que con él se cubre» (Mons. Bonomelli).