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24 enero 2017 • Discurso pronunciado el 21 de enero de 2017

Francisco Torres García

En defensa de la Cruz de los Caídos de Callosa del Segura

Hace casi 83 años, en unas circunstancias que invitan al paralelismo histórico, José Antonio Primo de Rivera, venía a Callosa de Segura a apoyar en un mitin a unos jóvenes, la mayoría de condición modesta vinculados al duro trabajo del cáñamo, que unos meses antes habían puesto en marcha en este lugar, cuando aún era un balbuceo en gran parte de España, un partido, un movimiento político denominado Falange Española. Algunos de esos jóvenes que estuvieron ese día de 1934 con José Antonio en el cine Imperial, la antigua plaza de toros, entregaron su vida por el sueño de una España con Patria, Justicia y Pan y por ello su nombre figura entre los de las 81 personas que recuerda esta Cruz amenazada por el odio, pero también por la cobardía.

Estamos hoy aquí no solo para defender que esta Cruz, con sus 81 nombres, la mayor parte de personas asesinada por los republicanos, permanezca en su sitio, sino también para defender el derecho que nos asiste, en un régimen de libertades como se proclama, a rendir homenaje público y permanente a aquellos que murieron bajo las balas del odio y del rencor. Estamos hoy aquí en Callosa de Segura porque más de 40 de esas 81 personas fueron asesinadas por ser falangistas. Víctimas de eso que hoy se denomina “odio ideológico”. Muestra de la decisión documentada de los partidos del Frente Popular, del pacto entre anarquistas, comunistas y socialistas, de exterminar a unos falangistas que cayeron por miles en la retaguardia republicana.

No venimos aquí a pedir venganzas, ni a mencionar los nombres de quienes los asesinaron, ni a exaltar un odio que ya no tiene sentido alguno, sino a defender, simplemente, la memoria, el derecho a la memoria, de los asesinados; el derecho que les asiste a que permanezcan sus nombres en las cruces, las lápidas o las calles de España. Muchos de ellos -debemos subrayarlo- murieron perdonando a los que los asesinaban; en sus últimas cartas pedían a sus familiares que perdonaran y no guardaran odio alguno. No somos nosotros los que han edificado, para dividir a los españoles, la ideología del “guerracivilismo”; esa con la que se envenena, se exalta y se lleva al odio y la violencia a una parte de la juventud, que no es precisamente esta que está hoy aquí representada, la de los convocantes de este acto, sino la de sus adversarios.

Nosotros estamos aquí para apoyar a quienes quieren que esta Cruz, este monumento, permanezca completo, íntegro, con los nombres de aquellos a quienes homenajeamos.

Estamos hoy aquí para denunciar la sinrazón, el sectarismo y hasta el fraude de ley que está cometiendo o va a cometer el señor alcalde de Callosa de Segura y que impulsa esa muestra de indignidad que se llama Izquierda Unida. Y yo quiero recordarles a los concejales de Izquierda Unida, que ellos son herederos directos del Partido Comunista de España, partido que propició e impulsó el asesinato de miles de españoles en la retaguardia republicana; que aquí, en Callosa de Segura, miembros destacados y conocidos de ese partido, asesinaron a un policía municipal de 60 años cuyo nombre figura en esta Cruz; tengo que recordarles que una señora, dirigente comunista destacada, Dolores Ibárruri, Pasionaria, en artículos publicados en la prensa, recogidos en diarios de izquierda cercanos de esta zona, como el de Novelda, no solo pedía el exterminio de los presos sino también la detención como rehenes de los familiares de los nacionales y llegado el caso su asesinato en venganza. Por eso probablemente, por su responsabilidad en lo sucedido, muestran ese celo a la hora de intentar borrar las huellas quitando lápidas, cruces y placas con los nombres de los asesinados.

Se equivoca señor alcalde, la “ley de la memoria histórica” nos conmina a rendir homenaje a las “víctimas de la guerra civil”, a todas las víctimas. Y yo le pregunto, señor alcalde, ¿es que acaso estas 81 personas, la mayor parte asesinadas por los republicanos, no son víctimas de la guerra civil? ¿Es que usted entiende que víctimas son sólo las de un lado y estos bien muertos están?

Se equivoca señor alcalde, cuando se escuda en el artículo 15 de la citada ley. Ese que habla de los monumentos que exalten el franquismo. Pero, ¿cómo una Cruz con unos nombres puede exaltar el régimen franquista cuando resulta que cuando fueron asesinados ni tan siquiera Franco era Jefe del Estado?

Se equivoca señor alcalde, cuando como supremo argumento recurre al dictamen de la comisión de expertos; comisión creada a dedo, paniaguada, formada por gentes de izquierda. Esas comisiones de ignorantes que para sonrojo, como ha sucedido en Alicante, han llegado a decir que los Reyes Católicos no eran franquistas “pero casi”. Comisiones de ignorantes, como la que ha llegado a afirmar que al incluir, no siendo el caso de esta Cruz, el término caído se está utilizando en el discurso un término fascista.

Pero es que además, señor alcalde, ya hay sentencias que en casos similares, una Cruz con el nombre de las víctimas nacionales, se indica que esta no está sujeta a lo previsto en la ley y que por tanto es lícito que permanezca donde está. Y yo invito a los familiares de quienes fueron asesinados a que lleven a los tribunales al alcalde y a la corporación por vulnerar la ley, en defensa del derecho que tienen sus deudos al homenaje y a permanecer en las calles y plazas de España. Pero es que hasta el señor alcalde sabe que esta Cruz no es ilegal, que no está dentro de los monumentos que condena a la piqueta la “ley de memoria histórica”, por eso habla continuamente del traslado y no de la destrucción.

No solo eso, porque una de dos, o bien el tripartito que gobierna Callosa, el alcalde y los concejales del PSOE, IU y la filial podemita, prescinde de las propuestas de la Generalidad o mienten como bellacos. ¿Es que no se han leído lo que se ha publicado sobre la Ley de Memoria Histórica de la Comunidad Valenciana que padeceremos en breve? ¿Es que no han leído que se trata de honrar a todas las víctimas, a las fosas de los dos bandos? Y si esto es así, señor alcalde, ¿por qué ese empeño en borrar este recuerdo? ¿Por odio político?

Estamos pues aquí, reiterémoslo, no para defender solo la permanencia de la Cruz, sino de la Cruz y los nombres, para abogar por la permanencia íntegra del monumento.

Lo hacemos en nombre de esos más de 40 falangistas asesinados en las cárceles, en los paseos o por haber intentado, ingenuamente, liberar a José Antonio de su prisión.

Lo hacemos en nombre de los mártires, de los religiosos asesinados, de las víctimas de una persecución religiosa que se inició mucho antes del estallido bélico; porque ellos, llegado el momento de la muerte no aceptaron componenda alguna, no renegaron de parte de su Credo, no abandonaron el puesto y supieron dar testimonio y hoy, nosotros que somos católicos, sin monopolizar nada, no queremos escupir sobre sus nombres para ofrecerlos como moneda de cambio para preservar solo la Cruz; porque símbolo de la Fe en Cristo es tanto la Cruz como el nombre de quienes dieron su vida hace poco más de 80 años por él.

Los hacemos en nombre de todos los Caídos; de esas 81 personas cuyos nombres están grabados en el pie de la Cruz. Nosotros no pedimos que no se hagan otros homenajes, lo que pedimos y reclamamos es el derecho a rendir homenaje a los nuestros, a esos caídos de los que nos enorgullecemos.

Amigos, nosotros creemos que más allá de este cielo encapotado, allá en lo alto, hay 81 luceros, uno para cada uno de los asesinados. Allá en lo alto hoy estarán tan orgullosos de nosotros como nosotros de nuestra historia.

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