Widgetized Section

Go to Admin » Appearance » Widgets » and move Gabfire Widget: Social into that MastheadOverlay zone

8 enero 2017 • "Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres"

Marcial Flavius - presbyter

Fiesta de la Sagrada Familia: 8-enero-2017

Rito Romano Tradicional

Evangelio

Lc 2, 42-52: Cuando cumplió los doce años, subieron como de costumbre a la fiesta.Al volverse ellos pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres. Creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos pero, al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.

Al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron quedaron sorprendidos y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando». Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?». Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.

Bajó con ellos, vino a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Sagrada Familia MurilloReflexión

Hoy hacemos conmemoración de la Sagrada Familia formada por la Virgen María, San José y el Niño Jesús. León XIII concedió a las “asociaciones de la Sagrada Familia“ existentes desde el siglo XVII celebrar una fiesta el tercer domingo después de epifanía. En 1914, Benedicto XV la fijó en el 19 de Enero, y más tarde, en 1921, al extenderla a toda la Iglesia de rito romano la trasladó al primer domingo después de Epifanía [*].

Esta fiesta fue establecida con el fin de presentar a la familia de Nazaret como modelo de las virtudes domésticas: fidelidad, trabajo, honradez, obediencia… Así se nos recuerda cómo el Hijo de Dios, al venir al mundo, quiso tener una familia terrena tan sencilla y humilde en lo exterior que no se distinguía en nada de las otras familias israelitas. Aprovechemos el ejemplo que se nos propone, para renovar la vigencia de estas virtudes en nuestros días.

Dios hizo al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza y les confió el gobierno del resto de la creación. A diferencia de los seres del mundo animal y vegetal, el origen y fin del ser humano no se encuentra solo en la tierra sino en el amor paterno de Dios. Y ese poder creador de Dios es de alguna manera participado por el padre y la madre. Por eso Dios ha dispuesto que únicamente el matrimonio sea el lugar adecuado para el ejercicio de la sexualidad y la cuna de la vida.

El sexto mandamiento: No cometerás actos impuros, nos prohíbe toda acción, toda mirada, toda conversación contraria a la castidad, y la infidelidad en el matrimonio. El noveno mandamiento prohíbe expresamente todo deseo contrario a la fidelidad que los cónyuges se han jurado al contraer matrimonio, y asimismo prohíbe todo pensamiento o deseo culpable de acciones prohibidas en el sexto mandamiento (Cfr. Catecismo de San Pío X, 425-426).

En efecto, «Cristo Señor elevó a la dignidad de sacramento el contrato mismo matrimonial entre los bautizados» (CIC-1917, c. 1012). «El fin primario de matrimonio es la procreación y educación de la prole; el secundario, la mutua ayuda y el remedio de la concupiscencia» (ibid. 1013).

Por tanto, el vínculo matrimonial es establecido por Dios mismo, de modo que el matrimonio celebrado y consumado entre bautizados no puede ser disuelto jamás. Este vínculo que resulta del acto humano libre de los esposos y de la consumación del matrimonio es una realidad ya irrevocable y da origen a una alianza garantizada por la fidelidad de Dios. (CATIC, 1640).

Hoy son numerosos en muchos países los católicos que recurren al divorcio según las leyes civiles y que contraen también civilmente una nueva unión. La Iglesia mantiene, por fidelidad a la palabra de Jesucristo («Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio»: Mc 10,11-12), que no puede reconocer como válida esta nueva unión, si era válido el primer matrimonio. Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística mientras persista esta situación, y por la misma razón no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales. La reconciliación mediante el sacramento de la penitencia no puede ser concedida más que aquellos que se arrepientan de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo y que se comprometan a vivir en total continencia. (Ibid., 1650).

Para terminar, recordemos que, por su naturaleza misma, la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y a la educación de la prole. La educación y formación de los hijos consiste en un trabajo paciente por sacar de ellos lo mejor para que aprendan a vivir en la verdadera libertad, no exenta nunca de deberes y responsabilidades y no solo de derechos.

Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, sea también Madre de la “Iglesia doméstica”, ejemplo de acogida humilde y generosa de la voluntad de Dios; sea ella la que alivie los sufrimientos de cuantos sufren por las dificultades de sus familias.

__________

[*] El rito reformado en 1969 estableció esta fiesta en el Domingo posterior a Navidad y, en su defecto, el 30 de diciembre.