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20 septiembre 2016 • Una cosa es ser marxista y otra muy distinta creer ser marxista. O auto-denominarse marxista

Sigfredo Hillers de Luque

Marx. Su pretendida influencia en el pensamiento español contemporáneo (Marxistas y pseudo-marxistas españoles)

Cuenca Toribio_Marx en EspañaQuisiera referirme al libro publicado recientemente por el profesor Cuenca Toribio «Marx en España. El marxismo en la cultura española del s. XX», y añadir algunas precisiones o matizaciones complementarias a los comentarios ya aparecidos por parte de Pío Moa: Marx en España (I) y Marx en España (II) Una historia lamentable.

De entrada, una importante matización… Una cosa es ser marxista y otra muy distinta creer ser marxista. O auto-denominarse marxista.

Ejemplos históricos tenemos varios y muy importantes, dados sus protagonistas. Recordemos a Lenin. El se creía marxista (aunque «adaptado» a la situación de la Rusia zarista de principios del s. XX) y así se lo transmitía a sus fieles seguidores… hasta que se «rompió los dientes» cuando le denegaron la incorporación de su partido bolchevique en la Internacional Socialista (Socialismo marxista en aquella época). Igual podemos decir de Largo Caballero, conocido como «el Lenin español». Largo Caballero no tenía ni idea ni de la doctrina de Marx ni de la doctrina de Lenin… ni falta que le hacía… Él admiraba a Lenin por sus logros… por el hecho de cómo logra llegar al poder… no por su doctrina.

Otro caso más cercano y perfectamente demostrable: Fidel Castro. Todos recordamos el vídeo de más de una hora de duración ante una magna Asamblea de notables de su partido, cuando se declara marxista-leninista… él y su partido. Fidel Castro no se había leído ninguna obra de Marx ni ninguna de Lenin… Ni falta que le hacía… Lo que pretendía era hacérselo creer a los dirigentes de la antigua URSS y que se fiasen de él… y le siguieran ayudando económicamente…

Lo antedicho a título de preámbulo. Vayamos a los hechos históricos, irrefutables.

Karl Kautsky y Eduard Bernstein

Dos socialistas alemanes contemporáneos de Marx. Llegaron a ser los discípulos predilectos de Friedrich Engels. Más todavía. Nombrados por Engels albaceas testamentarios suyos, con poder para decidir, a su muerte, lo que debía publicarse de sus escritos todavía inéditos y lo que debía destruirse. Hicieron varios viajes a Londres -sufragados por Engels, naturalmente, ya que ninguno de los dos podía hacer tales dispendios. Bernstein p.e. era un modesto empleado de Banca- con objeto de poder conocer a Marx y escucharle directamente sus lecciones. A la muerte de Marx y Engels siguieron como altos dirigentes del SPD (el partido socialista alemán) y como profesores de la prestigiosa Escuela de formación del SPD.

En 1891, ya fallecido Marx, Kautsky y Bernstein, bajo la dirección de Engels logran imponer las tesis doctrinales de Marx en el Congreso de Erfurt del SPD. Sin trucos ni maniobras… por la solidez de sus argumentos. Existen documentos como p.e. una carta de Engels a uno de sus íntimos, donde expresa abiertamente su júbilo: «Tenemos la satisfacción de poder decir que la crítica de Marx se ha impuesto completamente» («Wir haben die Satisfaktion, dass die Marsche Kritik komplett durchgeschlegen hat»).

Decíamos antes que Kautsky y Berstein «llegaron a ser discípulos predilectos» de Engels, por la sencilla razón de que antes eran seguidores de Dühring… hasta que leyeron la obra esclarecedora de Engels. Con una gran dosis de sinceridad y de humildad… que han de agradecer, y mucho, los estudiosos del Socialismo… uno y otro reconocen que hasta entonces no habían podido entender a Marx. Solo gracias a Engels «se les cayeron las escamas de los ojos», en expresión literal de Kautsky etc. porque antes, como socialistas, eran una auténticos «eclécticos»…

Consiguientemente… por lógica… o si se quiere, por regla de tres simple -que es a lo que más llego yo en Matemáticas… Si dos destacados socialistas y además alemanes como Kautsky y Bernstein, contemporáneos de Marx, no llegaron a comprender su doctrina por la lectura directa… y en idioma alemán… de todo lo publicado por Marx…, es harto dudoso que los españoles que se cita en este libro como marxistas, v.gr. Sacristán; Tuñón de Lara; Fontana; Casanova, Solé Tura; Tezanos… por una lectura indirecta de algunas de sus obras (N.B. Como sabemos, no todas las obras de Marx están traducidas al español y no todas están asequibles en España), y a través de su traducción al español… y sin la ventaja de ser contemporáneos de Marx… sino a una distancia de casi 100 años, llegasen a comprender tan «fácilmente» la doctrina de Marx, como para poder ser considerados marxistas… Habría que estudiar caso por caso, y enterarnos de cómo habían llegado a la conclusión de que eran marxistas y no simples admiradores de Marx. Por separado hablaré del caso de Gustavo Bueno, recientemente fallecido, que también se declaraba marxista

Siguiendo con la regla de tres simple, en todo caso, el mérito estaría en los traductores al español de las obras de Marx… (empezando por Wenceslao Roces. catedrático de Derecho Romano y comunista histórico, introductor de Marx en España, años 30, a través de sus traducciones, v..gr. el «Anti-Dühring»). Del mismo modo que «sensu contrario» el mérito de la conversión al marxismo de Kautsky y Bernstein fue de Engels, reconocido así por ellos mismos.

Por lo que a mí respecta puedo añadir un dato, también irrefutable… En 1981, cuando me incorporo a la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, procedente de la Facultad de Ciencias de la Información, al no existir ni en mi Facultad ni en ninguna otra Facultad de la Universidad las obras completas de Marx y Engels, curso el correspondiente pedido de compra de tales Obras Completas (editadas en la entonces Alemania comunista… para mayor garantía de «autenticidad»). Como es lógico, al ser yo el solicitante, los cerca de 20 volúmenes, aterrizaron en mi despacho. Parafraseando a Adolfo Suárez, puedo certificar… y certifico… que en más de 25 años, allí siguieron en mi despacho, a disposición de profesores y alumnos tanto de la Facultad de Derecho como de cualquier otra Facultad… que supieran alemán, por supuesto… sin que nadie, repito nadie, las solicitase.

Es un simple dato de referencia al subtítulo del libro citado: «El marxismo en la cultura española del s. XX»… Utilizando el sabio refranero español: «Como muestra, vale un botón» i.e. un simple «botón de muestra»…

Retomando el hilo anterior podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que el auténtico intérprete de Karl Marx era Friedrich Engels

Tanto en vida de Marx como después de la muerte de Marx. Esto lo han admitido hasta el propio Lenin y sus sucesores en la URSS… N.B. Todavía recuerdo de mi primera visita a la URSS, semi-clandestina, hace más de 50 años, una enorme estatua de Marx y Engels, en hierro forjado, casi sin pedestal, colocada casi al borde de una avenida principal de Moscú (ignoro si sigue existiendo…).

A la muerte de Engels, la cosa resulta evidente: los auténticos intérpretes de la doctrina marxista, reconocidos como tales por el mundo erudito de Alemania, son los dos discípulos predilectos de Engels, a los que ha nombrado albaceas testamentarios suyos: Kautsky y Bernstein. Recuérdese que Pablo Iglesias (el auténtico, claro, el fundador del PSOE) cuando citaba en sus escritos a Kautsky le denominaba «el maestro Kautsky»… y eso que se había leído un solo libro suyo. (N.B. que Pablo Iglesias, en colaboración con su hijastro J. Meliá traduce al español de la versión francesa, aunque… el muy «mentirosillo» dice que es traducción directa del alemán… cosa que no se creen ni sus más fervorosos admiradores… Bastante mérito era ya que Pablo Iglesias fuese capaz de traducir al español el idioma francés… Las «malas lenguas» dicen que para su periódico (órgano oficial del PSOE) no solo copió el título («El Socialista» de «Le Socialiste») sino los artículos y editoriales que le venía en gana, sin citar la fuente, por supuesto…).

Pues bien, el mundo comunista con Lenin a la cabeza… y nada digamos después de la II G.M. con la poderosa maquinaria de propaganda soviética- ya no reconocen a Kautsky y Bernstein como auténticos intérpretes de la doctrina marxista. Son los principales protagonistas de no admitir al partido bolchevique en la Internacional Socialista. Kautsky se atreve a descalificar los métodos de Lenin para alcanzar el poder y, sobre todo, la política de Lenin para mantenerse en el poder, implantando el terrorismo. En 1918 Kautsky publica su libro «La Dictadura del Proletariado» (Die Diktatur des Proletariats) y en 1919 su demoledor «Terrorismo y Comunismo» (Terrorismus und Kommunismus). La réplica de Lenin no se hace esperar. Publica su libro -principalmente destinado al público alemán- «La revolución proletaria y el renegado Kautsky», intentando descalificar a Kautsky como intérprete de Marx.

Todavía hay un dato histórico más respecto a la supuesta «facilidad» de llegar a ser marxista a través de la lectura de las obras escritas de Marx, que -como dirían en mi barrio- no había «gitano» que le entendiera… El caso del Socialismo francés que en época de Marx andaba dividido en dos grandes facciones. La dirigida por Jules Guesde y la otra por Paul Lafargue… y resulta que este último estaba casado con una hija de Marx (Laura). Sin embargo, en carta que Marx escribe a uno de sus íntimos antes de emprender un nuevo viaje a Paris a ver a su hija muy querida, le dice que está muy descorazonado con el Socialismo francés porque no hay manera de que entiendan su doctrina.

Cuando Marx llega a Paris hay varios periodistas esperándole y se organiza una especie de rueda de prensa. Ahí es donde pronuncia su famosa frase que llena de gozo a tanto socialista (PSOE) de conocimientos muy superficiales de la doctrina marxista, demostrando -dicen ellos- que Marx no era dogmático: «Lo que yo sé, es yo no soy marxista…».
Lo que no saben estos ilustres socialistas es por qué Marx pronuncia esta frase en francés (… c’est que moi, je ne suis pas marxiste)… Por la sencilla razón de que Marx está hablando a periodistas franceses. También ignoran estos superficiales conocedores de la doctrina de Marx la pregunta que le habían formulado de inmediato los periodistas que le estaban esperando. ¿Cuál cree Vd. que de las corrientes socialistas imperantes en Francia, representa mejor la doctrina marxista? Marx no podía decir en público lo que ya antes había escrito a uno de sus amigos, i.e. «ninguna de las dos». Hubiera sido catastrófico y, sobre todo, hubiera dejado «a los pies de los caballos» al marido de su querida hija Laura. Efectivamente formaban un matrimonio muy unido… Tan unido que Paul Lafargue y Laura Marx deciden suicidarse juntos el 26 de novbre. 1911…

Chapiro, Marx y Engels en la redacción de la "Neue Rheinische Zeitung"

Chapiro, Marx y Engels en la redacción de la «Neue Rheinische Zeitung»

Existe un interesante paralelismo entre los intérpretes auténticos de la doctrina de Marx, los citados Kautsky y Bernstein, al ser alemanes, y las históricas conversaciones-discusiones entre Marx (alemán; judeo-alemán) y Proudhon (francés)

El prestigio de Marx en su época, como intelectual, era indiscutible. Proudhon (1809-1865), una de las figuras más representativas del anarquismo internacional, tenía un gran interés en conversar-discutir con Marx. Viaja a Londres no para entrevistar a Marx, sino para mantener conversaciones (en plural) con él. N.B. Como sabemos, Marx hablaba francés e inglés casi a la perfección, ya desde su infancia. Su familia tenía la costumbre de hablarlos en casa…como «toque cultural»… y para que no les entendiera su numerosa servidumbre…

Por su parte, Marx está muy interesado en «captar» a Proudhon hacia su terreno (lo que él denominaba «el Socialismo científico»). Prueba de ello es que desempeña de la casa de empeños el único traje presentable que tenía para recibir a Proudhon, ya que vivía en Londres «modestamente» con la asignación mensual que le proporcionaba Engels… N.B. «modestamente» pero con criada-doncella permanente que vivía en el hogar familiar (*).
Marx y Proudhon tenían un nexo común: la filosofía de Hegel. Según nos cuenta el propio Marx, a través de su correspondencia con amigos de su entorno, Proudhon solo había leído un libro de Hegel. El único entonces traducido al francés. Marx por el contrario, conocía todo lo escrito por Hegel y, naturalmente, lo había leído directamente en alemán. Fácil imaginar el vapuleo que Proudhon recibió de Marx discutiendo sobre Hegel. Recogemos esta cita de una de las cartas de Marx: «Hasta medianoche (sic) traté inútilmente de infectarle (sic) la filosofía hegueliana…» N.B. Fijémonos en ese dato tan importante para valorar el empeño de Marx en adoctrinar a Proudhon y llevarle a su terreno… Estar discutiendo hasta medianoche… unas personas que normalmente en esa época y en esas latitudes a las 8 h. de la noche ya se habían acostado…

Para ir terminando, otro dato importante respecto a la característica que le atribuyen algunos de sus admiradores de que Marx no era dogmático, a juzgar por la frase antedicha en francés. Pío Moa cita en uno de sus artículos que «Marx tenía, a pesar de todo un espíritu científico». Más todavía…. podemos añadir. Marx siempre se consideró un científico…. faceta corroborada y explicada ampliamente por Engels y sus seguidores… Marx pretendía haber descubierto las leyes que regían la humanidad, que se cumplían inexorablemente a lo largo de los siglos y que se cumplirían, también inexorablemente en el futuro, por encima de la voluntad de las personas. De ahí que Marx nunca realizó viajes de «agitación y propaganda», en apoyo de huelgas generales «del proletariado» en distintos países, etc. Del mismo modo que Newton tampoco participaba en «mítines» en favor de la ley de la gravedad. La ley de la gravedad se imponía por sí sola… se cumplía inexorablemente, sin ayuda de nadie y por encima de la voluntad del hombre. Conclusión… Por supuesto que Marx era dogmático… A su interpretación del Socialismo no lo denomina «Socialismo marxista» (… hasta tanto no llegaba su egocentrismo), sino «Socialismo científico».

Por el contrario, Lenin discrepaba abiertamente de Marx en este punto. Lenin sí sabía alemán y sí conocía la doctrina de Marx. N.B. En la época de la Alemania comunista (DDR) había una enorme placa de mármol en el frontispicio de la Biblioteca Nacional (del Berlín comunista) en homenaje al ilustre visitante W.U.Lenin, durante su estancia en Berlín. Después de la «caída del muro», dicha placa «desapareció»…

Lenin sabía perfectamente que si tenía que esperar a que se cumpliesen las «leyes naturales», pretendidamente descubiertas por Marx, i.e. a que las inmensas masas campesinas de la Rusia zarista se transformasen en «proletariado», él (Lenin) y su partido bolchevique no podrían disfrutar del triunfo. No se podía esperar un siglo a que la situación social evolucionase. Era necesario implantarla por la fuerza, por medio del terror. Desde el poder. Desde arriba.

De ahí lo apuntado antes. Las discrepancias entre Kautsky y Lenin, más bien la lucha dialéctica que se prolongó más allá de la vida de ambos y que yo conocí en la Alemania comunista (hasta la «caída del muro»). La «dictadura del proletariado» de Lenin estaba en abierta contradicción con los «dogmas» de Marx. De ahí que la Internacional Socialista, entonces imbuida por el espíritu marxista de la mano de Kautsky y Bernstein, no podía dar entrada a Lenin y su partido bolchevique. El partido de Lenin no pudo llamarse «socialista» sino Partido Comunista y su doctrina hubo de denominarse «marxista-leninista»…

Otro dato interesante a tener en cuenta. Kautsky, en defensa de las «leyes naturales» de Marx y en contra de los métodos de Lenin, exponía el siguiente ejemplo: «Es como querer transformar un niño de mantillas en un apuesto y gallardo mocetón en menos de un mes, por no querer esperar a su desarrollo natural».
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(*) … y con la que llega a tener una hija… No me reprochen los conspicuos «rogelios» de ahora que desvele este dato… Lo recogí hace más de 55 años en una de mis frecuentes visitas al Berlin comunista de un boletín doctrinal del Partido. Me lo corroboró luego nada menos que el entonces Director del Museo de Historia de la Alemania comunista (DDR) en Berlin (sito en la céntrica e importante avenida de «Unter den Linden»), que tuve el privilegio de que hiciese de guía mío en su Museo. Un importante cargo en la DDR en aquella época. «Para nosotros -me dijo- es un dato anecdótico, ciertamente irrelevante… Como si nos enteramos algún día de qué clase de taza utilizaba Marx en su casa para beber el té…» (sic)

Una respuesta para Marx. Su pretendida influencia en el pensamiento español contemporáneo (Marxistas y pseudo-marxistas españoles)