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3 agosto 2016 • René Girard (1923-2015) «será de la misma importancia para el siglo XXI que Marx o Freud para el XX» (Ricoeur) • Fuente: Infocatólica

Jorge Soley

Lo que Girard nos explica sobre la persecución de los cristianos en nombre del amor a las «víctimas»

Girard_Portada libroRené Girard es, por fortuna, cada vez menos un autor minoritario y desconocido para convertirse en referencia de un creciente número de personas interesadas en pensar a fondo. El último libro de Domingo González, que muestra su profundo conocimiento del pensador francés, René Girard, maestro cristiano de la sospecha, es una magnífica introducción a la obra de Girard y una muy buena ocasión de reflexionar sobre la misma.

Hacia el final de esta recomendable obra, encontramos unas reflexiones que, me parece, arrojan luz sobre la situación que vivimos. Nos recuerda Domingo González que, al hilo de la explicación girardiana, Satán, privado por Cristo de su gobierno del proceso mimético, “en un último giro de su proceso de rivalidad envidiosa con Dios, va a competir por el prestigio cristiano mediante la reivindicación emulativa de la legitimidad moral de las víctimas”. Es decir, va a presentarse como víctima y va a intentar engañarnos para que pensemos que la causa de nuestros males, el chivo expiatorio, es el mismo Cristo y su Iglesia.

Escribe Girard: “El cristianismo parece ser, en lo sucesivo, el único chivo expiatorio posible […] al cristianismo se le tiene especialmente enfilado. Pienso que esta tendencia se prolongará e intensificará”.

Así, los cristianos seremos perseguidos en nombre dela justicia, del bien, de la paz… ¡en nombre de las víctimas!

Vuelvo a Girard, insuperable en su lenguaje preciso y expresivo, quien escribe: “Las potestades y los principados pretenden ahora ser ‹revolucionarios› sin ver en el pasado cristiano otra cosa que persecuciones, opresiones, inquisiciones. Este otro totalitarismo se presenta como liberador de la humanidad. Para usurpar el lugar de Cristo, las potestades lo imitan emulativamente, denunciando en la emulación cristiana por las víctimas una hipócrita y pálida imitación de la auténtica cruzada contra la opresión y la persecución, de la que ellas serían punta de lanza. Utilizando el lenguaje simbólico del Nuevo Testamento cabe decir que, para intentar restablecerse y triunfar de nuevo, Satán adopta el lenguaje de las víctimas. Imita a Cristo cada vez mejor y pretende superarlo”.

Desde esta perspectiva se entienden mejor muchas cosas. Por ejemplo la nueva persecución contra los cristianos que cada vez vemos crecer más y los rasgos con los que se maquilla. O también la inutilidad de las reiteradas peticiones de perdón por cualquier cosa que, lejos de tomarse como signo de buena fe (lo que realmente son), constituyen para los persecutores la confirmación de la maldad intrínseca de la Iglesia y azuzan aún más su determinación persecutoria.