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1 junio 2016 • ¿De miliciano a legionario? Historia y mito

Moisés Domínguez Núñez

La verdadera historia del defensor de la Brecha de la Trinidad (Badajoz) que llegó a suboficial de la Legión

Hace ya algunos años un vecino de Badajoz me planteó una pregunta a la que no supe responder: «se ha dicho siempre que en la Torre de Espantaperros hubo un miliciano que disparó la ametralladora y cuando lo cogieron le preguntaron que si sabía lo qué había hecho y él respondió que no, que lo único que había hecho era cumplir las órdenes que le habían dado. Según la tradición, muy extendida, a este miliciano le ofrecieron alistarse en la Legión y llegó a Coronel. ¿Es cierto eso?».

MOISÉS DOMÍNGUEZ NÚÑEZ: Recreación de la actuación de Víctor Sierra en la toma de Badajoz (14/08/1936)

MOISÉS DOMÍNGUEZ NÚÑEZ: Recreación de la actuación de Víctor Sierra en la toma de Badajoz (14/08/1936)

La respuesta es un NO rotundo. Los nombres de los dos cabos que estuvieron en la Torre de Espantaperros eran Francisco Martínez Mata (Cabo Banda) y José Bagace Torrado, según consta en la Causa 397/36 en declaración del sargento Ángel Barragán Zúñiga y de ninguno de ellos consta que se agregara a la Legión.

Personalmente consideraba que esto era solo una leyenda, tradición oral que había pasado de padres a hijos sin solución de continuidad. Efectivamente, en la Torre de Espantaperros se habían apostado milicianos con una ametralladora .Por la distancia hasta la Brecha de la Trinidad y porque al llegar los legionarios a ese lugar los milicianos habían puesto ya pies en polvorosa era totalmente imposible que alguno de aquellos milicianos ingresara posteriormente en el Tercio. Realmente, fueron las ametralladoras posicionadas en el Baluarte de la Trinidad las que hicieron grandes estragos entre la 16ª Cia. de la IV Bandera.

Ante esta disyuntiva, el servidor de la ametralladora del bastión de la muralla de la puerta de Trinidad aparecía como un personaje sin nombre, un soldado fantasma, una más de las leyendas que se construyeron a raíz de la toma de la ciudad el 14 de Agosto de 1936.

Bien es verdad que no todos los milicianos que sirvieron esos primeros días al Frente Popular fueron fusilados. Yo conozco al menos dos casos en el que esos bravos paisanos pasaron al Tercio y sirvieron con igual o más entusiasmo en la Legión que a las fuerzas gubernamentales. Uno se llamaba José Fabra natural de Bienvenida, el otro Vicente Cebrián, natural de Almendral. Les dieron a elegir: «la Legión o Rusia«, evidentemente eligieron la Legión (Rusia era el paredón del cementerio) y en los dos casos les fue concedida la medalla militar de sufrimientos por la Patria al haber sido declarados mutilados de guerra.

Todas las leyendas tienen un poso de verdad y dado que conocía al menos dos casos ¿Es posible que existiera ese miliciano anónimo que manejó con tanta destreza la ametralladora en el baluarte de la Trinidad?

Para acabar de liar el asunto, en 1953 Waldo de Mier hizo un viaje por Badajoz y dejó reflejadas las semblanzas de esta ciudad de frontera en un libro editado en 1954 y titulado La ruta de los conquistadores en el que quería reflejar el aspecto de esa nueva Extremadura provinciana y cotidiana que dejaba de ser una tierra de secano para convertirse en regadío.

Este escritor, periodista, ex-legionario y mutilado de Guerra va hacer la ruta de los conquistadores pasando por Badajoz, Jerez de los Caballeros, Barcarrota, Castuera, Trujillo y Medellín dedicando uno de sus capítulos a: «El miliciano defensor de las murallas que llegó a suboficial de la Legión». En la página 129 leemos:

«Cuando visitaba aquellos lugares – tan irreconocibles hoy en día, como digo, para los legionarios de la IV Bandera– (se refiere al parque de la Legión y lugares adyacentes al baluarte de la Trinidad) me contaron la historia de uno de los milicianos rojos que defendían la muralla. Hecho prisionero, solicitó unirse a los mismos legionarios. Como en realidad se defendió valientemente, resistiendo la fiera acometida de los del Tercio, le permitieron cambiar el mono por la camisa verdosa de la Legión. Y aquel ex miliciano luchó en adelante como un bravo. Fue varias veces herido en la campaña y alcanzó el grado de suboficial por méritos de guerra. Hoy, licenciado de La Legión, vive en Badajoz de nuevo, al frente de un modesto puesto de churros. ¡Estupendo caso legionario!, ¡Clásica historia de los hombres de la Legión. Y nada importa su vida anterior!».

Con este relato de pura historia-ficción, ¿habría posibilidad de localizar el nombre de este miliciano-legionario?

La faena se presentaba complicada pues habían pasado muchos años, pero no por ello había que perder el ánimo ni la esperanza de arrojar luz a uno de los hechos más controvertidos sobre la Guerra Civil en la ciudad de Badajoz.

A raíz de la publicación de “La Matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda “(Madrid: Libros-libres, 2010) muchos han sido los paisanos que se han puesto en contacto conmigo. Hace pocas semanas un teniente de aviación que en 1965 estaba destinado en la base aérea de Talavera la Real, al leer el libro se puso en contacto conmigo. Da la casualidad que este señor vive en una pedanía de Cartagena a poco más de dos kilómetros de donde tengo mi lugar de trabajo. Y me hizo una revelación sorprendente:

«En aquella época yo vivía en la calle Afligidos muy cerca de San Andrés, uno de mis compañeros era el hijo del miliciano que defendió aquel trozo de muralla de la envestida de la Legión, al entrar las tropas de la legión por el sector que él defendía. Se presentó al oficial, se cuadró, saludo marcialmente y le expresó que cumplía órdenes».

Con estos datos me puse a investigar. ¿Sería este personaje realmente el miliciano que tan bravamente defendió ese trozo del baluarte de la Trinidad? ¿Qué había de verdad en las palabras de este informante? ¿Era posible que un inexperto miliciano manejara con tanta soltura una ametralladora Hotchkiss?

Fueron muchos los legionarios de la 16 ª Cia. de IV Bandera que cayeron heridos o muertos por las ráfagas de esa ametralladora. Francisco Pilo, historiador de Badajoz, me ha proporcionado la cifra total de bajas (11 muertos, 17 heridos graves, 28 heridos leves y un desaparecido) en total 57 bajas.

La respuesta, al enigma del famoso miliciano-legionario, la encontré en otro informante de Badajoz que en la década de los cincuenta vivía muy cerca de la Plaza de San Andrés:

«Yo conocí a un militar que había defendido la Puerta Trinidad y que lo incorporaron a la columna de Yagüe y terminó la guerra con varios ascenso por meritos, y allá por los años 60 estaba trabajando en Hacienda en Badajoz como excedente en destinos civiles. Fueron muchos los soldados que defendieron Badajoz que fueron integrados en el ejercito nacional, pero pongo en duda que hubiera algún caso de miliciano, pues a casi todos al final los fusilaron».

Según otro informante, en la Brecha había tres ametralladoras: dos abajo y una arriba, dos carabineros, un cabo, un soldado y dos milicianos. Pero como bien me indico el informante anterior «casi todos los milicianos fueron fusilados».

El Cabo Víctor Sierra antes del comienzo de la Guerra Civil

El Cabo Víctor Sierra antes del comienzo de la Guerra Civil

¿De dónde surge la leyenda del miliciano que llegó a sargento de la Legión?

Como hemos expresado, las leyendas suelen tener un poso de realidad. El pueblo necesita de héroes y bajo la fórmula de la leyenda Badajoz forjó la figura del miliciano-legionario que defendió la Brecha de la Trinidad y que llegó a sargento del Tercio. Por ejemplo, un paisano de Badajoz que vivió en el año 1936 me dijo:

«Al día siguiente (15 de agosto) les obligaron a todos a apuntarse al banderín de enganche de la Legión que estaba en el colegio al lado de correos. A uno de ellos le hicieron sargento de la Legión».

Esta leyenda pasó de generación en generación por tradición oral, y cada paisano la contaba a su manera mezclando realidad y fantasía. En el camino perdió algunas cosas y se le agregaron otras. Pero la esencia permanece y eso es lo que hace que un hecho real se convierta en una leyenda. Pese a la falta de pruebas, decenas de autores modernos han repetido, tergiversado y a menudo exagerando, los hechos ocurridos en Badajoz en agosto de 1936. Lo que empezó como un mito, se ha ido transformando en un hecho histórico. El relato se ha integrado hasta tal punto en la identidad colectiva de Badajoz, que ya ha trascendido el mito para convertirse en parte esencial del pasado de la ciudad, sobre todo en los últimos 35 años de democracia. Por supuesto, tenemos mucho que aprender de los mitos, de su evolución y transformación y de las causas de su persistencia. Pero, siempre teniendo en cuenta el peligro de que el mito acabe eclipsando a la historia verdadera. En definitiva, el problema principal de fábulas como esta es que tienden a simplificar y trivializar el pasado. En este trabajo vamos a depurar lo que hay de realidad en esta fantástica historia.

Realmente los milicianos y carabineros que no cayeron durante el asalto a la brecha fueron pasados inmediatamente por las armas. En los momentos de máxima tensión la Legión no hacia prisioneros y simplemente limpiaron la posición sin dejar a un solo miliciano o carabinero vivo.

Entonces ¿De dónde nace la leyenda? ¿Qué hay de realidad en ella? Hechas las consultas pertinentes e inquiridas en los distintos archivos civiles y militares nacionales las preguntas oportunas descubrí que ¿el miliciano? no era tal miliciano sino un cabo de la 2ª compañía del primer Batallón del Regimiento de Infantería Castilla nº 3 con plaza en Badajoz y lo que es aún más relevante: el día 14 de agosto de 1936 no estuvo en la Brecha de la Trinidad, aunque días antes si defendió ese sector.

Había nacido en Orellana la vieja (Badajoz) el 17 de octubre de 1911 (En algún documento consta como fecha de nacimiento el 31 de diciembre de 1911, curiosamente no consta su partida de nacimiento en el Registro Civil de este pueblo por «haber sido destruido durante la Guerra Civil»); hijo de Benito e Inés. Pertenecía al reemplazo de 1933/34. En 1936 tenia solo 24 años y se llamaba VICTOR SIERRA CERRO.

Contacté con la familia del cabo Sierra y en primer momento su hija Marisol me expresó algunos aspectos de su infancia que es pertinente conocer para comprender cómo se forjó el carácter de este hombre.

Muy joven quedó huérfano y se hizo cargo de él un abuelo algo manirroto por lo que pronto tuvo que ganarse la vida en el rebusco y como aprendiz en los más variopintos oficios: carpintero, panadero, chatarrero… Con tan solo doce años una noche se escapó de la casa de su abuelo y durmió encima de una encina por el miedo que le daban los aullidos de los lobos. De adolescente le gustaba la caza y era un magnifico tirador: liebres y perdices fueron sus principales piezas de aquellas cacerías por las sierras de Orellana.

Ante una perspectiva laboral desoladora, pues aquella dura tierra extremeña poco ofrecía aquel inquieto joven, a los 17 años ingresó en el ejército como profesional, por lo que no entró en quintas. La Milicia sería el trampolín que lo sacaría de la miseria. Aquel soldado de segunda se aplicó en el empeño y pronto perfeccionó la lectura, la escritura y las cuatro reglas que había aprendido en la escuela elemental. Sus superiores del Regimiento Castilla de Badajoz vieron en él una gran capacidad de mando por lo que le promovieron al empleo de cabo por elección cuando pasó el curso de especialistas en ametralladoras y con ese empleo le “pilló” la Guerra.

En las reuniones que tuvieron los cabos del Castilla días después del Alzamiento no se significo con la postura mayoritaria que era la de hacer frente al Alzamiento. Clases y tropas estaban a favor del Frente Popular. Digamos que él iba por libre. Cuando el 6 de Agosto fue encomendado en la sección de ametralladoras que debía hacer frente en Los Santos de Maimona a las fuerzas Legionarias y moras intentó pasarse pero le fue imposible y tuvo que volver a Badajoz «por estar rodeados de milicianos y carabineros».

Disposición defensiva de Badajoz y la ametralladora de la torre de la Catedral

Para este apartado tomamos los interesantes comentarios realizados en el Foro Gran Capitán por un anónimo que se hace llamar “Tte. Rozanov”.

«Las murallas de la ciudad de Badajoz estaban diseñadas[1] para una guerra donde no existían ni la aviación ni las armas automáticas y en la que la artillería no estaba tan avanzada como en 1.936, todavía suponían un importante valor para la defensa de la ciudad y un obstáculo imponente para quien quisiera asaltarla.

Tradicionalmente, los ataques a Badajoz se habían realizado desde el Sur y el Este, ya que el Norte y el Oeste están protegidos por el río Guadiana, su afluente, el Rivillas y la fuerte escarpa del Cerro de la Muela (o Monturio) sobre el que está construida la Alcazaba. En agosto de 1.936 se va a repetir esta situación: los ataques principales se van a realizar por el Baluarte de la Trinidad, situado en el Este, zona por la que en el siglo anterior penetraron las tropas de Wellington en la guerra contra los franceses, y por el Sur (Puerta Pilar, Baluarte de San Juan Baluarte de Santiago).

Las ametralladoras se colocaron en lo alto de la muralla, a ambos lados de la brecha del baluarte de la Trinidad. Otras ametralladoras se colocan en puntos altos de la ciudad: torre de Espantaperros (torre de la fortificación musulmana), edificio de Correos y baluarte de San Pedro y la que nos interesa para este estudio en la Torre de la Catedral. Otras estuvieron moviéndose durante la acción, como las utilizadas en la defensa del Cuartel de Menacho.

Las ametralladoras colocadas en Espantaperros, San Pedro y Trinidad tuvieron un papel muy destacado en el hostigamiento a las tropas atacantes situadas en el barrio de San Roque, desde donde fueron respondidas por las que colocaron los atacantes en el interior de algunas viviendas, en cuyas paredes realizaron algunos agujeros para realizar el fuego.

En cuanto a la máquina emplazada en lo alto de la torre de la Catedral hemos de expresar que era uno de los puntos más altos del Badajoz de aquellos tiempos y desde ella se dominaban todos los tejados de la ciudad y los campos aledaños. Pero otra de las características de aquel Badajoz eran sus calles estrechas y tortuosas, que proporcionaban una eficacísima desenfilada con respecto a esta torre a quienes avanzaran por ellas. Cierto es que desde lo alto de la torre se puede batir perfectamente el circundante campo de San Juan (actual Plaza de España) desde lo alto de la torre, pero también es cierto que si tu enemigo está en esa posición es porque ya ha ocupado toda la ciudad y no hay más que hacer. En mi opinión, este puesto suponía un magnífico punto de observación y un pobre puesto de tiro».

Según su hija Marisol Sierra el 14 de agosto de 1936 su padre estaba en la Torre de la Catedral cuando las fuerzas de la V Bandera irrumpen en la Plaza y se entregó sin pegar un solo tiro en la Plaza de San Juan. Ese fue su aval para agregarse a la V Bandera. Sin embargo este dato si no es puesto en debida contradicción con las fuentes primarias puede dar lugar a equívocos. Hemos investigado quién o quiénes estaban al servicio de aquella ametralladora de la Torre de la Catedral.

En un primer momento localizamos al cabo Francisco Barrera Vadillo del segundo batallón de la compañía de armas del Regimiento Castilla. En la causa 252/1938 abierta a más de una veintena de Cabos del Regimiento Castilla por supuesto delito de rebelión y auxilio a la rebelión podemos leer textualmente: «…en esta ocasión estaba sirviendo Francisco Barrera Badillo (sic), una ametralladora en la torre de la Catedral a las ordenes del Sargento Ramírez Vilchez[2], consta que la maquina no hizo fuego no obstante la presión de los milicianos, lo que comprobaron perfectísimamente las fuerzas legionarias al apoderarse del referido reducto».

Sin embargo, mi amigo,y gran historiador extremeño, Francisco Pilo apunta que fue el miliciano llamado Enrique del Amo quien estaba al servicio de esa ametralladora (ver página 215 del Libro Ellos lo Vivieron, 3ª edición corregida y aumentada, año 2006). Francisco Pilo relata con sumo lujo de detalles las peripecias de este cabecilla de las juventudes comunistas de Badajoz y su trágico final. Pese a este apostillamiento del investigador extremeño, considero , desde mi humilde punto de vista, que la versión correcta es la expresa la causa 252/1938.

Quedaba un cabo suelto. La documentación existente dejaba bien claro que desde la torre se efectuó un nutrido fuego de ametralladora. ¿Que es lo que pasó realmente aquella mañana de agosto en aquella torre? ¿Como los documentos “franquistas” pueden decir una cosa y la contraria?

Es imprescindible en este tipo de trabajos contrastar todas las fuentes y es lo que hemos hecho para resolver este enigma. Si atendemos a los que nos dijo su hija Marisol, medio Regimiento Castilla hubiera pasado directamente al Tercio. Realmente estamos ante el único cabo, suboficial u oficial de dicho Regimiento que se agregó inmediatamente a la Columna Castejón, ¿Por qué?

La respuesta la encontré en un Archivo de Sevilla y aclara cómo dos situaciones, en principio, antagónicas entre sí pueden complementarse. Por un lado, se dice que hubo un nutrido fuego de ametralladora, y por otro lado, se afirma que no se llegó a utilizar la ametralladora.

El 20 de diciembre de 1938 se instruye la causa contra Víctor Sierra Cerro en el Juzgado Militar nº 14 con plaza en Sevilla. Actuó como Juez Instructor José María Domenech Romero. En las diligencias previas se recibió declaración del cabo Sierra Cerro. Éste debía contestar a una serie de preguntas:

-¿Cómo fue su actuación y conducta durante el periodo en el que la plaza de Badajoz estuvo dominada por los rojos?

– ¿Cuál fue su filiación e ideología?

– ¿Nombre de dos testigos militares y civiles que puedan ayudarle?

En este caso el fallo fue absolutorio y se declaró sin ningún tipo de responsabilidad criminal en relación con los sucesos acaecidos en Badajoz. Pero lo que realmente nos interesaba de este Juicio son las deducciones de testimonios y escritos de las diversas autoridades civiles y militares de Badajoz que fueron aportados al Juicio y que nos aclararan, con total transparencia, cuál fue la verdadera actuación de este Cabo del Castilla el 14 de agosto de 1936.

Así, el escrito elevado por la Delegación de Orden Público de Badajoz muestra el texto literal siguiente:

«…con anterioridad al 18 de Julio de 1936 no tenía antecedentes políticos de clase alguna, estando considerado como de orden, durante la dominación roja hizo servicio en unión de otras clases de ejercito y destinado a la catedral con una ametralladora se opuso a que se hiciera fuego a las fuerzas nacionales y se opuso a los milicianos en sus intentos de entrar en el referido templo… Estando considerado en la actualmente como un verdadero patriota».

En el escrito del Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Badajoz, se expresa: «…Se distinguió en contra del Frente Popular durante la dominación marxista… fue destinado a la catedral con una ametralladora oponiéndose a que se hiciera fuego a las fuerzas nacionales y cuando un grupo de milicianos intentó entrar en el repetido templo, hizo fuego contra ellos impidiéndolo… es un verdadero patriota». Desde la Jefatura de Falange de Badajoz se eleva un oficio de 16 de Septiembre de 1938 en el que no se puede informar sobre el Sargento Víctor Sierra al no existir antecedentes en esta Delegación.

En las declaraciones del sargento Ángel Cortes Pablo y del cabo Francisco Barrera Vadillo del Regimiento Castilla aparece que éste no hizo fuego en la Plaza de Badajoz contra las fuerzas nacionales y que cuando un grupo de milicianos intento entrar en la Catedral hizo fuego contra ellos impidiéndolo.

«Declaración del Cabo Francisco Barrera Vadillo: Desde el 10 de Agosto fue nombrado el declarante con una maquina ametralladora para establecer en la Torre de la Catedral y a las dos o tres horas de estar en dicha catedral se presentó el Cabo Víctor Sierra Cerro en unión de otro cabo, al sargento que mandaba las fuerzas en dicha Torre, al que dijo que había sido agregado por orden del Alférez Borrego donde permaneció hasta el 14 de Agosto… que se presentaron entregándole la máquina que estaba allí establecida. Siendo la actuación del Cabo Sierra en la Torre igual que la de los demás de no disparar un tiro contra las fuerzas nacionales»

«Declaración del Sargento Ángel Cortes Pablo: Que el día 14 de Agosto de 1936 sobre las nueve de la mañana lo vio en la Torre de la Catedral donde el declarante fue a refugiarse para tan pronto se apoderaron las fuerzas nacionales de la Plaza, llevar a cabo la presentación ese mismo día a los Jefes del Glorioso Movimiento Nacional y que tal Víctor Sierra se encontraba en dicha torre con armas y que no hizo fuego contra las fuerzas y que al igual que el declarante llevó a cabo su presentación al entonces Comandante Castejón alistándose al tercio».

Pero es que además, el 24 de septiembre de 1969 ,el propio Víctor Sierra hace una declaración Jurada en la se expresa del literal siguiente:

«El 18 de Julio de 1936 le sorprendió el Movimiento Nacional en la Plaza de Badajoz prestando sus servicios en la 2ª compañía del 1º batallón del Regimiento de Infantería nº 3, mandando la citada Compañía el Capitán Buenaventura Carpintero, hasta el 14 de Agosto del mismo año. Durante el periodo de tiempo citado se alistó en la relación de voluntarios para dirigirse a Los Santos de Maimona con la exclusiva idea de poder pasarse a las Fuerzas Nacionales. A las órdenes del Sargento Vilches (Posiblemente Pablo Ramírez Vilches) estuvo destacado en la Catedral de Badajoz donde se opuso a que los milicianos entraran en la citada Catedral haciendo fuego contra ellos».

Otra declaración efectuada por Víctor Sierra en 1938 con motivo de la instrucción de la causa que le abrieron es mucho más detallista:

«En los primeros días del movimiento se ofreció voluntario para la sección de ametralladoras al teniente Don Guillermo García [Fernández]. Lo hizo mediante una carta mandada por el soldado Don José Ibáñez Pajares. Enterados de que el Regimiento no se había sumado al movimiento nacional fue preguntado el citado sargento por el teniente mencionado (Guillermo García Fernández) que por qué quería ir destinado a Ametralladoras y que el citado Teniente ya no mandaba la sección de máquinas pero que si quería ir a la sección de ametralladoras debería pedírselo al Oficial que le había sustituido. Después en días sucesivos estuve en una de las compañías organizada con los soldados que quedaban en el Regimiento, habiendo marchado a San Vicente de Alcántara y a Los Santos de Maimona. No pudo evadirse a las fuerzas nacionales.

Después de esto estuve en el Regimiento teniendo como compañero al soldado José Parejo, donde tratamos varias veces de evadirnos a la zona nacional sin poderlo conseguir. El soldado José Parejo en aquella fecha fue seminarista en el seminario de la estación[3] y hoy sargento en el primer batallón del Castilla. Estando el declarante con el mencionado soldado en la Puerta de la Trinidad fue llamado violentamente por el Alférez Don Joaquín Borrego Martínez (de ideas marxistas y repatriado en el Nyassa), mandándole arrestado a la Catedral amenazándome que me atuviera a las consecuencias si no cumplimentaba este servicio y que luego volvería el citado oficial para ver si efectivamente había cumplimentado ese servicio a donde me dirigí al citado lugar y presentado al Sargento Ramón (se refiere posiblemente a Pablo Ramírez Vilches) hoy Brigada. Me preguntó el citado Sargento que me parecía del caso, si estaba dispuesto a hacer fuego o no tirar a las fuerzas nacionales al que conteste que me parecía muy bien no tirar lo que quedamos convenientemente para tal fin.

El día de la toma de Badajoz el declarante hizo fuego contra los milicianos rojos que forzaban la puerta de la vivienda del Campanero impidiendo la entrada a tales sujetos, poniendo como testigos al campanero y a su hija[4]. De su conducta dice que no es el llamado para Juzgar.”

Como hemos podido comprobar, por un lado Víctor Sierra no hizo fuego contra las tropas del capitán Tiede Zenden de la V Bandera de la Legión y, por otro, se opuso con nutrido fuego de ametralladora a los milicianos que pretendían entrar en la Catedral.

Hay un dato que es muy importante y que ha pasado desapercibido. Para manejar la ametralladora Hotchkiss de 1914 hacen falta dos o tres soldados para dispararla. Un cabo tirador y dos soldados auxiliares. Uno que alimenta la máquina y otro montando el trípode y recogiendo casquillos. Además, era un arma con un alcance de 800 – 1000 metros, ideal para proteger los flancos en un avance a campo abierto o como antiaéreo. Tanto es así que el giro vertical estaba regulado con un tornillo sin fin. La pregunta del millón es, ¿cómo se dispara desde una torre con ese arma hacia abajo?

Como decía un mando que tuve haciendo la mili: “con dificultad y dos cojones”. Habría que desmontarla del trípode y mantenerla en peso atada con unas cuerdas. Además hace falta al menos un auxiliar alimentando con los cargadores, mientras el tirador apunta y dispara. La ametralladora no se podía coger en peso porque al estar refrigerada por aire, cuando disparas, te quemas. Este es el mérito que apreció el comandante Castejón, y por eso se lo llevó con su columna. Una pregunta a la que aún no he encontrado respuesta es,  ¿quién era el soldado que ayudó al cabo Cerro a disparar? Posiblemente el mismo soldado que estuvo con el destinado en la Puerta de la Trinidad, José Parejo Parejo[5].

Víctor Sierra (derecha) durante la Guerra Civil

Víctor Sierra (derecha) durante la Guerra Civil

Víctor Sierra sin pasar la depuración oportuna -sus habilidades con la ametralladora le sirvieron de salvoconducto para librarse del pelotón de ejecución y en el mejor de los casos de pasar por la Prisión Provincial de Badajoz ,como la mayoría de sus compañeros- fue inmediatamente agregado a la 20 Cia. V Bandera para cubrir las bajas de la sección de ametralladoras.

Su hija Inés me comentó que una vez bajó de la Torre de la Catedral en la Plaza de la Republica (hoy Plaza de San Juan) le proporcionaron una camisa legionaria.

Con la columna del comandante Castejón participó en cuantas acciones de armas llevó a cabo esta Bandera, cayendo herido de un balazo en una pierna el día 2 de septiembre de 1936 en el pueblo de Calera (Toledo). Trasladado primero al Hospital de sangre de Trujillo, el día 3 de septiembre fue evacuado al Hospital Cívico Militar de Cáceres donde fue ingresado. Por ello solicitó la Medalla de Sufrimientos por la Patria con fecha 11 de Mayo de 1941. También recibió otra herida de menor entidad en la ofensiva de la Casa de Campo. Con fecha de 23 de Mayo de ese mismo año el Comandante del 2º Tercio de la Legión remite oficio a la jefatura en el que literalmente expresa: «Tengo el honor de remitir certificado de herido expedido a favor del Sargento Víctor Sierra Cerro para efectos de petición de la Medalla de sufrimientos por la patria». Por Orden de 13 de Agosto de 1937 (B.O.Nº 297) fue ascendido a Sargento por “méritos de Guerra”.

El 24 de diciembre de 1936 marcha a Torrijos (Toledo) donde permaneció hasta el 26 que es pasaportado a Badajoz, haciendo su presentación en el Regimiento Castilla nº 3. Es decir, estuvo agregado en la Legión , alrededor de cinco meses. Desde 1937 a 1939 estuvo destacado con la 2ª Cía. del 8º Bon. (Estafeta 97) en los diversos frentes de Extremadura donde le alcanza el final de la Guerra Civil. En 1941 fue destacado a Villarta de los Montes (Badajoz) para perseguir a los huidos en la Sierra.Al acabar la Guerra Civil volvió a Badajoz y se instaló en una casa en la avenida Pardaleras. Se casó con la paisana Manuela Sánchez Moreno con la que tuvo cuatro hijos. Ya con la graduación de Sargento se incorporó a su Regimiento de origen siendo destinado a la 3ª Cia. Mixta del Regimiento de Infantería Castilla Nº3.

Curiosamente, con fecha de 17 Marzo de 1942 se inician unas diligencias contra este Sargento para averiguar sus «antecedentes político-sociales» en el Juzgado Militar Eventual del Ejercito de Marruecos, circunscripción Occidental de Ceuta. Dicha instrucción la llevo el Juez Sr. González Novelles y tenía como razón ratificar el reingreso en el ejercito «del Cabo de Infantería Don Víctor Sierra Cerro… significándole que al producirse el Glorioso Movimiento Nacional se encontraba destinado en el regimiento de Infantería Castilla Nº16 de Guarnición en Badajoz».

La resolución tuvo que ser positiva para los intereses del sargento Víctor Sierra por cuanto prosiguió prestando los servicios propios de su clase en el Regimiento Castilla nº 3. (Expte. 35565, Masonería B-C-1123.Exp.32 CDMH-Salamanca).

Esta es la verdadera historia del «Defensor de la Brecha que llego a Sargento de la Legión».

Pero su historia no acaba ahí.

En la División Azul

En 1941 se crea la División Española de Voluntarios en la que se alistaran miles de españoles para combatir el comunismo en la II Guerra Mundial. Uno de ellos será Víctor Sierra Cerro.

El 18 de Junio de 1942 parte de Badajoz y se presenta en Logroño el 21 de Junio de este mes en la representación que tenia esta Unidad en la capital riojana. Encuadrado en el 13 “Batallón en Marcha”. El 24 de Julio de 1942 pasó la frontera de Irún con rumbo al frente ruso para cubrir bajas y relevos.

Estaba entonces destinado en el Regimiento de Infantería nº 15 “Flechas Negras” con plaza en Tarragona. Como todos, su batallón de marcha realizó un periodo de instrucción y equipamiento en Alemania, y allí se le entregó la chapa “Krakeitsnummer” nº 14154 que debería de identificarlo en el caso de que cayera en combate.

La División Azul ostentaba el número 250 de las Divisiones de la Wehrmacht, uno de sus regimientos era el 262 de Granaderos, y a él fue a parar a la 12ª Cia de este Regimiento. Esto es, la cuarta del III batallón del Regimiento de Granaderos nº 262. Se trataba de la compañía de armas pesadas del batallón dotadas de ametralladoras pesadas y morteros, para apoyar a las otras tres, que eran de fusileros. Por esa razón estas compañías desplegaban sus efectivos intercalándolos entre las demás de su mismo batallón. Víctor Sierra fue destinado al Sector de Pulgué (Leningrado).
El 12 de Octubre de 1942 la 10 ª Cia del Regimiento 262 recibió un poderoso ataque enemigo. Aprovechando la sorpresa, los soviéticos llegaron a entrar en posiciones españolas. Pero al frente de la Compañía estaba un oficial de fama mítica, el capitán Portoles Dihinx, que reagrupó a sus hombres, expulsó a los enemigos e incluso se lanzó a su persecución mientras se retiraban. En el contraataque participaron los efectivos de la 12ª Cia que estaba en ese momento agregada a la 10ª Cia, y entre ellos nuestro protagonista.

Haciendo esa descubierta recibe una herida de metralla a la altura del muslo Izquierdo por lo que es evacuado al hospitalillo de campaña en el que se le hizo la primera cura. El 17 de Octubre, y por la gravedad de las heridas, fue trasladado primero al hospital alemán de Narva y después a los Hospitales españoles de Riga (Letonia), el 28 de ese mismo mes pasa al de Königsberg (Alemania) y finalmente al militar de Tregdesinguen (Berlín), donde ingresó el 1 de Noviembre. Allí repuso fuerzas y curó la herida hasta que el 17 de noviembre de 1942 es dado de alta y pasaportado al frente, siendo encuadrado en la compañía de Ametralladoras del III Batallón, realizando servicios de avanzada.

El 10 de Febrero de 1943 y en Krasny Bor participa en la más encarnizada batalla de las libradas por los españoles durante la campaña del Este. En una sola jornada dos mil cincuenta españoles dejaron allí su vida.

Por suerte para Víctor Sierra, su batallón, el ya citado III del Regimiento 262, fue de los que mejor pudieron capear aquella tormenta y logra salir vivo. Pero el batallón  quedó con su flanco casi descubierto, y el enemigo trató en los días siguientes de romper las nuevas líneas españolas.

El 16 de febrero, junto a la helada rivera del rio Ishora, realizando un servicio de patrulla, una mina le destroza la pierna derecha y también le provoca heridas graves en la pierna y mano izquierda. Inmediatamente es trasladado al hospital de campaña y de allí a los hospitales de Navas (Letonia) el día 20 de febrero en donde permaneció hasta el día 25 de febrero que fue trasladado al Militar de Riga (Letonia), hasta el 15 de Marzo que fue evacuado al de Königsberg (Alemania) y por último al también hospital militar español de Hof, ya en Alemania, es reconocido por el Tribunal Mixto Militar y al comprobarse que no estaba útil para el servicio fue repatriado a España.

El 15 de Abril de 1943 formando parte de una evacuación de heridos emprende la marcha a España. El 19 de Abril de 1943 es evacuado al hospital de Valladolid donde permanecerá ingresado hasta el 23 de Mayo fecha en la que es trasladado al Hospital de Vista Alegre (Madrid) donde permanecerá hasta el 17 de Febrero de 1944 que a petición propia fue dado de alta. Ese mismo día fue a recogerlo su familia marchando con dos meses de convalecencia a su domicilio de la calle Real, número 1 de Orellana de la Sierra (Badajoz).

Por su actuación en Rusia le fue reconocida la Cruz Roja del Merito Militar. Por las heridas se le reconoció la condición de mutilado con derecho a pensión por parte del Estado alemán, donde consta su grado de mutilación (clasificado como «1» en una escala que iba de 1 a 4) y la pensión que se le otorgaba: 55 marcos. El 13 de Septiembre de 1943 le es reconocida la Medalla de Mutilado de Guerra por la Patria por las lesiones recibidas en el frente de Rusia el 16 de febrero de 1943 con un coeficiente de mutilación del 29 % por las siguientes lesiones: Anquilosis completa de la muñeca izquierda, osteomielitis fistulizante en el peroneo derecho, cicatrices en el muslo izquierdo y en ambas piernas.

Además solicitó la Medalla de Sufrimientos por la Patria con cinta amarilla y aspa roja, pensionada con 2.745 pesetas y la indemnización de 675 pesetas que le fue reconocida por O.C. de 3 de Marzo de 1945.

Víctor Sierra, después de ser evacuado del Frente Ruso: Hospital de Vista Alegre, Madrid, mayo-1943

Víctor Sierra, después de ser evacuado del Frente Ruso: Hospital de Vista Alegre, Madrid, mayo-1943

Últimos destinos

Como buen militar, siguió prestando servicios a la Patria. En 1953 lo encontramos destinado en el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Infantería Llano Amarillo nº7. También trabajó en los Gobiernos Militares de Córdoba y Guadalajara. Estuvo destinado en el Gobierno Militar de Badajoz con la Graduación de Capitán. En Octubre de 1959, al amparo de la Ley de 30 de Marzo de 1954 por la que se posibilitaba al personal militar para la realización de servicios civiles, pasó a la Diputación Provincial de Badajoz en calidad de administrativo. En 1969  se le reconoce la situación de Retirado por clases pasivas.

Tuvo dos hermanos relacionados con el oficio de la armas, el primero llamado Pilar, que también alcanzó el grado de Capitán -por eso eran conocidos en Badajoz como los Capitanes Sierra-, y un segundo llamado Bernardino que con tan solo 18 años desapareció en la zona de Villanueva de la Serena durante la Guerra Civil.

Los últimos días de su vida los pasó con una hija en Alcalá de Guadaira (Sevilla), donde falleció a las nueve y media del 28 de Junio de 1997. Sus restos fueron incinerados en el Cementerio de San Fernando de Sevilla.

De su valor dan testimonios las medallas a las que fue acreedor: 1935 Medalla de la Campaña de Marruecos; 1939 La Medalla de campaña; dos cruces rojas del M.M. y dos cruces de Guerra; 1941 La Medalla de sufrimientos por la Patria pensionada; 1943 La Cruz Roja del M.M. expedida por el General Jefe de la División Española de Voluntarios; 1944 La Medalla de Mutilado de Guerra por la Patria; 1945 La Medalla de sufrimientos por la Patria con cinta amarilla de cantos verdes y un aspa roja; 1946 La Medalla conmemorativa de la Campaña de Rusia amen de la Cruz y Plaza de la Real y Militar orden de San Hermenegildo.

Epílogo

Con motivo del décimo aniversario de la toma de la ciudad el 14 de Agosto de 1946 se descubrió en el paño lateral del muro de la brecha de la trinidad (brecha de la muerte) una lapida conmemorativa de Mármol (hoy desaparecida) que decía así:

«Honor y gloria a los héroes de la 16ª Compañía de la Cuarta Bandera del Tercio que con su desposorio con la muerte en este lugar hicieron posible el renacer de Badajoz a la luz de la fe y del amor a la Patria en el memorable 14 de Agosto de 1936».

Quizás, solo quizás, una vez que conocemos su nombre y apellidos debería erigirse otra placa en honor de aquellos otros soldados y milicianos que con tanta bravura y honor defendieron ese trozo de tierra extremeña en aquel caluroso verano de 1936.

Este trabajo hubiera sido imposible de realizar sin la ayuda de mi padre el comandante de Artillería José Antonio Domínguez Castañeda; de mi buen amigo Fernando de la Iglesia; de los maestros Francisco Pilo y Ángel David Martín Rubio; de los informantes anónimos, de los cuales no puedo dar sus nombres porque así me lo pidieron: F.B.J, J.R.B., M.R.B y J.G.V. A Carlos Caballero Jurado autentico especialista en la División Azul. En especial de las hijas del Capitán Víctor Sierra, Marisol e Inés Sierra por su amabilidad en proporcionarme datos sobre su padre y Andrés Sierra primo de las anteriores informantes que me proporcionó datos sobre la parte humana de Víctor Sierra: «un hombre fiero en el combate y muy cariñoso en el trato familiar».

Asimismo agradezco al Centro Documental de la Memoria Histórica-Salamanca, Archivo Intermedio Militar de Ceuta, Archivo General Militar de Guadalajara, Archivo Militar General de Ávila, Registro Civil de Alcalá de Guadaira y al Registro Civil de Orellana la Vieja los documentos que me remitieron para llevar a cabo esta investigación.

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[1] Badajoz estaba rodeado por un recinto abaluartado o muralla tipo Vauban

[2] Juan Ramírez Vilches no estuvo en la Torre de la Catedral en su hoja de servicios ( AGM-Segovia ) expresa textualmente: «El 18 de Julio presta sus servicios como Sargento de Deposito de Víveres, el día 11 de Agosto al comunicarle el Brigada de Carabineros Diego Peral, jefe del puesto de Carabineros de Caya, el propósito de sublevar la pequeña guarnición que tenía su mando, se marchó a dicho puesto en la camioneta del depósito de víveres y poniéndose a las órdenes del referido brigada donde permaneció hasta el 14 que fue liberada la plaza. En principio se unió a las fuerzas nacionales desempeñando SERVICIOS ESPECIALES que le fueron encomendados. Durante los días que estuvo SUBLEVADO EN EL PUESTO DE CAYA hicieron más de 600 prisioneros, varios automóviles, armamento y metálico». Posiblemente se trate de su hermano Pablo Ramírez Vilches que aparece en la Revista de julio de 1936 en la Cía. de Ametralladoras del II Bon. del Castilla y que en octubre de 1936 estaba en la 2ª Compañía de Ametralladoras Ligeras del Castilla.

[3] Se refiere al Seminario Metropolitano de San Atón en el Barrio de la Estación de Badajoz

[4] El Campanero vivía con su familia en el primer tramo de la Torre posiblemente se apellidara Perera, dato no confirmado, y a diario subía los 47 escalones dos veces al día para dar cuerda al reloj de la catedral. Desde su casa podía tocar las cuerdas de las campanas de la Torre.

[5] Se secularizó y murió en Fuente del Maestre.

7 Respuestas a La verdadera historia del defensor de la Brecha de la Trinidad (Badajoz) que llegó a suboficial de la Legión