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9 mayo 2016 • Catecismo Mayor de San Pio X - 9

Desde Mi Campanario

Crucificado, muerto y sepultado

Cristo de la Clemencia
DE LA DOCTRINA CRISTIANA Y DE SUS PARTES PRINCIPALES

PARTE PRIMERA

Del Símbolo de los Apóstoles llamado vulgarmente El Credo

CAPÍTULO V

Del cuarto artículo del Símbolo

97. ¿Qué nos enseña el artículo cuarto: Padeció bajo el poder de Poncio Pilato: fue crucificado, muerto y sepultado? En cuarto artículo del Credo nos enseña que Jesucristo, para redimir al mundo con su sangre preciosa, padeció bajo Poncio Pilato, murió en la Cruz y fue sepultado.

98. ¿Que expresa la palabra padeció? La palabra padeció expresa todas las penas que Jesucristo sufrió en su pasión.

99. ¿Murió Jesucristo en cuanto Dios o en cuanto hombre? Jesucristo murió en cuanto hombre, porque en cuanto Dios no podía padecer ni morir.

100. ¿Qué especie de suplicio era el de la cruz? El suplicio de la cruz era el más cruel y afrentoso de todos los suplicios.

101. ¿Quién fue el que condenó a Jesucristo a ser crucificado? El que condenó a Jesucristo a ser crucificado fue Poncio Pilato, gobernador de la Judea, quien había reconocido la inocencia del Salvador, más cedió vilmente a las amenazas del pueblo de Jerusalén.

102. ¿No hubiera podido Jesucristo librarse de las manos de los judíos y de Pilato? Si, señor; Jesucristo hubiera podido librarse de las manos de los judíos y de Pilato, más se sujetó voluntariamente a padecer y morir para salvarnos, por saber que así lo quería su eterno Padre, y aún salió al encuentro de sus enemigos y se dejó espontáneamente prender y llevar a la muerte.

103. ¿Dónde fue crucificado Jesucristo? Jesucristo fue crucificado en el monte Calvario.

104. ¿Qué hizo Jesucristo en la Cruz? Jesucristo en la Cruz rogó por sus enemigos; dio su misma Madre, María Santísima, por madre a su discípulo San Juan, y en él a todos nosotros; ofreció su muerte en sacrificio y satisfizo a la justicia de Dios por los pecados de los hombres.

105. ¿No bastara que viniese un Ángel para satisfacer por nosotros? No, señor; no bastara que viniese un Ángel a satisfacer por nosotros, porque la ofensa hecha a Dios por el pecado era, en cierta manera, infinita, y para satisfacer por ella se requería una persona que tuviese un mérito infinito.

106. ¿Era menester que Jesucristo fuese Dios y hombre juntamente para satisfacer a la divina justicia? Si, señor; era menester que Jesucristo fuese hombre para que pudiese padecer y morir, y que fuese Dios para que sus padecimientos fuesen de valor infinito.

107. ¿Por qué era necesario que los méritos de Jesucristo fuesen de valor infinito? Era necesario que los méritos de Jesucristo fuesen de valor infinito porque la majestad de Dios, ofendida por el pecado, es infinita.

108. ¿Era necesario que Jesucristo padeciese tanto? No, señor; no era absolutamente necesario que Jesús padeciese tanto, porque el menor de sus padecimientos hubiera sido suficiente para nuestra redención, siendo cualquiera acción suya de valor infinito.

109. ¿Por qué, pues, quiso Jesús padecer tanto? Quiso Jesús padecer tanto para satisfacer más copiosamente a la divina justicia, para mostrarnos más su amor y para inspirarnos sumo horror al pecado.

110. ¿Sucedieron algunos prodigios a la muerte de Jesús? Si, señor; a la muerte de Jesús se oscureció el sol, se estremeció la tierra, abriéndose los sepulcros y muchos muertos resucitaron.

111. ¿Dónde fue sepultado el cuerpo de Jesucristo? El cuerpo de Jesucristo fue sepultado en un sepulcro nuevo, cavado en la peña del monte, no lejos del lugar donde le habían crucificado.

112. ¿Se separó del cuerpo y del alma la divinidad en la muerte de Jesucristo? En la muerte de Jesucristo, la divinidad no se separó ni del cuerpo ni del alma, sino solamente el alma se separó del cuerpo.

113. ¿Por quién murió Jesucristo? Jesucristo murió por la salvación de todos los hombres y por todos ellos satisfizo.

114. Si Jesucristo murió por todos los hombres, ¿por qué no todos se salvan? Jesucristo murió por todos; pero no todos se salvan, porque o no le quieren reconocer o no guardan su ley, o no se valen de los medios de santificación que nos dejó.

115. ¿Basta para salvarnos que Jesucristo haya muerto por nosotros? Para salvarnos no basta que Jesucristo haya muerto por nosotros, sino que es necesario aplicar a cada uno el fruto y los méritos de su pasión y muerte, lo que se hace principalmente por medio de los sacramentos instituidos a este fin por el mismo Jesucristo, y como muchos no reciben los sacramentos, o no los reciben bien, por esto hacen para sí mismos inútil la muerte de Jesucristo.

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