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8 marzo 2016 • Lo que ha cambiado en la confrontación (e infiltración) Masonería-Iglesia es, en parte, el procedimiento

José María Manrique García

Ravasi y la Masonería

El pasado 14 de febrero el Cardenal Gianfranco Ravasi, responsable de cultura del Vaticano (Presidente del Colegio Pontificio para la Cultura, uno de los doce que forman la Curia Romana), escribió en el diario Il Sole 24 Ore [1] una carta abierta a «los hermanos masones» en la que pedía superar «esa actitud de ciertos ambientes integristas católicos que han recurrido al arma de la acusación categórica de la pertenencia a la masonería», hablando de tender «puentes y no muros» , a la vez que recordaba que muchas `Respetables Logias´ inglesas se nutren del clero de la Iglesia Anglicana y que fue un pastor presbiteriano quien redactó las Constituciones de la Masonería Regular.

Eclesiásticos MasoneríaLógicamente, poco después la Masonería española (Gran Logia de España)  lo  consideró un `avance´ en el boletín que envía a la prensa semanalmente, expresando que «el Vaticano llama a un diálogo con la Masonería basado en los `valores comunes´…. y que “el diálogo entre la Iglesia y la Masonería Española es un hecho desde hace varios años; en torno a 25 personas participaron en el último encuentro de tres días, celebrado en la Hospedería del Monasterio de Poblet, sobre Masonería y Cristianismo; la mayoría de los participantes pertenecían a la Iglesia Católica y a la Gran Logia de España … “14% de los masones españoles se autodefine católico romano, sin que sientan oposición alguna entre su fe y la vivencia fraternal con todos los hombres que les propone la Masonería”» [2].

Permítaseme hacer una mínima glosa de la figura del cardenal: reconocido como un experto en la Biblia, aunque haya sido capaz de decir que del maná que «era el producto de un tamarindo de la estepa, de cuya corteza cortada salía una especie de leche muy nutritiva» (Ravasi, Gianfranco, Según las Escrituras, doble comentario a las lecturas del domingo, Año B, Editorial San Pablo, Bogotá, 2005, página 218), Benedicto XVI lo eligió en 2009 para el encuentro con las demás religiones en el foro denominado «Atrio de los Gentiles» (un intento de evangelización que aquel Papa quiso luego reconducir), y Francisco I lo eligió para que se uniera al grupo oficial del relator (Cardenal Peter Erdo), el secretario especial (Obispo Bruno Forte) y el  secretario general (Cardenal Lorenzo Baldisseri) del Sínodo de la Familia, precisamente en octubre de 2014, a pocos días de que concluyera y contra la costumbre de sínodos anteriores. En ese nuevo grupo de seis padres conciliares `relatores´, de la máxima confianza del Papa, se encontraba también el argentino Arzobispo Víctor Manuel Fernández, Rector de la Universidad Católica Argentina, y el Superior de los Jesuitas, el español Adolfo Nicolás, además del cardenal Donald Wuerl (Arzobispo de Washington DC), el arzobispo mejicano Carlos Aguiar Retes, y el presidente de la conferencia episcopal coreana Peter Kanh U-Il.

Sin la menor duda, el Cardenal Ravasi, dadas sus responsabilidades y la confianza que el Papa ha depositado en él, no actuó por propia iniciativa, tanto más cuanto que no ha habido ninguna rectificación al artículo citado.

Pero, como dice el Eclesiastés, «lo que pasó, eso pasará; lo que sucedió, eso sucederá: nada hay nuevo bajo el sol» (Ec.1:9). Quiero decir, que, con ser muy grave, a mi modesto entender, el que un `ministro´ de la Curia Vaticana haya hecho esas declaraciones no contestadas, el problema está en que hace mucho tiempo se ha ocultado, por no decir, cambiado, el magisterio de los Papas anteriores al Concilio Vaticano Segundo sobre la Masonería. El Código de Derecho Canónico de Juan Pablo II  (1983; quien mandó retirar el exorcismo al final de la Misa, la oración a San Miguel de León XIII), en su canon 1374 decreta: «quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación ha de ser castigado con entredicho»; pero, respecto al Código de Benedicto XV (1917; canon 2335; Juan XXIII, al convocar el Concilio Vaticano II, anunció su reforma), supuso dos novedades: la pena no es automática y no se menciona expresamente a la masonería (tampoco al comunismo). Lo llamativo es que, un día antes de que entrara en vigor, se publicó un decreto de Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Joseph Ratzinger (luego B. XVI) en el que se expresaba que el criterio de la Iglesia es mantener  las anteriores condenas [3]: Clemente XII (1738), Benedicto XIV (1751), Pío VII (1821), León XII (1825), Pío VIII (1829), Gregorio XVI (1832; consiguió los planes de infiltración en la Iglesia de la logia masónica carbonaria `Alta Vendita´ [4]), Pío IX (1846, 1864,1869, 1873; para quien la «Sinagoga de Satanás» es la masonería), León XIII (1881, 1882,1884, 1890, 1898, 1902) y Benedicto XV (1917). Pero la confusión estaba creada y muchos se sustentan en ella.

Debemos tener en cuenta que la lucha metahistórica entre el bien y el mal, entre la Iglesia y lo que el propio Jesucristo denomina «Sinagoga de Satanás» en El Apocalipsis (Ap. 2:8 y 3:9), ha sido constante y ha dado episodios bastante reveladores. Telegráficamente, podemos resumir algunos episodios:

– La policía de la Francia de Petain encontró en los archivos de las logias el programa de cómo conseguir algún día sentar a uno de los suyos en la Silla de Pedro, más o menos lo que el marqués Alexandre Saint-Yves d’Alveydre (1849-1909) , y también el jesuita Paul Roca (1830-1893; masón grado 33,  que residió en Cataluña y anunció el Vaticano II), escribieron con relación a la Sinarquía, un proyecto en los años 1880-1890: … «de modo que los católicos, creyendo obedecer al Papa, sigan a uno de los nuestros». En su estela se encontraban numerosos antiguos consagrados: los sacerdotes (abates) franceses Roca, Melinge (Doctor Alta), Lacuria, Jeannin, Loisy, Sauniere, Constant (Eliphas Levi), Boudet, Gellis, etc [5].

La Cierva_Infiltración– Bella Dodd, comunista norteamericana (asesora jurídica del partido), dijo a  principios de los años cincuenta del siglo pasado que «en los años de treinta nosotros (los comunistas) colocamos a 1.100 hombres dentro del sacerdocio para poder destruir la Iglesia desde adentro … (que) ahora mismo ellos están en los lugares más altos dentro de la Iglesia».  También que «había tratado con no menos de cuatro cardenales dentro del Vaticano quienes estaban trabajando para nosotros». Anatoliy Golitsyn, ex agente de la KGB que desertó en 1961 y `predijo´ en 1984, la caída de la URSS, confirmó esta penetración en `pinza´ con la Masonería. Recordemos los libros de Ricardo de la Cierva: La infiltración, La Hoz y la Cruz – Auge y caída del marxismo y la teología de la liberación, y Las Puertas del Infierno, Fénix. Madrid, 2008, 2007 y1995.

– En las sesiones (1962-63) del Concilio Vaticano II, el obispo de Cuernavaca (Méjico), Mons. Méndez Arceo, pidió que fueran derogadas las leyes eclesiásticas contra la masonería. Luego hubo obispos que dieron conferencias en logias, tal que el Arzobispo de Aracajú (Brasil, en 1969) y Mons. Pezeril (Auxiliar de París; 1971), por no hablar las experiencias en Marsella de Mons. Etchegaray, presidente de la Conferencia Episcopal Francesa y que tanta relación ha tenido con el separatismo vasco y ETA.

 El periodista Mino Pecorelli, que había sido miembro de la Logia P-2, en 1976 facilitó la publicación de una lista de 124 (116 inicialmente) cardenales, obispos, sacerdotes y empleados del Vaticano masones. Estaban incluidos los cardenales/obispos Bea (Secretario de Estado con Juan XXIII y Pablo VI), Casaroli (Secretario de Estado con Juan Pablo II), Villot (Secretario de Estado con Pablo VI), Bugnini y Noe (los de la nueva liturgia de la Misa), Lienart (cabeza de los progresistas en el Vaticano II), Suenens (modernista), Marcinkus (presidente del Banco del Vaticano), Dadaglio (Nuncio en España), Baggio (Prefecto de la Sagrada Congregación de los Obispos) y decenas de obispos. En 1979 fue asesinado con dos disparos en la boca y varios más.

– Y luego, declaraciones (p.ej: Mons. Tarancón dijo «estoy contento por la legalización de la masonería») y multitud de actos, refrendados por fotografías de prensa, de consagrados revestidos con  la ropa litúrgica del día y ataviados con el mandil típico, funerales católicos por grandes maestres (p.ej.: el de Luis Salat, de la Gran Logia de España, 1996), por no hablar de la descarada propaganda masónica de sacerdotes tales como José AntonioFerrer Benimelli, Javier Cortés, Enrique Menéndez Ureña, Pedro Álvarez Lázaro y un largo etcétera.

Concluyo: lo que ha cambiado en la confrontación (e infiltración) Masonería-Iglesia es, en parte, el procedimiento, pues aparentemente ya no hay ataques frontales, y el ritmo, porque ahora se ha entrado en una etapa de explotación de los éxitos anteriores en la que ya apenas se guardan las formas y se actúa claramente. Lo cual, por lo demás, indica lo terrible de los momentos actuales.

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[1] http://www.infovaticana.com/2016/02/22/el-cardenal-ravasi-pierde-los-papelesqueridos-hermanos-masones/

[2] http://www.hispanidad.com/wp-conten/uploads/2016/02/logiamasones.docx. En otras declaraciones, se completa ese «14’5%  (como) el tercer grupo más importante dentro de la Gran Logia de España; un 23’5% adicional se siente cristiano, sin señalar a ninguna de sus confesiones, (y) sólo por detrás del 41´5% se consideran personas espirituales sin adscripción a ninguna religión».

[3] Declaración Sagrada Congregación para la Fe del 17 de febrero de 1981 y del 23 noviembre de 1983. http://www.mercaba.org/Sectas/la_iglesia_frente_ala_masoneria.htm

[4] Paul Kramer: La última batalla del diablo  (Capítulo 5); http://www.devilsfinalbattle.com/span/ch5.htm.

[5] Pierre Virion: La Masonería dentro de la Iglesia  (Mystère d´Iniquité), Cruz y Fierro, Buenos Aires, 1968; https://bibliaytradicion.wordpress.com/miscelaneo/francmasoneria/la-masoneria-dentro-de-la-iglesia-misterium-iniquitatis/.

NOTA DE LA REDACCIÓN: Sobre la presunta filiación masónica del cardenal Rampolla cfr. el clarificador artículo de D.Francesco Ricossa: ¿Era masón el cardenal Rampolla?