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8 diciembre 2015 • "Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo"

Marcial Flavius - presbyter

Fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María: 8-diciembre-2015

Rito Romano Tradicional

Evangelio

Lc 1, 26-28: En aquel tiempo, envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen, prometida de un hombre descendiente de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró donde ella estaba, y le dijo: «Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo».

Inmaculada-Concepcion-Murillo

Reflexión

El misterio de la Inmaculada Concepción de María se nos representa en las Sagradas Escrituras y en la Tradición cristiana como un combate, en el cual la serpiente pone asechanzas a la mujer, y es por ésta vencida, y quebrantada su cabeza. Con esto se nos recuerda a todos los hijos de la Concepción Purísima el carácter principal de nuestra existencia sobre la tierra, que es un combate también, a tenor de aquella otra sentencia de los Libros Santos: Milicia es la vida del hombre sobre la tierra. ¿Quién después de esto podría excusarse de pertenecer al ejército de Dios contra la infernal serpiente, y de aceptar todas las consecuencias de este su carácter de soldado?

En tales filas se nos alista por el Bautismo, y se nos refuerza por la Confirmación, y se nos alienta con la Eucaristía, y se nos cura de las heridas con la Penitencia. Ni cabe rehuir estas luchas y encerrarse para ello en neutralidad cobarde. No defender la bandera de Dios con todo el valor y ardimiento de nuestras almas es aquí más que cobardía, más aún que traición, es en algún modo pasarse al bando enemigo y hacer armas por él. «Lucha hasta morir, por la justicia», se intima a todo mortal desde que en el Sacramento de la regeneración recibe el título y divisa de hijo adoptivo de Cristo y miembro de la Iglesia santa.

Desde entonces cada acto de la vida humana es una como acción de guerra en que se ventila un derecho de Dios, y en que éste sale victorioso o es ignominiosamente derrotado. Aquellas enemistades y asechanzas de la serpiente infernal se revuelven no sólo contra María, sino también contra cada uno de los que pertenecemos a su generación, ya en la naturaleza, ya en la gracia. A cada uno de nosotros podría pintársele como a María Santísima con la serpiente enroscada bajo los pies y embravecida de furor contra nuestras almas. ¡Ay del que pretendiendo una paz vergonzosa se acomoda a abrigar al reptil maldito en su corazón! ¡Ay del que no procura a todas horas y en todas formas aplastar con el pie su cabeza, reduciéndola con su firme actitud a la impotencia!

(Félix Sardá y Salvany, Novena a la Inmaculada, Día Sexto)