28 noviembre 2015 • Una más de la serie ininterrumpidas de felonías y estupideces

El idiota del pueblo y Satanás

En España está pasando algo parecido a un pueblo en el que eligen como alcalde al idiota “oficial” que es, además, navajero, pederasta y al que, por si fuera poco, le huelen los pies. Es la única forma de comprender lo que aquí está pasando.

En esa serie ininterrumpidas de felonías y estupideces para borrar el recuerdo de Franco, ha entrado en la pocilga la Dirección del Patrimonio Nacional, entidad que en otros tiempos tenía por misión cuidar y aumentar el Patrimonio, pero que hoy tiene como primera misión acabar con él. Gracias a algo que se denomina elconfidencial.com nos hemos enterado de que en el Pardo, no sabemos si los de la limpieza, algún bedel de servicio o alguien que cobra para incordiar al personal visitante, no ha permitido la visita a las habitaciones privadas del Caudillo, para ellos sólo dictador.

Hemos leído que “Patrimonio quiere que el edificio deje de asociarse con el dictador. El Palacio de El Pardo no tiene nada que ver con Franco, aquí no hay nada que ver, por favor dispérsense. “No es un palacio de Franco, es un palacio de Carlos V», subrayan desde el organismo público para justificar su exclusión de los especiales periodísticos sobre el 20-N.

Pero tampoco el Salón de Columnas del Palacio Real puede ser fotografiado hoy en el marco del recuerdo de aquellos días. A juicio de Patrimonio, lo mejor es que todos olvidemos ese episodio (se refieren a las colas para rendir un último homenaje Franco muerto) y nos centremos en pensar que entre esas cuatro paredes «se firmó la entrada de España en la Unión Europa y cambiamos de rey». Así, con dos presuntos c…s.

Son tan burros que ni siquiera recuerdan que fue la vivienda del adorado Azaña, al que perdieron la ocasión de tirarle una oportuna flor de recuerdo. Y es que el idiota del pueblo tiene mucho poder. Volvemos a recordar a Orwell para imaginarnos su disgusto al ver que sus premoniciones sobre el mundo en “1984” se quedaron cortas. O acabamos de una vez con el idiota a garrotazos, o éste acaba con todos nosotros a base de apestarnos con su hedor a pies, lugar donde, al parecer, tiene el cerebro.

Pero es que hay más, porque si decimos que todo esto es una maniobra satánica nos dirán que exageramos. No exageramos. Con Franco, y hasta con su sombra, hubiera sido imposible la descristianización brutal de España, hoy en curso, así que hay que borrarlo del panorama español. En la España de Franco, es decir, en la que levantamos otras generaciones de españoles, no tendrían sitio los blasfemos festivales del Día del Orgullo Marica (gay en inglés), donde vemos a dirigentes, los “idiotas del pueblo”, marchando al frente de estos desgraciados. Con los españoles de aquella época, hoy llamada “franquista”, no hubiera sido posible la proliferación subvencionada de mataderos de no-nacidos; ni hubieran sido posible los satánicos bodorrios de maricones; los pederasta no podrían adoptar niños; ni, por supuesto, proliferarían esas exposiciones blasfemas, como la de hace algunos años con fotos de un “Evangelio pornográfico”, con Jesús y la Virgen de protagonistas; o la reciente realizada en Pamplona con Sagradas Formas conseguidas por un canalla llamado Abel Azcona, sin que ni él ni los que la autorizaron pasaran por Comisaria.

Satán ha conseguido que sea el propio perverso sistema, no el que admita estas blasfemias, sino el que las provoque con la sana intención de arrasar toda sombra de espíritu cristiano en una sociedad podrida a base de inyecciones de vileza. De ahí que si decimos que Franco o su sombra son un obstáculo para evitar que Satán consiga sus fines, no exageramos ni un ápice.

Y volviendo al tema del Patrimonio, que hoy dirige un ilota llamado Alfredo Pérez de Armiñán y de la Serna, esta tropa, cargada de títulos que sólo les sirven a ellos, se consideran propietarios del Patrimonio y creen, como tontos del pueblo que son, que el Patrimonio es suyo, La izquierda ha sido un feroz enemigo del Patrimonio, que ha asolado (o robado) en cuanto ha podido. Lo ha hecho toda su triste existencia, y lo sigue haciendo ahora, apoyados por una derecha política (otra faceta de tonto del pueblo en su papel de invitado del pueblo cercano) que se merece su exterminio en una sangrienta revolución marxista. Por idiotas.

Satanás anda suelto, sus maniobras para “desalmar” a España van teniendo éxito gracias al “idiota del pueblo” elevado a la Alcaldía, y a menos que hagamos algo más que quejarnos (habría que evitarlo aunque sea por la brava), esto se va al carajo.

Esta maniobra cargada de odio al pasado que llaman “franquista” no es casual, estaba programada para aniquilar el alma de España, y desde una oficina de Satanás.