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10 octubre 2015 • Franco se detuvo en el funeral del general Amado Balmes, viajando de Canarias a Marruecos en el Alzamiento. ¿Se le puede acusar de la muerte y al muerto de defender al Frente Popular? • Fuente: El Semanal Digital

Pascual Tamburri Bariain

La «memoria histórica» en serio que Ángel Viñas no esperaba

Portada General Balmes_comprimidaDesde la misma Guerra Civil, y mucho más aún cuando han controlado los centros de investigación y los medios de comunicación los historiadores ideologizados que pretendían reivindicar los bienes democráticos de aquel Frente Popular, la muerte del general Amado Balmes Alonso ha sido utilizada contra Francisco Franco.

Los hechos son pocos y sencillos, de esos que se estudiaban antes hasta en los Institutos (porque se estudiaba historia, aunque fuese sólo contemporánea). Balmes y Franco eran los dos generales de Brigada con mando en las islas Canarias al final de la primavera de 1936. La muerte accidental del general Balmes en el Campo de la Isleta de Las Palmas el 16 de julio de 1936 forzó que Franco viajase allí desde Tenerife para presidir el funeral. Al día siguiente, con el Alzamiento ya iniciado en las Islas según lo previsto, Franco voló de Gran Canaria al Protectorado español en Marruecos, para hacerse cargo también de su sublevación contra el Gobierno del Frente Popular.

En conjunto, ya desde la postguerra todo esto convirtió a Balmes en uno de los «muertos providenciales» del general Franco, con acusaciones a él de distinto tipo de favorecer, procurar, organizar y aprovechar esa muerte. Y como ´a moro muerto gran lanzada´, en la peor tradición española, y los enemigos del intelectuales e históricos del franquismo han sido durante décadas infinitamente más eficaces, que no más veraces, que sus defensores, casi circula sin oposición la versión más negativa a Franco. Ángel Viñas –profesor de muchas cosas, pero formado como economista, que no como historiador- es seguramente el más reciente e intenso de los publicadores de la explicación más antifranquista de la vida y muerte de Balmes.

Antifranquismo post mortem, no piensen ustedes en excesos de heroísmo. ¿Y cuál sería tal versión? Según el profesor Viñas y todos sus predecesores y seguidores, Amado Balmes habría sido un hombre en malas relaciones con Franco, un miembro de la UMRA (Unión Militar Republicana Antifascista, enfrentada en los cuarteles a la UME) y contrario a cualquier Alzamiento en aquel verano de 1936. La muerte de Balmes, según la versión hasta hoy oficiosa, habría sido cómoda, sospechosamente cómoda para franco, porque le habría librado de un enemigo en las islas de su mando, favoreciendo así el Alzamiento y el control de éste por Franco. Incluso su funeral habría servido de excusa magnífica para volar desde Canarias a Marruecos en el famoso Dragon Rapide. Viñas y su entorno han presumido de usar para probar esto la escasa documentación existente, y hasta este momento nadie había puesto por escrito las más que abundantes debilidades de toda la versión.

Lo acaba de hacer, en una monografía científica, atrevida y breve que publica Librería Hispania, el joven Moisés Domínguez Núñez. No es un novato en la revisión de los mitos de la Guerra Civil, porque ya había plantado cara a lo políticamente correcto estudiando la guerra en Extremadura y en concreto la «matanza» de Badajoz. Pero lo que tenemos en En busca del General Balmes es un estudio intachable, difícil de rebatir desde la investigación y directamente opuesto a la «memoria histórica» que Zapatero impuso y que –no lo olvidemos- Mariano Rajoy ha podido y no ha osado corregir.

Domínguez Núñez ha ido a las fuentes primarias y ofrece una explicación del final de la vida de Balmes, contundente y veraz. Tenemos la versión de su hoy anciana hija, hasta hoy ignorada y testigo de todo. Tenemos la autopsia del General, que los historiadores de esta casta aún negaban. Tenemos el testimonio del único testigo del disparo mortal y un estudio balístico del asunto. Tenemos incluso las testimonias periodísticas de Franco en aquellos días y nos encontramos un resultado por lo menos llamativo: un Amado Balmes cercano a Franco, monárquico de convicciones y participante en la conspiración contra el Frente Popular.

Casi nada. Y aún queda mucho por hacer; ya que hemos comprobado que la versión sectaria progresista no va a tener una respuesta institucional, hay que alegrarse de que trabajadores intachables como Moisés Domínguez proporcionen respuestas a los grandes budas de la «memoria histórica» y les hagan callar o al menos, como se ha viste en este caso, no hayan recibido ninguna respuesta a su altura.