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28 septiembre 2015 • Y nosotros nos preguntamos: ¿pactar el qué?

Jesús Flores Thies

El parto de los montes

el-parto-de-los-montesEl fabulista ya nos lo avisó, en este caso Samaniego:

Con varios ademanes horrorosos
Los montes de parir dieron señales;
Consintieron los hombres temerosos
Ver nacer los abortos más fatales.
Después que con bramidos espantosos
Infundieron pavor a los mortales,
Estos montes, que al mundo estremecieron,
Un ratoncillo fue lo que parieron.
Hay autores que en voces misteriosas
Estilo fanfarrón y campanudo
Nos anuncian ideas portentosas;
Pero suele a menudo
Ser el gran parto de su pensamiento,
Después de tanto ruido sólo viento.

Al final del parto “independentista” lo que apareció no fue un ratoncito, sino un estúpido “caganer”, que aunque pequeño, feo, ridículo y sin apenas tradición en Cataluña (apenas un siglo), apesta y deja un hedor que va a durar algún tiempo

Lo que sucede en Cataluña (y en otras partes de España, que no se olvide) es que la estupidez, dejación, cobardía, compadreo y falta de dignidad de los sucesivos gobiernos desde la muerte de Franco, nos han llevado esta situación auténticamente kafkiana. Son muchos los años de golpear el yunque del nacionalismo separatista para acabar con la enseñanza y el idioma español en Cataluña, con la lenidad en el tema de las Banderas en los balcones de Ayuntamientos y centros oficiales; con los insultos “legales” al Rey, Bandera e Himno; años de destrucción del patronímico nacional oyendo a los presentadores y locutores decir “Lleida”, “Llirona”, “Ourense” o “Alacant”, o diciendo “President”, “Parlament”, “Aeroport”, “Port”, “Teatre”, “Ebre”…, que ha dado alas a los separatistas para imponer el catalán bajo severas multas, que los sucesivos y moralmente corruptos Gobiernos permiten.

Pasado el parto del “caganer”, hemos de soportar un tiempo para que los separatistas rumien su posible futura actuación que será, indudablemente, en las próximas elecciones generales, si antes no se les ocurre otra parida mejor.

Lo más sorprendente es la actitud “generosa y dialogante” de los políticos y periodistas templagaitas compulsivos que nos dicen que lo que hay que hacer es que el Gobierno se siente con los catalanes (¿con cuáles?) para pactar una nueva relación Estado-Autonomía. Y nosotros nos preguntamos: ¿pactar el qué? España ya tiene la desgracia de ser el tercer país del mundo con un sistema político más descentralizado, que nos ha llevado a un gasto gigantesco, una insolidaridad entre regiones casi bélica y a una crisis de identidad que permite la ruptura definitiva de nuestra unidad secular.

En las pasadas elecciones catalanas ha fracasado aquello de la mayoría absoluta en votos, pero eso no quiere decir que una vez rearmados los separatistas, y con unas cargas de estupidez mayor de la reglamentaria en los gobiernos de turno, la situación no cambie.

Los Tribunales no sirven para nada, el Ejército mira al eclipse lunar, la Iglesia inicia alguna novena al Santo de turno, la sociedad preocupada con la Liga… y a esperar. Nadie responde por su traición a los juramentos prestados, nadie va a la cárcel por saltarse la Ley, todos siguen en sus tareas para quebrar a España. Bueno, aquí no se va a la cárcel ni por desfalcos o robos multimillonarios, la única víctima es Isabel Pantoja, pero a cambio, sus vicisitudes carcelarias sirven para dar de comer a las verduleras (y a algún verdulero) en las cadenas de televisión.

Y es que mientras España se rija por esa basura llamado Sistema Autonómico, y con la cataplasma de la vil Ley de la Memeoria Histórica sobre nuestros costillares, esto no puede carburar, y va a tener razón aquella frase que hemos visto junto a un retrato de Franco: “es que no se os puede dejar solos”.