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18 julio 2015 • De esa fecha surge una legitimidad política

Desde Mi Campanario

18 de Julio

Bandera-España-Falange-Requeté1.- Consideramos la fecha del 18 de Julio como representativa del Alzamiento Nacional que en 1936 puso fin al estado de anarquía y de vulneración de la ley que llevaron a España a una situación pre-revolucionaria.

Durante la Segunda República no se hicieron las transformaciones que eran, a todas luces, necesarias y se desarticularon las las posibilidades de una convivencia en paz. Por eso apreciamos el Movimiento Nacional, ante todo, por su contenido positivo que buscaba una radical superación de la desastrosa situación a que nos había conducido un siglo de liberalismo y de la falsa alternativa propuesta por las organizaciones políticas y sindicales que configuraron la zona roja.

2.- El Alzamiento de 1936 y la Guerra Civil, no fueron una simple conmoción, una sacudida superficial para devolver después las cosas al estado en que se encontraban sino que neutralizaron unas ideas equivocadas y sus nefastas consecuencias al tiempo que se alumbraron otras y se abrieron nuevos cauces que inspiraron y condicionaron la vida española durante muchos años.

El sucesor del Generalísimo Franco, a título de Rey, habló con toda propiedad en 1969 de:

“la legitimidad política surgida el 18 de julio de 1936, en medio de tantos sacrificios, de tantos sufrimientos, tristes, pero necesarios, para que nuestra patria encauzase de nuevo su destino“.

La falta de fidelidad al legado no impide reconocer lo acertado de la expresión y nos permite hacer profesión de fe en unos principios atropellados, nunca legítimamente derogados ni, menos áun, superados.

Hacemos nuestra la formulación de estos principios expresada en la respectiva Ley Fundamental de 1958 y el ideario ético subyacente al orden político proyectado en ella. En especial, cuando se formula que:

“La Nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional, que inspirará su legislación“.

3.- La penosa situación a que los sucesivos gobiernos “democráticos” han conducido a España contrasta con la exaltación del ideal cristiano de la justicia social que se hace en esta Ley mediante la proclamación de los derechos y deberes que lleva implícitos. El Estado nacido del 18 de Julio y configurado posteriormente en las Leyes Fundamentales fue agente activo de un cambio sustancial, sin duda con deficiencias y desequilibrios propios de cualquier obra humana, pero en el que una legislación laboral avanzada sirvió de fundamento para la pacificación social.

Aunque las incoherencias, tibiezas e infidelidades se gestaron en los años anteriores, la verdadera traición al 18 de Julio se produjo cuando elementos procedentes de la legalidad hasta entonces vigente pactaron con la izquierda y los nacionalistas la Constitución de 1978, un texto al que se pueden hacer serias objeciones de orden moral y político y que es, en buena medida, responsable de la situación actual en la que está en peligro la propia supervivencia de España como algo más que una entidad jurídica, es decir con una personalidad propia forjada a lo largo de su historia.

4.- Visto desde la perspectiva actual, el 18 de Julio pertenece a la Historia de España. La sociedad no se sostiene sobre la mera coexistencia ni puede ser indiscriminadamente abierta. La comunidad política descansa sobre un entramado de virtudes y valores comunitariamente aceptados y cordialmente vividos que es lo que Wilhelmsen y Kendall han llamado la ortodoxia pública y que supone la consideración de ciertas verdades como valores absolutos.

Sobre estos principios deben fundamentarse los llamados “usos públicos de la Historia”, y nunca desde la ignorancia o la falsificación de este pasado, promovida por los voceros de una “recuperación de la memoria histórica” sostenida por todas las organizaciones políticas del arco parlamentario (desde la extrema izquierda al Partido Popular).

Hasta que esta fundamentación en la ortodoxia pública resulte posible, desde Historia en Libertad proponemos que no sea el Estado en sus diversas versiones (socialista, liberal o separatista) sino los historiadores quienes expliquen el verdadero significado de esta fecha, al tiempo que asumimos el legado que se desprende de aquellos episodios y del ejemplo de nuestros mayores.