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15 julio 2015 • Permitir a Grecia lo que no se ha permitido a los demás sería un mal precedente, un agravio comparativo y una incitación al ‘riesgo moral’ • Fuente: La Razón, 6-julio-2015

José Manuel Cansino Muñoz-Repiso

Setenta veces siete, Grecia

bandera-de-greciaLa cosa pudo ser parecida a esta. Vd se reunió con su familia a la sombra del frigorífico vacío, una montaña de cartas de reclamación y un historial de paro que se remontaba a 2008. En aquel año Vd y su esposa trabajaban y ser un mileurista era ser un ‘pringadillo laboral’. De manera que su familia y Vd acuerdan por mayoría comunicar al banco que no van a pagar ni el préstamo hipotecario (que ya le refinanciaron) ni el préstamo personal (que también le habían refinanciado).

Cuando Vd se sienta con la directora de la sucursal le propone un plan para que su situación se resuelva y el banco no resulte perjudicado. La propuesta consiste en dividir sus préstamos entre los miles de clientes del banco que así, entre todos, harán frente con un pequeño esfuerzo a sus deudas impagadas. La directora se echa las manos a la cabeza, comienza a hacerle señas al vigilante de seguridad de la sucursal mientras le advierte que eso es imposible. Pero Vd, sin perder la calma, le explica que lo que le está pidiendo al banco –es una sucursal de Bankia- es lo mismo que el Estado español ha hecho con la propia entidad, esto es, nacionalizarla mediante una inyección de millones de euros que, en una buena parte, tendrán que pagar los españoles de ahora y los españoles de mañana. La directora, en ese momento, se sienta reposadamente y no sabe qué decirle.

Y como muchos directores de sucursal, la información de esta ejecutiva bancaria se transmite “hacia arriba” hasta que en la mesa del Ministro de Economía se amontonan los informes de bancos que piden lo mismo; dinero a cambio de dispersar la deuda entre millones de españoles. De manera que el Ministro de Economía, con la conformidad del Gobierno, llama al Eurogrupo y le dice que necesita un préstamo milmillonario pero que lo quiere a un tipo de interés cero porque si lo pide en el mercado de capitales, la prima de riesgo le obligará a pagar unos intereses muy altos. Naturalmente el representante del Eurogrupo le dice que ni hablar al Ministro, pero éste, con la misma serenidad de Vd cuando le habló a la directora de la sucursal, le dice que lo que pide es lo mismo que el Banco Central Europeo viene haciendo desde que empezó la crisis, esto es, prestar a los bancos dinero a mansalva a tipo de interés casi cero para que puedan refinanciarse y comprar deuda pública que el gobierno peticionario y muchos más necesitan colocar.

Ante la negativa del Eurogrupo, el Ministro le dice que entonces convocará un referéndum para ver si pagan o no lo que ya debían. Nótese que el referéndum va con todos los avíos, esto es, se plantea a un electorado que ha asumido que de todo esto tienen la culpa los bancos, que hay que ir a una economía con rostro humano, que la economía no puede imponerse sobre la voluntad del Pueblo soberano y que esto es lo que hay.

Naturalmente este relato es una respetuosa caricatura de lo que está pasando con Grecia, pero no pocos de sus elementos son muy ciertos.

El gobierno griego del momento mintió en sus cuentas para entrar en el euro. Pero entonces era tan improbable una situación como la actual que a las cuentas se les prestó una atención limitada y a los bancos que colaboraron en el maquillaje contable, tampoco. Sea como fuere, el Estado griego es responsable de su mentira.

Es cierto que Irlanda, Portugal, otros países rescatados por préstamos del BCE, la Comisión Europea y el FMI, han salido de la situación de rescate y ambos han pagado tipos de interés muy elevados. Hasta Chipre parece estar logrando una notable reactivación económica. De esta forma, permitir a Grecia lo que no se ha permitido a los demás sería un mal precedente, un agravio comparativo y lo que en Economía se llama una incitación al ‘riesgo moral’.

Pero también es cierto que en estos países, las recetas de ajuste fiscal han servido para pagar la deuda a costa de un notable esfuerzo de sus sociedades, y en Grecia, no. También es cierto que visto lo que ha prestado el Banco Central Europeo a un tipo de interés casi nulo gracias a una desinflación, probablemente los intereses pagados en los rescates podían haber sido mucho menores. Por último, es muy cierto que las reglas de decisión financieras no son equivalentes a la regla de “una persona, un voto”, y esto es lo que se ventila a partir del resultado de ayer; dos lenguajes muy diferentes fruto de un reparto del poder de decisión muy distinto.

El mundo moderno no es la primera vez que se enfrenta al cuestionamiento masivo del sistema financiero. De sobra conocido es que no pocos de los lamentables periodos de antisemitismo extendido tienen en su origen un ánimo de no pagar a los acreedores mayoritarios. Las sociedades europeas están muy próximas a la convicción del ‘Sí se puede’, evitar los desahucios y renovar los rescates tantas veces como el bíblico ‘hasta setenta veces siete’. Nadie sabe cómo va a terminar esta partida. El que diga lo contrario, miente.