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17 junio 2015 • Evolución política en las dos zonas en guerra

Eduardo Palomar Baró

La quiebra del poder político en la República

Ilustración de Sáenz de Tejada

Ilustración de Sáenz de Tejada

El 18 de julio de 1936 se declara el Estado de Guerra en Marruecos, que se extiende en sucesivos días a la zona alzada, a su vez se constituye un nuevo Gobierno presidido por Martínez Barrio para poner fin a la sublevación, Martínez Barrio contacta telefónicamente con algunos generales y se opone a tomar medidas de urgencia como la de repartir armas entre las organizaciones civiles.

El plan de Martínez Barrio tuvo repulsas y las negociaciones con los rebeldes fracasaron. Viendo que el Gobierno de Martínez Barrio había fracasado, se forma un nuevo Gobierno gracias a las rápidas gestiones del socialista Indalecio Prieto, presidido por José Giral.
Aunque el pueblo empezara a ser armado, la política de Giral tendría a buscar unas pautas de normalización, decretando el 3 de Agosto la creación de batallones de voluntarios, y legislando el día 17 sobre la milicia voluntaria.

En todas las demás medidas estaba ese afán de frenar el proceso revolucionario.

En Cataluña, Valencia, Guipúzcoa, Asturias, etc…, en localidades de ámbito municipal, surgieron poderes autónomos que se arrogaban plena capacidad política ante el silencio de Madrid. Los casos iban desde el ejemplo de Cataluña, donde la existencia de un previo gobierno autónomo dio a los sucesos un carácter peculiar, hasta el de aquellos sitios donde el comité del Frente Popular se encargó del Gobierno, pasando por la creación de comités, juntas y consejos. Los sucesos más resonantes fueron los de Barcelona donde la lucha del 19 y 20 de julio acabó con la sublevación y de ahí surgió la supremacía de la CNT y la FAI. Se creó el Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña.

Casos notorios fueron también los de Valencia y Málaga donde surgió la pugna entre la representación del Gobierno Central y el nacido por la acción de las masas. En Valencia el 20 de julio se crea el Comité Ejecutivo Popular, producto del acuerdo entre el Frente Popular y la CNT, el comité tenía una difícil misión que se complicó con la llegada de Diego Martínez Barrio y algunos colaboradores para crear una Junta Delegada del Gobierno, que después de disolver el comité no ejercería poder alguno.

En Málaga el Ayuntamiento fue sustituido por una Comisión Ejecutiva.

Desde Guipúzcoa hasta Asturias surgen poderes autónomos de emergencia, en Vizcaya y Santander las cosas son muy similares entre sí, la sublevación militar es débil, los gobernadores civiles retienen el poder político y son apoyados por el Frente Popular. En Oviedo la colaboración entre el gobernador civil, Liarte Lausín, y los sindicatos da lugar a un Comité Provincial, que no evitó que la sublevación obtuviera el poder con el General Aranda al mando. Ello llevó a Gijón a responder la sublevación de la guarnición de Simancas más radicalmente.

La revolución social en la Republica, como consecuencia del alzamiento fue un hecho. En el verano de 1936 hubo en España una revolución dentro de una guerra civil, se destruían iglesias, se expropiaba y colectivizaba, en la industria aparecían los comités de fábrica, los asesinatos estaban a la orden del día, el poder del Estado se esfumaba.

Insurrección sin definición política

La insurrección carecía, cuando se produjo, de un proyecto político para sustituir a la República

Antes de la muerte del general Sanjurjo, en accidente de aviación, al que los sublevados reconocían como jefe del movimiento, parece que la idea de la monarquía era la posibilidad. Pero Mola que era el que dirigía los hilos de la conspiración parecía tener ideas más someras, como la creación de un directorio, compuesto de un Presidente y cuatro vocales militares. La muerte de Sanjurjo para los carlistas fue un gran revés. La contribución de la Falange a la insurrección era considerada a nivel internacional como la dimensión política más significativa, pero después del encarcelamiento de José Antonio Primo de Rivera, permanecía acéfala. Falange era el grupo político con mayor peso al comienzo de la sublevación, pero fue marginado en el proceso que llevó a la unificación del mando militar y político. La influencia de la CEDA era irrelevante. Los sublevados crearon un organismo superior representativo, llamado Junta de Defensa Nacional y establecida en Burgos, formando parte de ella los generales Saliquet, Ponte, Mola, Dávila y los coroneles Calderón y Moreno. La Junta no tenía un contenido militar sino administrativo- jurídico. El 29 de septiembre del 1936, Franco es nombrado Jefe de Gobierno del Estado.

Desde la instauración de la Junta de Defensa Nacional, la insurrección disponía de un aparato jurídico centralizado que regulaba y administraba todo tipo de actividades económicas, pautas sociales y criterios ideológicos aplicables a la recuperación del aparato estatal, se destituye a los antiguos gobernadores civiles, se declara fuera de la Ley a todos los partidos y agrupaciones que formaron el Frente Popular. Se instauraron decretos que favorecían a la banca privada, los monopolios. En cuanto al campo, se garantizaba el pago de rentas a los propietarios, se devolvían las fincas a sus dueños, se expulsaba a los asentados, jornaleros y braceros. En agosto se regulaba la vida escolar, yendo contra los maestros opuestos a la insurrección.

La delimitación del poder en la zona revolucionaria

El periodo de guerra, entre septiembre de 1936 y mayo de 1937, trajo un general convencimiento, interno y externo de que la guerra no tendría solución militar a corto plazo. En la República Largo Caballero emprende un proyecto para reconducir la revolución político-social hacia un régimen democrático republicano. En la España nacional, a la consolidación del poder militar, empieza a sumarse corrientes que propugnan la creación de un Estado distinto y un régimen de contenido político definido, el cual toma como modelo los regímenes fascistas.

Desfile de milicias precursoras del ejército rojo (Madrid, 1 de mayo de 1936)

Desfile de milicias precursoras del ejército rojo (Madrid, 1 de mayo de 1936)

Proyecto político de Largo Caballero

El 4 de septiembre de 1936, se constituye un nuevo Gobierno republicano presidido por Largo Caballero, la subida de esté, la preponderancia del socialismo y la presencia comunista así como la integración anarquista y, en definitiva, la tensión generada por el experimento, perfilan esta fundamental etapa de la política de la Republica en guerra, que acabaría con la dimisión de Largo Caballero y la formación en mayo de 1937 del primer gobierno de Juan Negrín López.

Desde el primer momento, el Gobierno de Largo Caballero insistía en que se trataba de gobernar con la presencia de todas las fuerzas opuestas a la insurrección, se destacaba la voluntad de unidad, para centrar los esfuerzos en la guerra. Para ello se emprendió una política de reorganización del aparato estatal, el Gobierno y sus delegados. Se creaban consejos provinciales presididos por gobernadores civiles e integrados por representantes del Frente Popular y sindicatos

El acuerdo por el cual la CNT formaría parte del Gobierno, traía una situación inédita. Con los anarquistas en el Gobierno las premisas para que el proyecto Largocaballerista mostrase su eficacia parecían estar dadas

La cuestión esencial era la marcha de las operaciones militares, las cuales resultaban adversas a la Republica. A primeros de noviembre de 1936 las tropas rebeldes llegan a los alrededores de Madrid, con lo que el Gobierno decide trasladarse a Valencia. La ruptura del Gobierno empieza a fraguarse con el abandono de Madrid por el Gobierno. La batalla política se centra en torno a la defensa de Madrid y a la actuación de su Junta de Defensa
La Junta, con el general Miaja a la cabeza, capitalizó el éxito y adoptó disposiciones que el Jefe de Gobierno consideró extralimitaciones intolerables, que crearon una extrema tensión a mediados de noviembre.

La tensión decrecía en diciembre una vez salvado Madrid, pero se recrudeció de nuevo con la perdida de Málaga, en febrero. En el mes de marzo de 1937 se desencadena la batalla ente Largo Caballero y los comunistas, que acaba con la dimisión del Jefe de Gobierno en abril.

Francisco Franco y la personificación del poder militar

Instituido el mando militar único, la jefatura de la sublevación estableció un aparato administrativo-institucional que sustituye a la antigua Junta de Defensa Nacional. Se creó así la Junta Técnica del Estado, tenía un presidente, distinto del “Jefe de Gobierno del Estado”, e incluía el cargo de Gobernador General del Estado, cuyo cometido era la inspección de las provincias ocupadas, en cuanto a la organización de la vida ciudadana, abastos, trabajo y beneficencia. Se creaban también una Secretaria de Relaciones Exteriores y otra General del jefe de Estado. El verdadero centro de poder de los sublevados no está en Burgos sino en Salamanca, donde el Generalísimo tiene el cuartel general. El Generalísimo es quien decide en los asuntos de verdadera importancia. Muchas circunstancias contribuyeron a que la jefatura militar y el control político ejercido por Franco en la España sublevada fueran consolidándose de manera indiscutida:

La publicación de un decreto por parte del presidente de Comunión Tradicionalista para formar Real Academia Militar de Requetés sin contar con Franco, hizo que este decidiera por decreto la militarización de las milicias, la cual era una medida de gran significado político, y aumentaba el control militar de la España sublevada y el propio poder de Franco.

La doble crisis del 37 y sus consecuencias

En la Republica lo ocurrido no comportaba más que un cambio de Gobierno. En la España nacional el curso central de la crisis es el que conducirá a la instauración de un partido único a través del acto político que se conoce como la unificación.

La Unificación: el Partido Único por decreto

La tendencia unificadora en los grandes partidos de la España nacional se acentuó desde la militarización de las milicias. Los falangistas insistieron en que Falange absorbiera el carlismo. Los carlistas respondieron rechazando el sistema que proponía la Falange, el cual era la instauración –no restauración– de la Monarquía católica y tradicional, y propusieron una integración de fuerzas en el plano superior y nacional.

Falangistas y carlistas tuvieron varios contactos pero en ninguno llegaron a un acuerdo. Tras los incidentes del 16 y 19 de abril de 1937, que se desencadenaron en el grupo dirigente de la Falange conocidos como los sucesos de Salamanca. Franco y sus asesores decidieron proceder a unificar los partidos desde el poder. El 19 de abril de 1937 Franco promulga el decreto de unificación, habiendo consultado antes a Mola y Queipo de Llano, que dieron su consentimiento. El 4 de agosto se promulgan los estatutos del nuevo partido

Fin del proyecto Largo Caballero. Primer Gobierno Negrín

La situación catalana se venía agudizando desde diciembre del 36, el invierno del 36-37 esta jalonado de incidentes políticos. Estos incidentes en abril habían alcanzado la calle, aunque el origen del problema se encuentra en la lucha de anarquistas y comunistas por la hegemonía, también envuelve a todas las demás fuerzas, y en definitiva, por la inhibición en gran parte de Cataluña, al Gobierno Central que reaccionó tarde y en el sentido de recortar las atribuciones autonómicas catalanas.

Los sucesos en la Generalitat están ligados a la crisis final del Gobierno Largo Caballero. Los comunistas atacaron la política militar y la de orden público de Largo Caballero. Azaña intentó resolver la crisis, mandando al Presidente del Gobierno crear un nuevo Gobierno, pero no encontró apoyos ni en los comunistas, ni en la CNT ni en los socialistas moderados. Largo Caballero dimite el 15 de mayo de 1937.

No se sabe la razón por la que fue elegido para el nuevo Gobierno Juan Negrín López y no Indalecio Prieto, que era el esperado por la opinión pública. El Gobierno de Negrín, del que no entran a formar parte ni CNT ni la UGT, orientó su política hacia tres frentes: proseguir con el fortalecimiento del poder estatal, consumar la obra de constitución de un nuevo ejército, e insistir en el frente diplomático en dirección a las potencias occidentales buscando apoyos. A estas labores contribuyo mucho Indalecio Prieto, antes de que sus relaciones con Negrín empeoraran.

Stalin en la Puerta de Alcalá madrileña: significativa expresión de la hegemonía comunista

Stalin en la Puerta de Alcalá madrileña: significativa expresión de la hegemonía comunista

La decisión de Negrín de trasladar el Gobierno a Barcelona, en octubre del 37, plantea el desacuerdo de Prieto, por las repercusiones que tendría. Con el Gobierno Negrín el PCE era el primer partido de la Republica. Se procedió a la marginación de las disidencias. Las disidencias procedían del comunismo no estalinista, del anarcosindicalismo y del Largocaballerismo.

El primer jalón de esta política lo constituyeron las acciones emprendidas para eliminar las desavenencias comunistas que significaba el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). No solo se detuvo, se secuestró y asesinó al secretario general del partido, Andrés Nin, sino que la propia organización fue sometida a un proceso judicial.

Largo Caballero no solo fue exonerado del poder. Largo Caballero controlaba algunos medios de comunicación de Valencia, se le arrebató el control de los periódicos, se le dificultó su labor pública, se le prohibieron mítines, en definitiva, se le desalojó de la Secretaria General de a UGT.

La tercera gran marginación fue el anarcosindicalismo y que era la más importante por la fuerza histórica del movimiento. A comienzos de 1937 ya algún observador detectó la decadencia del movimiento. En el verano del 37 el movimiento se reconvierte profundamente y perderá fuerza en el terreno sindical.

La destrucción de la República

La Republica realizó su postrer esfuerzo ofensivo en la batalla del Ebro, cuya falta de resultado, sumada al abandono de la causa republicana en el exterior, hizo muy difícil su supervivencia. Con el agravamiento de la situación militar desde la primavera del 38, no cabían sino dos políticas: intentar una paz negociada o mantener una posición de resistencia. Lo cierto es que Juan Negrín, en esta última etapa de su Gobierno, emprendió ambas sin conseguir efecto modificador, salvo la prolongación de la existencia del régimen sobre el previsible desastre final.

Los efectos de una guerra demasiado larga, la prolongación de un sacrificio para el que no se veía recompensa empezaron a incidir en la población, los medios políticos y en la opinión pública de la España republicana. Nadie esperaba, en el caso de una derrota sin paliativos, el más mínimo gasto reconciliador de parte del vencedor. El deseo de una capitulación que salvara al menos los efectos de una gran represión final se fue abriendo paso. Pero la política que predicaba Negrín, y su principal apoyo, el Partido Comunista, era de resistir y ello produjo una ruptura entre las fuerzas republicanas.

En este contexto hay que situar el desesperado intento del coronel Casado, en marzo de 1939, de acuerdo con un sector socialista, los anarquistas y algunos militares, de negociar la paz directamente con Franco, lo que conllevaba la deposición de Negrín, pero Franco hizo caso omiso de las negociaciones. Y es que en la España nacional, se vivía desde un año antes un clima diferente. Con la seguridad de la victoria, el poder de Franco se había afianzado sin fisuras y el cuadro instrumental quedaba completo con el establecimiento de un primer Gobierno en febrero de 1938.

Los apoyos exteriores continuaban cada vez más firmes, el progreso militar era evidente y ello permitía orientar la acción política incluyendo en sus propósitos la destrucción, sin conciliaciones, de todo lo que la Republica representaba.

Fin de la República

El fulminante éxito de las tropas nacionales en Cataluña, indica el grado de desmoralización de la defensa republicana. El 23 de enero de 1939, Negrín tiene que trasladar el gobierno de Barcelona a Figueras. El 4 de febrero entra en Francia el Presidente de la República y el 27, cuando Franco había ocupado toda la zona nordeste de la Republica y Francia e Inglaterra reconocían su Gobierno como el de España, Azaña renunciaba a su cargo.

Negrín y el Partido Comunista sostuvieron su política de resistencia hasta el final. Negrín después del abandono de Cataluña a finales de enero, había regresado a España el 9 de febrero, acompañado de importantes jefes comunistas. Estableció su sede en la posición Yuste, dispuesto a poner en práctica su plan de continuar la guerra. El 21 de febrero se entrevista en Madrid con el General Casado, jefe del Ejército del Centro. Cuando sabe la renuncia de Azaña, el presidente de las cortes, Martínez Barrio, comunica a Negrín que estaría dispuesto a sustituirle si el jefe de Gobierno emprende una política encaminada hacia una paz inmediata y honrosa. Pero no hubo contestación puesto que de inmediato surgieron los sucesos derivados de la conspiración dirigida por Segismundo Casado.

Casado define el Gobierno de Negrín como “una dictadura… Al servicio de una potencia extranjera”. En la entrevista con Negrín en Madrid, Casado le dice que es imposible seguir la guerra. Casado había suspendido en Madrid la publicación de Mundo Obrero por un ataque a Largo Caballero. La guerra entre Casado y los comunistas estaba servida. Luego vino la conocida reunión del aeródromo de los Llanos, en Albacete, entre Negrín y los principales jefes militares de la Republica. Según Casado todos los jefes militares estaban de acuerdo en que la guerra no debía continuar. En los tres primeros días de marzo la situación se complicó acusándose mutuamente de intentar un golpe de estado. Casado lo decía así de los comunistas e viceversa. El día 2 Matallana y Casado se reúnen con Negrín en Yuste y marchan luego a Valencia, a conferenciar con otros jefes militares.

El día 5 Casado y sus tropas toman los principales edificios oficiales de Madrid y se constituye el Consejo Nacional de Defensa. Julián Besteiro, la más importante personalidad política sumada a la conjura, acusa a Negrín de fanatismo y pedía la obediencia al Consejo. En los días siguientes se producen enfrentamientos en Madrid entre unidades comunistas y las de Casado y el anarquista Cipriano Mera, que acabó con la derrota de los comunistas. El Consejo quedó instalado y se disponía a emprender negociaciones de paz con Franco. El plan de Casado se gestó en contacto con el Estado Mayor de Franco. Cuando Negrín, que estaba en Elda, se enteró de lo ocurrido en Madrid, destituyó a Casado, e intentó que Casado abandonase su acción, pero como no lo consiguió, Negrín, sus ministros y algún mando comunista abandonan el país en avión. El 23 de marzo de 1939 parten para Burgos los comisionados de Casado, para reunirse con Franco. En esta reunión se discutirán las condiciones que Franco imponía y se acordó que era imposible cumplirlas. El día 25 se celebró otra reunión. El día 26 Casado y sus colegas recibieron una comunicación de que Franco se disponía a realizar un ataque y recomendaba recibirlo con la bandera blanca. Las negociaciones se habían roto. El 28 de marzo las tropas de Franco entrarían en Madrid, el 31 Alicante seria ocupado por las tropas de Franco.

El 1 de abril la guerra terminó y la zona republicana dejó de existir. Deo Gratias!

Fuentes y Bibliografía

  • EL COLAPSO DE LA REPÚBLICA. Stanley G. Payne. (Planeta Agostini)
  • EL CAOS DE LA II REPÚBLICA. Vicente Alejandro Guillamón. (Libros Libres)
  • LOS ÚLTIMOS DÍAS. José María Tavera. (El Arca de Papel)
  • LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. Antony Beevor. (Crítica)
  • LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LA REPÚBLICA. Xavier Costa Clavell (Ed. Bruguera)
  • EL FINAL DE LA GUERRA. Luis Romero (Ariel)